Brenda se había dedicado a su vida a ser agradecida, paciente, positiva, la había criada monja durante gran parte de su infancia, bajo la creencia de que limitar los deseos propios y poner los de los demás primero era lo más importante. A veces no había pan suficiente para todos los niños, lo cual significaba tomar cargó y té para la cena, eso solo no llenaba, pero, las monjas se enorgullecían de verlas, competir el pan con aquellos que estaba castigado, Mina siempre estaba castigada y ella no podía soportar que no comiera y su porción de pan, aquel bollo siempre se partía a la mitad. Cuando regresó a casa, con su padre, o al lugar en el que vivían porque es no era su hogar, Brenda descubrió que entre más silenciosa y educada era menos problemas y se concentró no en ser perfecta, pero