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Papa Deon

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Blurb

Salud, dinero, fama y amor, Deon Schmitt lo tenía todo. Una gran casa, una increíble novia y una fantástica vida. Era perfecto. Todo lo que tenía era más que suficiente, era lo que se había ganado con tantos años de trabajo, sudor y lágrimas.

¿Cómo se suponía que reaccionara cuando un error llegaba siete años después a la puerta de su hogar para quitárselo todo y para colmo llamándolo “Papá”?

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1.El 2028
Miró la taza en sus manos antes de darle un sorbo y volver a la lectura en su tablet. Le hubiera gustado que le llamaran anticuado por el hecho de que estuviera leyendo las noticias a esas horas de la mañana mientras que se bebía su clásico café de grano y comía una tostada, pero no lo estaba haciendo en un periódico real sino en aparato electrónico. No importaba, no era como que hubiera mucha diferencia después de todo habían descontinuado los de papel hacía un par de años y no es como que fuera un gran fanático de ese formato tampoco. -...Es el primer día del nuevo año 2028-Se oyó la voz de un presentador en la radio sobre el mesón de la cocina-Este invierno tendremos el honor de presentar una gran cartelera llena de películas como: Toy Story 6; Blancanieves; Y The Jack's; Hi, I'm Ariana; También grandes avances musicales con las presentaciones de Ian Muchoski, The Holliday dreams; LYLAS; Harry Vegas; Jack & Jack; Cobie Smuller; Y con la participación de antiguas caras como… A Deon no le interesaba lo que fuera que el locutor de la radio tuviera para decir anunciando nombres que ya se sabía de memoria. Le dio un sorbo a su café antes de pasar de página en su Tablet y leer la siguiente noticia justo en el momento que su nombre fue mencionado en la radio. Sonrió levemente. Tal vez una contextualización sería una buena forma de empezar: Deon era cantante y era bastante conocido en la industria. Empezó de joven, tuvo la suerte de llamar la atención de una disquera gracias a una de las plataformas de moda en la época y terminó dedicando su vida a su carrera musical acarreando todos los beneficios y problemas que esta conllevaba. Para el año 2020 ya era una de las caras más conocidas de ese rubro y ahora en 2028 después de una pausa y descanso que se tomó del trabajo y con sus recién cumplidos 29 años, volvería con nuevo material para ofrecer al mundo. -… Y muchos, muchos más artistas que participarán en el concierto generacional conmemorativo en memoria a Madona. También esperamos... La radio se cortó y Deon apartó su mirada de su tablet al oír el silencio en la cocina y miró confundido a su novia quien apartó su mano del aparato y se dirigió a su lugar en la mesa para poder desayunar con él. -¿Y eso por qué?-Le preguntó el hombre a ella que se sentó del otro lado de la mesa sirviéndose una tostada para poder desayunar. Le dio un mordisco y se agachó de hombros dispuesta a desbloquear su propia Tablet para leer. -Voy a leer, me cuesta concentrarme. Ya lo sabes-Respondió ella con simpleza como siempre solía responder a todas las preguntas que él le hacía. Deon asintió levemente. Se sumieron en silencio total. A él no le gustaba quedarse tanto tiempo en este pese a que estaba harto del ruido (siendo músico por tantos años) pero no incomodaría a su novia. Después de todo los silencios con ella venían siendo bastante reconfortantes los últimos meses. Volvió a beber de su café mientras que ella se dedicó a desayunar y leer su Tablet en completo silencio haciendo la rutina de siempre: ambos en su propio mundo que luego compartirían con el otro si es que se daba la oportunidad. Esas eran sus