–Sami– dije mientras la veía acomodando ropa y maniquíes, ella volteo y me miró –¿Que sucede teti?– –Sabes a veces me pregunto que sería mi vida si no lo hubiera dejado– ella levantó una ceja. –Probablemente estarías muerta– respondió ella aún acomodando los maniquíes. –Sabes tampoco sabría que hubiera sido de mí, si tu no me ofreces este empleo y me ayudas a conseguir un lugar donde vivir.– ella sonrió y me guiñó un ojo. –Para eso estamos las amigas tonta.– yo le devolví la sonrisa –Tengo tanto porque agradecerte así que te propongo algo.– ella frunció el seño. –No tienes nada que agradecer, ¿pero que me vas a proponer?– –¿Que te parece si te invito a casa para cenar juntas?– ella asintió varias veces. –Desde luego que si...– respondió para luego levantarse a atender un cliente