Enamorado De Mi Prima

“Se supone que solo se despediría de ella, sus pasos no eran apresurados y, por lo tanto, no se escuchaban y su presencia pasó desapercibida incluso cuando abrió la puerta, él se internó a la habitación la cual llevaba una luz tenue. Los pequeños sonidos provenientes del interior, por alguna razón erizó el vello de su cuerpo, alteró su corazón y endureció su entrepierna. Él sabía que debía dar media vuelta y marcharse de una vez por todas, estaba al tanto que no debía dar un paso más o por lo menos no sin antes pronunciarse, pero fue incapaz. Sus pasos fueron más cuidadosos y la respiración fue controlada a duras penas, aquellos gemidos se intensificaron en cuanto se acercó un poco más, él miró a la cama y pareció prenderse como nunca antes. Ahí estaba ella, su pelo rojo esparcido por la almohada, su cuerpo delgado y atractivo desnudo mientras su mano derecha se mueve frenéticamente en su coño. Ella se está autocomplaciendo, lo está disfrutando tanto que no se reprime cuando chilla. No recuerda haber sentido una excitación tan fuerte como esa, su sensatez se desvaneció y su juicio estaba por completo nublado. Él quería tomar el lugar de esa mano con su boca, deseaba ser él quien la hiciera gritar y pedir más, pero no debía, ella es su prima y el solo pensar lo que piensa ya es un acto inmoral y repulsivo para cualquiera”. ―Oh… el principito se nos va a casa… ―Todos se mofaron de él. ―Ya no quiere vivir el terror de las guerras y tener esta dura vida en la milicia… ―Las carcajadas al contrario de molestarlo lo animaron también a reír. ―Solo me voy porque a este paso ustedes serían mis subordinados y les evitaré la pena. ―Su arrogancia como siempre borró sonrisas y cambió carcajadas por bufidos. ―Vamos, todos saben que digo la verdad. ―Agrandó su sonrisa. ―Y justo por eso deja de ser gracioso. ―Uno de los chicos le dio un puñetazo en el brazo. ―Así que volver a la vida cotidiana de un príncipe rebelde. ―Todos suspiraron con una pequeña sonrisa en los labios. Alexer Luxemburg, el hijo mayor de los monarcas de Luxemburgo, un joven problemático, soberbio y arrogante que decidió volver a la milicia después de graduarse de la universidad por un solo motivo; intentar olvidar a su prima, a esa mujer que desea desde que tuvo su primera masturbación y la cual no sale de su cabeza ni siquiera cuando se obliga a hacerlo. Volverá a casa, como el príncipe que es, tiene responsabilidades y ya no se le permite estar fuera arriesgando su vida solo por sus caprichos. Está emocionado por volver, desea ver ese pelo rojo encantador, aquellos ojos grises cuál estrellas en medio de la oscuridad y esa perfecta sonrisa que es una maravilla para cualquiera que la aprecie. ―¿Puedes por favor comportarte? ―Apple miró a su padre suplicante. ―Ethan es mi prometido, papá, ¿Por qué todavía no lo aceptas del todo? ―El rubio alto, musculoso e imponente, miró a su hija con seriedad. ―Ok, hagamos algo. ―Suspiró si ella es de pocas palabras, ese hombre es peor que ella. ―Lo llevaré a la cena que le haremos de bienvenida a Alexer, si mi prometido está a la altura, tú lo vas a aceptar de una buena vez. ―Nozel ladeó la sonrisa poniendo un poco nerviosa a su hija. ―Me parece estupendo. ―No ocultó sus malas intenciones. ―Veamos que piensa Alexer al respecto. ―No tienes por qué decirle nada a Alexer, papá. ―Lo miró con reproche. ―¡Te propuso matrimonio sin antes pedirme tu mano! ―Gruñó el hombre molesto. ―¿Y todavía esperas para contarlo? Para mí ese no es un verdadero hombre, ya te lo he dicho, me parece demasiado cobarde y patético. ―¡Mamá! ―Apple miró a su madre buscando ayuda. ―Nozel querido. ―Miró a su esposo. ―No juzgues a Ethan, no importa que parezca un insulso, ama a nuestra hija. ―¡Por el amor de Dios, mamá! ―Protestó nuevamente. ―¿Acaso es por qué es pobre? ―Saray rio con incredulidad. ―¿Es en serio tu pregunta? ―Miró a su hija con seriedad y Apple supo de inmediato que cometió un terrible error, su madre era una plebeya. ―Lo siento. ―Dejó caer los hombros. ―Lamento que Ethan no me haya pedido matrimonio de la manera más pomposa y llamativa, de verdad lo lamento. ―Los miró a los ojos. ―Pero le dio vergüenza, él no tiene para comprarme un anillo caro y llevarme a un restaurante exclusivo en el cual reservaría puestos para mi numerosa familia. ―Pudo pedir ayuda, ¡Es ahí donde se ve el carácter de un hombre! ―Aclaró Nozel. ―¿Si algún día tienen carencias dejará de pedirnos ayuda aún sabiendo que es para ayudarte? ¿No te das cuenta? ―Acarició la mejilla de su niña. ―Valiente, un hombre debe velar por el bienestar de su familia, si él no fue capaz de pedir ayuda para hacer algo digno de ti, no puedo esperar que lo haga cuando sea para algo más serio. ―Apple entendió a su padre, pero aun así defendió a su novio. ―Ethan te teme, papá… ―¿A mí también? ―Saray alzó las cejas. ―¿Piensa lo mismo de tus hermanos y de Saray? ―Apple se vio perdida, ¿Por qué no la entienden? ―Hay algo que se llama orgullo y dignidad. ―Quiso rebatir. ―Un hombre pierde todo eso cuando se trata de la mujer que ama. ―Nozel dio media vuelta, ya le parece ridícula la conversación. ―Tu madre es la dueña de una de las cadenas de restaurantes más exclusivas del mundo, yo soy un duque al cual le fue heredada miles de joyas, entre ellas anillos con historias y de muy buen valor. ―Empezó a caminar. ―Ese prometidito tuyo tendrá que hacer algo extraordinario para que lo perdone, ¡Eres mi única hija y nos excluyó de algo tan importante! ¿Por qué? ¿Por el simple hecho de que no podía? ¡Excusas! Pudo pedírtelo estando ambos solos, pero también pudo hacerlo después con nosotros participando. ―Apple sollozó, odia cuando su padre es tan duro. ―Debes entenderlo, cielo. ―Saray acarició las mejillas de su hija. ―Sabes como es tu padre cuando se trata de ti, mejor vámonos, Alexer está a punto de llegar y no podemos atrasarnos, ya hablaremos con tu padre de esto. ―Apple abrazó con fuerza a su madre, ella está realmente triste. ―Llama a Ethan, que no se tarde o cavará más su tumba. ―Limpiando sus lágrimas, salió de la sala para ir a su habitación. Alexer se tomó su tiempo, él pasó por algunas cervezas con sus colegas, se divirtió hasta que el móvil ya empezaba a fastidiarlo, solo entonces decidió volver al castillo donde creció. Al estar fuera suspiró mirando el taxi marcharse, ese es él, un hombre que vive la vida y no le importa lo que digan de él. ―Vale… ―Alexer los miró a todos. ―¿Quién coño es ese insulso parado al lado de Apple? ―Ni siquiera los dejó hablar, ver al hombre rubio, alto y escuálido con mirada de pendejo lo enfureció. ―Es mi prometido, Alexer.