Alexer quedó de piedra, él sabe que todo está mal, pero el hecho de que no tuvieran la misma sangre lo ayudaba a justificar que la deseaba como mujer, ahora ella toca esa conversación tan difícil y verdadera. ―No estoy para esto. ―Inició a recoger su ropa. ―Nunca te ha gustado escuchar la verdad, Alexer. ―Sollozó. ―Nuestras madres son hermanas y que no tengan lazos sanguíneos no minimiza eso, ¿O sea que por no llevar la misma sangre ellas ya no son familia? ―Intentó ponerse en pie al verlo vestirse, pero no pudo, de verdad sus piernas están inservibles y su sexo duele, así como su bajo vientre. ―Nos criaron como primos, nos veíamos como tal desde siempre. ―Negó. ―Todo el mundo nos tiene como familia, Alexer… aquí no tener la misma sangre no vale de nada. ―Él no la miró quiere largarse