mañanas. Eran sencillas al igual que ellos. Podía ser que no tuvieran una vida privada ni de incógnito pero era bastante normal o al menos así lo consideraban. Era lo mejor que podían pedir y no se quejaban. Bueno, era difícil pedirles ser una pareja común y corriente cuando ambos eran parte de los cantantes más famosos de la década; Como ya lo dijimos, Deon era solista, siempre lo había sido, pero por su parte su novia Karla era parte de una banda femenina que, al igual que muchos artistas de su generación, se habían disuelto para poder vivir tranquilamente fuera del escenario porque ya no tenían veinte años sino treinta y pese a amar con todo su corazón dar conciertos y ser el foco de atención de vez en cuando, ya no tenían energía para ello. Todos se habían tomado un descanso de la industria para tener vidas normales cada uno en sus realidades: Karla con Deon y Deon con Karla. Se conocieron desde los inicios de su carrera, se hicieron amigos y casi media década después de forjar una amistad terminaron enamorándose y formando esa pequeña familia de a dos en esa enorme casa. No fue sencillo en ese entonces pero ahora lo era, al menos lo más sencillo que podían tener y eso es lo que importaba. El timbre de la entrada sonó. Deon frunció levemente el ceño y miró a la mujer. -Eh-La llamó. Ella apartó su mirada de su Tablet para mirarlo -¿Esperas a alguien?-La vio negar. Oyeron el timbre sonar otra vez. Ambos fruncieron sus ceños, ella se agachó de hombros no sabiendo de quién podría tratarse a esas horas de la mañana y ese día en específico. Por favor, que era 1 de Enero ¿Quién demonios salía de casa después de Año Nuevo? Él se levantó para ir a ver de quién se trataba. Eran casi las nueve de la mañana, de verdad parecía una hora bastante rara para que tuvieran visitantes considerando que no tenían muchos amigos en la ciudad y los pocos que sí tenían debían de seguir durmiendo. No sabía quién podía estar visitándolos a esa hora un día domingo, dudaba que fueran los mormones a quienes llevaba evitando las últimas dos semanas de su vida. Solo por si las moscas, acomodó su sudadera negra mejor en su cuerpo para estar más "Presentable" y que los mensajeros de Dios no lo anduvieran juzgando después de hablarle de la palabra del señor. Como ya lo dijimos, en esa casa vivían él y su novia. Se habían mudado allí hacía cinco años cuando decidieron vivir juntos. Era una casa en los suburbios bastante difíciles de conseguir considerando la economía del momento pero el hecho de ser ambos de los cantantes más exitosos de la década no la tuvieron muy difícil para conseguirla. Y uno hubiera imaginado que para ese punto en su vida viviría en una mansión pero ambos prefirieron una pequeña casa común y corriente en una ciudad casi que invisible en Canadá (aunque con muy buena seguridad solo por si acaso); Nunca les gustó llamar la atención o al menos ahora no les gustaba ya que querían tener la privacidad que por su trabajo nunca pudieron concederles. Eran una pareja normal. Lo más extravagante que tenían era un encargado de la limpieza que solo se encargaba de cocinar y limpiar dos veces a la semana (así que tampoco era como que fuera la extravagancia del momento). Deon miró por la pantalla pegada en la puerta para ver de quién se trataba. La cámara del otro lado de la puerta no visualizaba a nadie. Se agachó de hombros restándole importancia y se giró para volver al comedor para terminar de leer las noticias cuando el timbre volvió a sonar. Frunció su ceño y se giró para mirar la pantalla otra vez. Nada. Frunció el ceño confundido y abrió la puerta. No había nadie allí. Miró a ambos lados con confusión y se cercioró de que el botón no estuviera descompuesto. Le dio un par de golpecitos a la cámara en la puerta para ver si estaba en buen estado. -Hola. Se sobresaltó al oír una vocecita. El hombre bajó la mirada solo para encontrarse con la de una niña. La miró por unos cuantos segundos pensando y creyendo fielmente que era una de las niñas del vecindario pero hizo una mueca incómodo al no reconocerla (tampoco es como que hubiera sido capaz de reconocer a las niñas de su barrio porque apenas y conocía a sus vecinos). -¿Sí? ¿Qué deseas, linda? -¿Es esta la casa del señor Deon Schmitt?