Nueva York
Sasha estaba caminando por calles de Nueva York con su amigo Frank, quejándose del lugar que su amigo había elegido para estar de fiesta y buscar alguna compañía para la noche.
–Espero que no tengamos que caminar mucho Frank, acabo de regresar de un viaje en moto que hice con mi padre y mis hermanos por la costa, estoy muerto de cansancio solo quiero sexo y dormir. –Se quejó Sasha mientras se metían por una callejuela, que según su amigo era para hacer el camino más corto. –Si hubieras elegido mejor el antro ahora no estaríamos pasando frío en la calle de madrugada. –Espetó poniendo los ojos en blanco mientras abrazaba su cuerpo.
–¡¡Vamos Sasha no seas así!!¿Dónde ha quedado tu espíritu aventurero? –Bromeó Frank mirándolo y Sasha negó con la cabeza. –Ya estamos casi llegando.
–¿En qué antro de m***a me vas a meter ahora Frank? – Preguntó Sasha resoplando con fastidio.
–Pues a un lugar que te va a gustar. Ahora deja de quejarte como si fueras un viejo y apúrate que solo estamos a una manzana del lugar.
Cuando llegaron a la entrada del antro Sasha fulminó a Frank con la mirada.
–¡¡¿Strippers Frank?!! ¿Esto es enserio? –Preguntó Sasha dándose la vuelta para marcharse, pero Frank corrió hasta a él y se interpuso en su camino.
–¡Vamos Sasha no seas tan aburrido! Entras, echas una miradita y si no encuentras algo que te guste te vas. Tampoco es tan difícil, no vas a perder las piernas por entrar ahí.
–¡¿Con este tipo de mujeres?!Puede que llegue a ser peor que eso, podría perder lo más valioso que tengo. –Apuntó Sasha a su entrepierna y Frank se rio. –Además yo no p**o por sexo, no tengo la necesidad de hacerlo con esta carita que tengo. –Se pavoneó y Frank se llevó un dedo a la boca como si estuviera intentando vomitar.
–Tampoco tendrías problema en pagar, porque si mal no recuerdo tu padre es dueño de una de las mayores plataformas petrolíferas del mundo.
–¡Ehh una de las mayores no, ya es la mayor! Qué el señor Scott Hoffman no te escuche decir esto porque se ofendería. –Replicó Sasha con una sonrisa satisfactoria.
–Pues ya está decidido entonces señor magnate, vamos a entrar. –Habló Frank tirando de la chaqueta de Sasha, que se quejaba mientras se dejaba arrastrar por su amigo.
El lugar no estaba muy lleno, de cierta forma las strippers ya habían pasado de moda, pero igual habían unos cuantos hombres que no tenían otra opción de ver una mujer desnuda si no fuera en un lugar como aquel.
Una camarera no tardó en acercarse a ellos, y Frank le pidió la mejor mesa que tenían y una botella de brandy para animar un poco lo que quedaba de la noche, y ver si así borraba la cara de amargado de Sasha.
La camarera los guió hasta una mesa que estaba justo delante del escenario principal del antro que tenía una reluciente barra de podio en el medio. Los escenarios más pequeños estaban ocupados por hermosas mujeres que bailaban completamente desnudas y no era difícil notar que eran de distintas nacionalidades. Sasha pensó que era el típico club de strippers con mujeres que ofrecían sus servicios por un precio barato a cualquier borracho que estuviera interesado en ellas.
Frank y él se estaban riendo de una camarera que no dejaba de restregarse en Sasha cada vez que se acercaba cuando en el medio del escenario comenzó a levantarse un humo de color rosa y Sasha se dio cuenta de que estaba a punto de empezar el espectáculo.
–Ni que esto fuera El Moulin Rouge. –Se burló Sasha mirando a Frank y su amigo le dio un codazo suave e hizo un gesto con la cabeza indicando que mirará hacia adelante, Sasha giró la cabeza poniendo los ojos en blanco y la sonrisa burlona que tenía en su rostro dio lugar al asombro y se quedó boquiabierto.
Sasha estaba embelesado mirando a la mujer que entró al escenario vestida apenas con un pequeño conjunto de lencería de encaje, de color n***o con pedrerías incrustadas. Ella tenía unas piernas de infarto, la piel bronceada, una larga melena negra que le llegaba hasta el trasero, unos ojos negros hipnotizantes que Sasha vio parecidos a la mirada de un jaguar n***o y una boca que desde aquel momento se convertiría en su mayor fantasía s****l.
La música que sonaba era lenta, pero extremadamente sensual, en verdad todo lo que rodeaba aquella mujer lo era. Sus delicados dedos se deslizaron por la barra como si la estuviera seduciendo antes de saltar y acomodar su cuerpo a ella, haciendo movimientos hipnotizantes. Sasha sabía lo que hacía una stripper, pero aquello era lo más erótico que había visto en su vida, ella era perfecta.
