Capítulo 2
¿Causalidad o Casualidad?
Narra Ana Paula Lozano.
Después de quedar como una idiota al pregúntarle al señor White si nos conocíamos, cuando es más que claro que no, veo como él me mira de arriba abajo detallandome mientras mi hermano mayor se acerca a él y lo aleja, dando paso para que el resto de la familia venga a felicitarnos. Mi curiosidad crece al observarlo, es que hay algo en él que se me hace familiar y no sé dónde lo haya visto. Las dudas me abordan dejándome totalmente confusa al tratar de recordar su rostro y sin tener ninguna respuesta de mi cerebro me doy por vencida. Aunque por otra parte está su extraño toque que me provoca esa corriente inexplicable.
No entiendo porque me he sentido de esta forma cuando me ha tocado, tenía años sin experimentar esta sensación y de inmediato me siento mal, porque no es correcto sentir esto que no sé qué es, no sé cómo llamarlo.
Marco pasa su brazo por mi espalda y rodea mi cintura, me acerca a él y me da un beso que a duras penas correspondo por andar pensando en tonterías. Mi cabeza insiste en tratar de pensar que lo conozco de alguna parte, es como un deja vu que de alguna manera se presenta ante mi intentando con todas sus fuerzas hacerme recordar algo. Me regaño mentalmente para no seguir pensando en eso.
«¡Céntrate Ana Paula, es el día de tu boda»
Todos aplauden al ver que nos besamos y la lluvia de abrazos de amigos y familiares no cesa, felicitaciones y buenos deseos para nuestro matrimonio es lo que abunda y mi ahora esposo no cabe de la felicidad y pasa todo el rato sin soltarme la mano.
Me acerca a él cada vez que puede y yo trato de sonreír pero no sé por qué… pero no puedo hacerlo genuinamente. No cuando siento una mirada sobre mí.
Me remuevo incómoda y busco de dónde proviene esa mirada y en efectivo me doy cuenta que es ese tal Christopher, que solo ha venido a arruinarme la noche, en definitiva. Al parecer este hombre vino solo a dañar la fiesta porque la forma como ha entrado y sus constantes miradas me ponen bastante incómoda.
Las copas son repartidas y es momento del brindis, Marco es quien va a hablar y voltea a mirarme directamente a los ojos.
—Cariño...— sonríe al verme— los que han visto nuestro progreso saben que no fue nada fácil llegar hasta aquí, pero todos han sido testigo de que amor más grande del que yo siento por tí, no existe ni nunca ha existido— se escucha como se cae una bandeja al fondo y varía cristalería quebrarse haciendo escándalo. Todos volteamos a ver de dónde proviene el ruido y veo al recién llegado, al señor Christopher White ayudando a uno de los meseros a recoger el desastre. Mira a todos con inocencia y luego enfoca su mirada en mí y sonríe.
«¿Qué demonios fue eso? ¿Estoy alucinando o qué?»
Definitivamente este hombre quiere mi atención y ahora me está sacando de quicio, nunca conocí a alguien tan grosero en mi vida y no entiendo por qué razón nadie le dice nada y no notan su prepotencia.
—Lo siento, mil disculpas amigos...— dice con un deje de ironía— puedes seguir Marco que todo te está quedando maravilloso, disculpa mi torpeza— mi esposo asiente y yo solo puedo fulminarlo con la mirada.
«¿En serio nadie se percata de su ironía?»
Lo único que puedo hacer es sentirme incómoda por está situación que nadie se atreve a parar, ya que este hombre hace lo que quiere en el día de mi boda.
Marco continúa con su discurso y debo admitir que no escuché ni la mitad por andar pensando en el idiota que vino a echar a perder este día que tampoco fue que comenzó muy bien.
El momento de bailar llega y bajo las notas de Rivers flows in You, tenemos nuestro primer baile como marido y mujer. La verdad no puedo quejarme, Marco me trata como toda una princesa y mientras bailamos no deja de decirme lo mucho que me ama. Los últimos acordes suenan y Mi padre viene a bailar conmigo y su madre con él, mientras la música va cambiando, vamos pasando de mano en mano, con las personas que deseen bailar con nosotros.
Sus primas y las mías bailan con él entre risas y como la mayoría de los hombres son tímidos me quedo de pie en la pista de baile, solo observando.
—¿Me concede este baile?— escucho su voz y no lo creo, volteo y confirmo que es él. No pienso bailar con él, ni loca. Voy a negarme y justo detrás de él veo de pie a Dany, haciéndome señas para que baile con él.
«¡Demonios! ¿Por qué me inmiscuyen en sus asuntos?»
Le doy la mejor sonrisa que tengo y uno mi mano a la suya.
«¡Rayos! Ahí está esa sensación otra vez»
Caminamos hacia el centro de la pista, y el se para frente a mi, aún con mi mano entre la suya y con la otra rodea mi espalda, acercándome un poco más a él. Demasiado cerca para mí gusto.