-Preguntó ella con algo de timidez. El hombre asintió algo confundido al verla y percatarse de que traía una maleta consigo. La niña rubia y bastante pequeña, sonrió y lo miró inocentemente. -Ese soy yo, ¿Quién eres tú?-Respondió él no comprendiendo la situación y preguntándose qué demonios hacía una niña tan pequeña parada en el pórtico de su casa totalmente sola. -Soy Fizzy. -¿Fizzy qué? -Schmitt-Dijo sonriéndole. Deon curvó una sonrisa al oír la coincidencia. Eso ya le había pasado un montón de veces. Su apellido era bastante común o al menos le gustaba pensar que lo era cuando la realidad es que sólo se había encontrado con otro Schmitt como dos veces en toda su vida. -¿Dónde están tus padres, linda? ¿O acaso estás perdida? La niña lo miró unos segundos y se sonrojó con timidez al darse cuenta de que el hombre no comprendía la situación. -¿No sabes dónde están tus padres? ¿Quieres pasar para llamarlos?-Ofreció él educadamente y parte de sí agradeciendo que una niña así de pequeña hubiera acabado con él y no con otra persona que podría aprovecharse y hacerle quién sabía qué atrocidad. La niña miró el interior de la casa pensándoselo por un par de segundos. -Deon, ¿Quién es?-Se oyó la voz de una mujer acercándose. Esta se apareció detrás del hombre. La niña la miró y sin exagerar se quedó pasmada al verla. No era por exagerar pero esa mujer parecía una princesa aunque a juzgar por el hecho de que claramente esa también era su casa y vivía allí (porque estaba usando un pijama y acababa de levantarse) debía de ser la reina del lugar siendo lógicamente Deon el rey. La mujer la miró a ella y luego cambió su vista a Deon que se agachó de hombros sin saber tampoco qué hacia la niña allí. -¿Quién eres tú, pequeña?-Preguntó la reina que se agachó a su altura para mirarla mejor. -Fizzy Schmitt. -¿Estás pérdida?-La niña negó.-¿Entonces? ¿Estás vendiendo algo?-Repitió su acción.-¿Qué haces aquí, linda? -Busco a mi papá. -¿Tu papá? Pero si dijiste que me estabas buscando a...-Deon calló al instante y no habiendo ni siquiera alcanzado a indicarse. Al parecer su cerebro necesitaba un par de minutos para procesar la información y digamos que esta pareció hacer cortocircuito en su cabeza. Miró a su novia que lo miró sorprendida e incluso más confundida que él. -Disculpa pero, ¿Quién es tu madre? -Rebecca-Dijo ella al instante y con una sonrisita marcada en los labios. Deon la miró más confundido aún y sin saber de qué demonios hablaba. -¿Rebecca? No conozco a— ¿Rebecca cuánto? -Heartliff. Algo en el interior de Deon se removió al oír aquel apellido. Abrió su boca asustado y se alejó un poco de la puerta sin decir una palabra. Pareció querer escapar casi como si la niña lo hubiera apuntado con un arma. -¿Cu-Cuántos años tienes?-Titubeó él con nerviosismo y no pudiendo apartar la mirada. La niña indicó que siete con sus dedos (aunque la verdad no estaba segura ya que aún no sabía contar bien). Karla se giró a ver a su novio que estaba pálido, con sus brazos temblorosos y su boca abierta sin poder soltar palabras por, ya lo mencionamos, su cerebro colapsó. ****** La niña jugueteaba con sus manos mientras que observaba la sala de la casa. Era bonita, muy bonita y limpia. Parecía una de estas típicas casas de la tele en la que la familia pasaba el rato viendo televisión o jugando. Le dio un mordisco a su galleta y oyó con atención las voces en la cocina. -Esto no puede ser-Dijo Deon caminando de un lado al otro dándole tirones a su cabello. -¿Por qué esa niña acaba de llegar diciendo que es tu hija?