Cada vez que sus piernas se abrían en el aire, como si estuviera flotando mientras bailaba Sasha sentía un deseo profundo de recorrer todo su cuerpo, parecía que cada centímetro de su piel pedía, suplicaba, rogaba por sentir aquella mujer pegada a él. Ella no se quitó ni uno solo de los trocitos de tela que cubrían lo que Sasha más quería lamer en aquel momento, no necesitaba desnudarse como las demás, solo sus ojos negros, su mirada inocente que hacía contraste con su cuerpo que parecía haber sido moldado en las llamas del infierno, creado únicamente para la lujuria, era capaz de llevarlo al delirio. Cuando la música terminó Sasha se quedó aturdido mirando como ella abandonaba el escenario, le entraron ganas de correr detrás de ella, pero su cuerpo parecía incapaz de moverse.
–¿Estás bien Sasha? –Preguntó Frank mirándolo extrañado porque parecía estar embobado mirando el escenario, entonces colocó la mano sobre su hombro para sacarlo de su ensimismamiento y Sasha reaccionó como si hubiera despertado de un sueño.
–Eh sí, sí estoy bien… ¿pasa algo? –Preguntó Sasha intentando disimular que se había quedado cautivado por la hermosa mujer de cabellos negros que acababa de abandonar aquel escenario.
–No hermano, no pasa nada. Bueno, no veo mucho aquí que ya no hubiéramos visto en otro lugar. –Habló Frank mirando alrededor haciendo una mueca de indiferencia. –¿Nos vamos ya? Con las horas que son todavía podemos encontrar algo por ahí.
–Tú te puedes ir Frank, yo ya tengo lo que llevo buscando todo el año y te aseguro que está noche entraré al paraíso. –Afirmó Sasha humedeciéndose los labios pensando en la stripper y su amigo se rio.
–Al final el que no quería entrar, fue él que salió triunfando. ¡Pues yo me marcho hermano! – Anunció Frank dando una palmadita en el hombro de su amigo. –Y recuerda que debes terminar el cuadro para la exposición, así que no te entretengas mucho.
Después que Frank se marchó, Sasha agarró del brazo de la camarera que no dejaba de restregarse en él y preguntó por la chica que había bailado en el escenario principal, la vio hacer una mueca de desprecio y después le pidió que la siguiera.
Sasha la siguió por un estrecho pasillo con poca luz, donde unos cuantos percheros con disfraces dificultaban el paso. Él se dio cuenta de que se dirigían a los camerinos y cuando llegaron a la puerta de uno de ellos la camarera la abrió de golpe sin tocar, pero la mujer que estaba de pie delante del tocador inclinada sobre él mirándose en el espejo apenas con una bata puesta ni siquiera se inmutó, al parecer en aquel lugar no había intimidad.
–¡Sol te están buscando! –Anunció la camarera resoplando con fastidio y Sasha se fijó en su nombre “Sol”, se preguntó si sería su nombre de verdad, porque era muy bonito.
–No me interesa atender a nadie Lola. –Contestó la chica sin darse la vuelta, parecía molesta, pero a Sasha no le importó, solo tenía su atención puesta en el perfecto trasero que tenía la chica.
–¡¡Pues se lo dices tú misma, porque yo no soy tu secretaria!!–Exclamó la chica y Sasha la miró porque parecía estar realmente disgustada, pero la mujer del espejo continuó centrada en lo que estaba haciendo.
Cuando la camarera se fue Sasha miró por donde se marchó y después entró al camerino como si fuera el dueño del lugar.
–Te dejo elegir el hotel para esta noche. –Habló Sasha humedeciéndose los labios mirando a Sol de arriba abajo y fue cuando la chica se giró bruscamente para mirarlo, y se quedó impactada por unos minutos viendo al enorme hombre de cabellos largos que había delante de ella.
Sol pensó que jamás había visto un hombre tan atractivo en persona, los demás los había visto solamente en la televisión y él que tenía enfrente llegaba a ser todavía más hermoso que cualquier actor de Hollywood, entonces se pegó una bofetada mental y volvió a su postura de ataque.
–¡¿DISCULPA?! No entendí muy bien lo que has querido decir, ¿puedes repetir, por favor? – Pidió Sol mirándolo indignada, pero Sasha solo se fijaba en las líneas de sus curvas que la bata marcaba suavemente.
–Pues lo que acabas de escuchar nena, te dejo elegir el hotel. El que quieras, no te preocupes por el precio, algo me dice que la noche será memorable y me da igual gastar la pasta. –Habló con la voz ronca y Sol cerró más su bata cruzando los brazos delante de sus senos viendo la mirada llena de lujuria que traía el hombre y entonces fue cuando Sasha levantó la cabeza para mirarla.
–¡Pues va a ser que no amigo, así que vete a buscar a otra que quiera aliviar tus necesidades! – Contestó Sol y Sasha comenzó a reírse pensando que se trataba de una broma.
–Vamos nena, no hace falta que te hagas la difícil para que suba el precio, dime cuánto cuesta la noche y te lo p**o. Además, creo que esto ni siquiera será un trabajo para ti. –Habló Sasha pavoneándose y Sol puso las manos en las caderas furiosa.
