–¡¡Sasha!! –Exclamó Sol despertando después de soñar con el hombre de que se había enamorado, lo que ya era una rutina para ella, y echó sus cabellos hacia atrás pasando con frustración porque cada sueño que tenía era una tortura para su corazón. Después se giró para ver a su hija que seguía durmiendo plácidamente a su lado y agradeció mentalmente el hecho de que su niña tuviera el sueño tan pesado. –¿Ahora como hago para olvidarte Alexander? –Murmuró para sí misma mirando por la ventana observando la luna llena. Para Sol lo más duro de pensar en Sasha era recordar los momentos felices y en cómo todo cambió de un momento a otro. Ella sí podía entender que la desconfianza entre ellos había destruido todo y tal vez por eso no podía dejar de amarlo, pero recordar todo lo que había sucedido,