-Preguntó ella más preocupada que enojada por la situación. No podía enojarse con Deon, no aún. Ahora había una niña posiblemente perdida en su sala y tenían que encargarse de eso primero. -No lo sé, no lo sé-Dijo él al instante sin dejar de caminar de un lado al otro intentando pensar sin éxito alguno. -¿Quién es Rebecca Heartliff? -No lo sé, no sé quién coño es Rebecca-Dijo él intentando usar su estúpida memoria para recordar todas las estupideces que había hecho casi siete y ocho años atrás. Obviamente se le venían muchos nombres a la cabeza pero Rebecca no era uno de ellos. -No conozco a ninguna Rebecca pero sí a una— A una— -Cerró su boca no pudiendo decirlo. -¿Heartliff?-Dijo su novia para terminar su frase. Él asintió. -Ella era... Era...-Deon no podía decirlo. Las palabras se le quedaron en la boca sin querer salir. La mujer entrecerró sus ojos unos segundos y los volvió a abrir impresionada sin poder creérselo. El miedo la inundó al hablar. -Era ella. Su voz sonó casi sin aliento. No fue necesario que Deon respondiera o afirmara lo que decía porque era obvio de lo que hablaban. -Esa niña tiene siete años. Esos son exactamente la cantidad de años que pasaron desde...-Karla cubrió su boca no queriendo decirlo. Aún le dolía lo sucedido. -K, en serio, te juro por mi vida que usé condón, te lo juro-La interrumpió él tomándola de los hombros para intentar explicarse y teniendo una serie de recuerdos viniéndole a la memoria de súbito. Eran los recuerdos que más quería olvidar porque eran errores y eran de los peores que había hecho en su vida.  Ella negó y lo apartó de su cuerpo dándole un empujón. -Yo no pensé que esto podría llegar a pasar, jamás. Me dijo que se llamaba Kenna, yo no sé de qué habla esa niña, yo no quería y— -Cállate. El hombre se le alejó un poco y la miró tomar aire para continuar hablando. Karla miró el techó por algunos segundos casi como si intentara mentalizarse y tomar energías que no tenía para poder lidiar con eso. Sus ojos brillaban, su voz incluso tembló, al igual que él, ese suceso fue de las peores etapas de su vida y lo hubiera dado todo con tal de olvidarla. Pero ahí estaba materializada en el cuerpo de una niña que en esos momentos se terminaba todas las galletas del paquete que le dieron. -En estos momentos no podemos estar hablando de esto. Esa niña está en nuestra sala pérdida y posiblemente sin tener a donde ir. Tenemos que hacer algo-Dijo ella con firmeza. Deon asintió algo sorprendido por su reacción. Sinceramente, se estaba esperando gritos, golpes y platos rotos. Sin decir una palabra más, ambos se dirigieron a la sala donde vieron a la niña mirarlos con atención y migajas de galleta en las mejillas. Karla se sentó a su lado mientras que Deon se mantuvo distante observándolas de brazos cruzados obviamente negándose a que esa niña fuera su hija porque, por favor, no se le parecía en nada. -Fizzy, ¿Podrías decirme cómo llegaste hasta aquí?-Le preguntó con paciencia y ternura Karla. -En autobús-Respondió ella con simpleza. -¿Tú solita?