–¡Te he dicho claramente que vayas a buscar a otra, yo no hago este tipo de servicios! Ahora si eres tan amable de retirarse. – Escupió Sol señalando la puerta intentando ser lo más educada posible, porque Armando el dueño del club ya había sido muy claro de que no debería volver a tratar mal a otro cliente.
–Ya te dije que no hace falta que te hagas la difícil para parecer más interesante, yo solo quiero darte una buena follada y te pagaré muy bien. Mujeres como tú tienen un precio y yo estoy dispuesto a pagar por ti. – Habló Sasha mirándolo con una sonrisa sarcástica despertando toda la ira de la chica.
Sol sabía que no podía volver a atacar a otro cliente, pero no le importaba. No permitiría que un niño rico mimado la faltará al respeto así porque sí y antes de que Sasha pudiera reaccionar Sol le propinó un puñetazo certero en la nariz, tal y como le había enseñado Don, el portero del club. Sasha se llevó las manos a la nariz y un gruñido de dolor subió por su garganta.
–¡¿TE HAS VUELTO LOCA?!–Gritó Sasha mirándola, llevándose una de sus manos a la cara dándose cuenta de que tenía la nariz sangrando.
–¡¡¡Yo no soy ninguna prostituta imbécil!!!–Exclamó la chica y un moreno enorme entró por la puerta rápidamente mirando lo que había pasado y se acercó a Sasha que tenía la nariz sangrando. –¡¡Y agradece de que todavía tengas los huevos entre las piernas payaso!!–Gritó y Sasha la miró enfurecido, entonces el portero del club le hizo un gesto con el dedo para que ella cerrará la boca y Sol frunció el ceño resoplando con frustración.
–¡¡¡ERES UNA MALDIT* LOCA!!!, ¿CÓMO TE ATREVES A GOLPEARME? –Exclamó Sasha furioso gruñendo de dolor.
No entendía como una mujer que no llega ni a sus hombros podía haberle pegado de aquella manera tan rápida y sin darle tiempo a reaccionar. El portero le ofreció una toalla para limpiarse la nariz, pero Sasha la tiró al suelo con brusquedad y miró a Sol directamente a los ojos, fulminándola con la mirada y ella levantó cabeza con un gesto de desafío. Sasha resopló con fastidio y abandonó el camerino.
–¿Estás bien Solecita? –Preguntó Don acercándose para mirarla y estar seguro de que no le habían hecho nada, aunque ya la conocía y sabía que, si aquel hombre le hubiera llegado a tocar un dedo, se hubiera marchado con algo mucho más grave que una nariz sangrando.
–Sí, estoy bien Don, pero es que este imbécil me ha ofendido. No soporto la gente que se cree que puede humillar a los demás solo porque tienen dinero y encima intentando comprarme como si fuera un objeto.
–Siempre te diré que tu carácter no encaja en este lugar Solecita, aquí las chicas son como son y no puedo negar que el tipo está muy bien, más de una aquí hubiera estado encantada de irse con él.
–Pues yo no Don, prefiero mil veces irme a casa y estar con mi hija. –Afirmó ella entrando al pequeño baño del camerino para cambiarse de ropa.
–Sé que no te gusta la idea Solecita, pero si aceptarás hacer por lo menos unos cuantos servicios, ya hubieras pagado tu deuda y hace mucho tiempo te hubieras ido de este lugar. – Habló Don sentándose en la silla que había delante del tocador apoyando los codos sobre las rodillas entrelazando los dedos de las manos. –Han llegado a ofrecer tanto dinero por ti que hubieras pagado toda tu deuda y hasta sobraba dinero.
–¡No pienso venderme Don, nada me daría más asco que hacer eso! –Afirmó Sol saliendo del baño y agarró su mochila para marcharse, entonces el portero asintió sabiendo que no había caso de volver a tocar el tema con ella sobre aceptar las propuestas que recibía.
–Lo siento en decirte esto Solecita, pero cada vez que te subes al escenario, de cierta forma ya te estás vendiendo.
–Lo sé Don, por eso no sería capaz de llegar a hacer algo más que solo bailar. Cada vez que tengo que hacerlo me siento asqueada, con tan solo ver sus miradas y escuchar las cosas que me dicen. Prefiero morir antes que permitir que uno de esos hombres me toque, independiente de quién sea. Un hombre que trata a una mujer como objeto s****l, conmigo jamás tendrá una oportunidad.
Cuando Sasha ya estaba fuera del club ni siquiera le importó el frio que hacía, porque la rabia que estaba sintiendo lo tenía acalorado y se fue caminando por el callejón hasta llegar a la calle principal para pedir un taxi. Se maldijo mil veces por no haber llevado su moto, porque lo único que quería era llegar lo cuanto antes a su departamento y olvidarse de la stripper loca.
Sasha entró a su departamento y se fue directo al baño para mirar su nariz, ya que estaba empezando a ponerse morada, no dejaba de preguntarse como aquella mujer se había atrevido a pegarle. ¿Cómo una stripper, una mujer de la noche se había atrevido a rechazarlo? Entonces golpeó la pared que tenía más cerca enojado.
–¡Esto no se va a quedar así…O no me llamo Alexander Hoffman!