" El deseo, una sensación de tomar posesión de algo que anhelas, aquello que lleva a no poder dominar ni tus sentidos."
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Esto era una pesadilla, ni siquiera podía verlo a la cara, cada vez que lo hacía su rostro se ruborizaba ;recordando la mirada que la recorría en cada rincón de su cuerpo. De la vergüenza, solo dejó que sus lágrimas se asomaran ; debido a ello el pulso debía tenerlo en su máximo punto.
— Señorita Bianchi, venga de inmediato —la llamó desde el comunicador en el escritorio.
Stella apretó los ojos, dejando salir una exhalación de sus labios, agarró su tableta y se dirigió a dicho lugar.
— Estoy aquí, señor.
— Siéntate —. indicó. Necesito que revises los contratos que hizo el idiota que fue despedido, al parecer no todo es