-La niña negó. -Más personas iban ahí-Karla blanqueó sus ojos al oír una leve risa de Deon que se apagó el mismo segundo en que su novia lo miró con seriedad. Volvió su atención a la niña. -No, me refiero a si alguien te acompañó hasta llegar a esta casa-Aclaró ella. La pequeña negó-¿Cómo obtuviste esta dirección? -La tenía en un papel. -¿Y tu madre? -En el cielo. Ambos adultos se miraron al instante. Bueno, esto estaba tomando un rumbo para el que claramente ninguno de los dos estaba mental y emocionalmente preparado. -Es un angelito-Terminó de decir la niña. -¿Y tu padre? -Es él-Fizzy indicó a Deon que se tensó y miró a otro sitio con vergüenza. La niña lo miró algo desilusionada pero recobró la compostura al ver a la reina dirigirle la palabra otra vez. -¿Y por qué viniste aquí? ¿No tienes algún otro pariente? ¿Un abuelo? ¿Un hermano...?-La pequeña negó.-Ese papel con la dirección, ¿Quién te lo dio? -Mi mamá. -¿Hace cuánto es que tu madre... Se fue al cielo?-Preguntó Karla no sabiendo cómo más preguntar algo tan delicado como eso. La niña se lo pensó unos cuantos segundos antes de enseñar sus dedos con algo de confusión. Ya dijimos que aún no estaba segura de si contaba bien. -Uno. Cuando se fue me dijo que viniera con papá y me dio el papel. Karla asintió y sin decir una palabra más, se levantó para ir a la cocina por el teléfono y marcar inmediatamente a la policía al ahora tener más o menos una idea formada de lo que había pasado. Deon se quedó a solas con la niña y digamos que había estado a la vista de millones de personas a lo largo de esas dos décadas pero la mirada de esta niña era algo que no parecía capaz de enfrentar. Pro favor, que lo miraba de arriba abajo sin nada de disimulo y él la observaba intentando comprender la situación. No podía creerse que supuestamente esa niña fuera suya. Era imposible, ¿Cómo podía tener una hija y no enterarse como en siete años sobre ello? ¿Cómo se suponía que tenía que creerle? No, mejor dicho: ¿Por qué se suponía que tenía que creerle? Él nunca se involucró con una Rebecca, no conocía a ninguna mujer con ese nombre. La chica del “traspiés” ocurrido años atrás se llamaba Kenna, no Rebecca y Deon no había estado con ninguna otra chica más que Karla en todos esos años. Era imposible que esa niña fuera suya. Pero santo cielo, esa niña era igual a Kenna. "¡Dios!, hasta el cabello es igual", pensó Deon con algo de miedo al fijarse más en detalle en ella. -Me gusta tu ropa-Le dijo la niña indicando su sudadera. -Gracias-Dijo él mirándose y luego echándole un ojo a ella. -Me gusta tu... -La indicó sin saber qué decir-Vestido. -Es un tutú-Rio la niña. Deon asintió levemente sin tener nada más que decir al respecto porque uno: aún no asimilaba la situación y dos: nunca había estado a solas con un niño tan pequeño. Esto era sumamente nuevo para él y claramente estaba lleno de temor. Se giró para ver a Karla que hablaba por el teléfono con la policía. Hablaba con seriedad respondiendo a las preguntas que le hacían e incluso asintiendo con la cabeza al hacerlo. Era raro que hiciera eso sabiendo que del otro lado de la línea no podían verla, pero la hacía a ella sentir más segura de su respuesta. -Mamá me dijo que eras muy guapo-Dijo la niñita al cabo de un corto silencio. Deon la miró y enarcó una de sus cejas-Y que sabías tocar la guitarra. -Pues, sí, sé tocarla. -¿Me enseñas?-Le preguntó ilusionada ella. Deon la miró por un par de segundos antes de dedicarle una increíblemente incómoda sonrisa. -Algún día. Karla volvió a la sala y miró al hombre que la miró expectante y obviamente esperando buenas noticias sobre su situación. -La policía ya viene. Van a averiguar cualquier caso de niños desaparecidos para registrarla y que alguien venga por ella-Explicó ella en un susurro para que la pequeña no pudiera escucharlos. Deon asintió queriendo abrazarla para agradecerle tomar el mando de la situación e intentar resolver un problema que claramente era de él. La mujer se le apartó antes de siquiera poder tocarla para volver su atención a la niña. -Muy bien, Fizzy, dime ¿Te gustan los Legos?