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Mérida se disculpó con Max, y tomó la llamada, hasta que estuvo en el cuarto de lavandería —Hola. —Hola, Mérida, ¿Cómo estás? —preguntó James con una voz tranquila, ella palideció, su voz temblaba —Bien, ¿Qué ocupas, James? ¿Por qué llamaste? —Quería saber cómo estabas, quería felicitar a Jorge por su cumpleaños, me lo pasas, por favor. Ella se quedó de piedra, no estaba en la fiesta de Jorge, no sabía que decir, su estómago estaba nervioso, su cuerpo temblaba, era mala mintiendo —No, mira… decidí irme de la fiesta, porque, me sentí mal… —¿Qué tienes? —dijo con ansia y preocupación, Mérida no pudo notarlo, enfocada en salir a flote con sus mentiras —Pues, nada, solo que me dolía la cabeza para soportar a la gente. —¿Y dónde estás? —ella se quedó callada, pensaba, pero no hilaba id