Damian estaba en su habitación tomando café, mirando el amanecer en silencio, no había nada bonito que hacer, la lluvia parecía decidida en acabar con el fin de semana especial para su abuela. En su habitación había una pequeña mujer y un hombre que le adoraban y en el baño estaba su hermano, el cual se acercó y tomó asiento sobre el regazo de su tío y le dio un beso. El joven sonrió y le abrazó. —Tío Dam, vamos a desayunar. —¿Qué te apetece? —Bacon y pancakes —Damian asintió. —Mi mamá hacía los mejores pancakes con tocino del universo. —¡No! —dice su sobrino sorprendido. —¿Te sabes la receta de la abuela Siri? Damian vio sorprendido a su hermano porque siquiera mencionara a su madre, sobre todo ante sus hijos. Los hermanos sonrieron y Maximiliano dijo en un susurro que él también