Ethan removía su café con una cuchara, perdido en sus pensamientos. El calor del lugar contrastaba con el frío que sentía en el pecho. Chris, su amigo y confidente, lo observaba con atención, como si pudiera leer cada uno de sus dilemas internos. —No entiendo, Chris —dijo Ethan, dejando caer la cuchara con un golpe sordo. —Mi padre parece vivir en un mundo donde todo es diversión y sexo. No puedo hablar con él de lo que siento porque siempre tiene una respuesta absurda. A veces siento que no me comprende en absoluto. Chris asintió, comprendiendo la frustración de su amigo. Sabía que James, el padre de Ethan, era un hombre de ambiciones vacías, más preocupado por el placer inmediato que por las responsabilidades que conllevaba ser padre. Sin embargo, no quería que Ethan se sumergiera en