La música cambia y empieza a sonar una melodía de piano que reconozco fácilmente, porque es una de las canciones de mi grupo favorito comienza a sonar, ya me enteré, de Reik. Una canción que no debería sonar en una boda.
¿Que es eso? ¿Casualidad? ¿Por qué justo bailo con este hombre cuando suena esta canción? Yo nunca he creído en la casualidades sino en las causalidades. Todo pasa por una causa que desencadena otras. Pero esta vez… está vez no se que pensar.
Todo lo que ha ocurrido me parece extraño, su comportamiento descortés, la rara sensación en mi cuerpo cuando toco su mano y mi constante deseo por recordar si lo he visto en alguna parte me están volviendo loca y sin mencionar ahora esta canción.
Bailamos por un rato y me sigo preguntando el porqué de esa canción si yo misma le entregué la playlist al Dj y no formaba parte de ella. Segura se ha escapado y yo solo estoy alucinando, la verdad es que intento por no distraerme, sin embargo son tantas cosas las que han ocurrido que me siento un poco extraña y ahora bailo con un hombre que apenas conozco.
No dejo de cantar la letra en mi mente y estando en brazos de este desconocido me siento algo incómoda, como si significara alguna otra cosa que yo no entiendo. Él no deja de mirarme a los ojos mientras yo lo evado por completo.
—Se ve hermosa señorita Lozano, deseo que sea muy feliz— me dice serio.
—Señora— lo corrijo.
—¿Disculpe?— se hace el inocente.
—Desde hoy no soy la señorita Lozano, soy la Señora Rouge para usted y para todos— la verdad la idea que me llamen señora a mi edad no me gusta para nada y menos el hecho de usar su apellido, porque no soy ningún objeto que sea marcado como propiedad, pero necesito aclararle a este insolente las cosas.
Los hombres como él que piensan ser el centro de atención necesitan que los pongan en su lugar y yo estoy dispuesta a hacerlo para que entienda que no soy cualquier persona, me daré mi lugar y me importa un comino quién sea este hombre.
—Lo siento, tiene razón, Señora— resalta la palabra al hablar— Rouge.— resopla y no entiendo porqué— pero señora o señorita no le quita lo hermosa que se ve.
Siento como el rubor se me sube al rostro y debo voltear la cara para que no lo note.
Escuchamos como alguien se aclara la garganta y ambos volteamos, no sé porque me sobresalto al ver a mi esposo frente a nosotros sonriéndole al hombre que ni siquiera me ha soltado.
—¿Me permite bailar con mi esposa, señor White?— le pregunta Marco al ver que no me suelta.
—Claro que sí, cómo no… si es toda suya, cuidela señor Rouge porque mujeres como ella seguramente son difíciles de conseguir y siempre hay un maldito desgraciado dispuesto a llevarselas— contengo la respiración en este momento.
«¿Este hombre está demente o qué?» miro a Marco esperando una mala respuesta, pero lo que hace me sorprende.
Comienza a reírse a carcajadas como si no le molestara en absoluto lo que el señor White acaba de decir. No puedo creer que yo sea la única que sé de cuenta, este hombre hace comentarios fuera de lugar y marco actúa como si fueran chiste. No termino de comprender como un hombre así ha sido invitado a nuestra fiesta de bodas, que de por si ya estaba y ahora se pone peor con un intruso que se cree el dueño y señor de todos.
—Es usted muy gracioso. Yo estoy seguro de lo que tengo. — rodea mi cintura y me da un corto beso en los labios, que correspondo nerviosa— ¿Bebemos un trago más tarde?— el señor White asiente y se despide, dejándome con mi esposo que pega su frente a la mía mientras la canción da sus últimas notas y el susurra.
—Cuento los minutos para estar a solas contigo y hacerte mía… Te amo cariño— me da un beso que correspondo y escucho los aplausos de nuestros amigos y familiares a nuestro alrededor, recordándome que este día, marca un antes y un después para mi vida. Las palabras de mi ahora esposo resuenan en mi cabeza como una campanilla una y otra vez, siento nervios por lo que sucederá horas después, pero me temo que ya era hora.
Ahora todo será diferente y desde este momento ya soy una mujer casada, quizás mi destino siempre fue este y no había de otra. No tuve oportunidad de cambiarlo, pero ahora solo me queda vivir el presente y tratar con todas mis fuerzas de ser feliz.
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¡Holaaaa!
Quiero pedir disculpas porque dije que está novela la actualizaría en el mes de noviembre, pero como dije a través de mis r************* , circunstancias ajenas a mi voluntad me obligaron a aplazarla.
¡Pero este mes venimos con todo y tenemos actualizaciones diarias de esta novela!
Quiero que se vayan acostumbrando a esa doble personalidad de Max. Porque él siempre será Maximiliano Whrithg aunque juegue su papel de Christopher White.
Ay yo no sé ustedes pero yo ya amo a este hombre… solo porque lo conozco un poco más que ustedes.
Besos y abrazos.
Ava