-La niña asintió y, pronto, Karla le había traído una pequeña caja llena de piezas de construcción de colores para que jugara un rato (si se preguntan por qué tenían eso es porque a Deon también le gustaban los Legos). La mujer lo tomó a él de la mano y lo llevó al segundo piso de la casa para meterlos en la habitación y cerrar la puerta para obviamente hablar de eso en privado y sin la niña escuchando la clara pelea que se les venía encima. El hombre tomó aire nervioso ya sabiendo lo que seguía después de eso. -Kar— -No quiero oír ninguna excusa que tengas esta vez-Lo paró ella. Deon cerró la boca al instante y miró al piso nervioso sintiéndose como un niño al que regañaban por alguna estupidez que había hecho. Karla se cruzó de brazos-Me dijiste que usaste condón. -Y lo usé pero— -¿Tienes tan mala suerte que fuiste del tres porciento que se embaraza?-Dijo ella leyéndole los pensamientos. Deon no respondió. -No me puedo creer que tengas una hija. -No sabemos si es mía. -¿Es broma? Tiene la edad exacta desde que pasó el... El traspiés-Suspiró ella intentando no perder la compostura pero estaba siendo bastante difícil para ella después de todo esta era una sorpresa para nada grata. -Es igual a ti. Deon frunció el ceño. -¿A mí? No tiene nada de mí. Los ojos, con mucha suerte. -También el cabello. -Es rubia. -Me refiero al estilo. Tiene ondas, tú también tienes ondas. -No son de verdad, tú sabes que tengo el pelo liso-Dijo él no sabiendo qué otro argumento usar para defenderse o al menos no un argumento menos estúpido que tener o no ondas en el cabello. Su novia lo miró con sus ojos en blanco, él cerró la boca para no seguir diciendo estupideces de ese estilo para intentar justificar algo que no tenía excusa alguna. Permanecieron callados unos minutos, ella mirando el suelo y él no pudiendo apartar los ojos de su rostro en una expresión de desilusión que no había visto hacia años en ella. -Estás llevando esto mejor de lo que creí que lo llevarías-Rompió el silencio él después de unos minutos. Karla lo miró al instante con una mirada de muerte. -¿Cómo crees que estoy por dentro en este momento, Deon? -Eh... -Quiero gritar y arrancarte la cara con mis uñas. No tienes ni idea— Cuando todo eso pasó me engañaste, terminamos y sufrí mucho. No sabes lo mucho que sufrí, en especial con todos los medios hablando sobre nosotros teniendo que aparentar estar bien cuando estábamos pésimo. Y prometí darte otra oportunidad después, pero ahora resulta que se aparece la creación de la razón por la que rompimos la primera vez llamándote Papá y diciendo que su mamá es ella. -Pero no sabemos con seguridad si— -Eres el padre, cállate y acéptalo de una maldita vez-Espetó Karla dándole la espalda. Deon la miró desconcertado. -Quiero que sepas que sólo estoy así de tranquila porque esa niña está abajo y no quiero que tenga que soportar una pelea. Considerando que ya está pérdida y en la casa de unos extraños debe de estar muy estresada y asustada. Deon no había pensado en lo que sentía la pequeña, sólo se preocupaba por su novia después de todo era quien le importaba. Ahora se sentía bastante mal por ni siquiera habérsele pasado por la cabeza la niña que estaba al parecer no tenía a nadie más ¿Por qué si no irse a la casa de unos extraños entre los que creía estaba su supuesto padre? -Para después de que venga la policía hablaremos más a fondo de esto-Decretó ella. Deon asintió sin decir una palabra. Tenía bastante miedo. ¿Era raro que se sintiera como un niño pequeño a quien su madre estaba regañando? Después de esa corta y seria conversación, ambos volvieron al primer piso para tenerle los ojos encima a Fizzy que terminaba de construir una casita de lego. La policía llegó media hora más tarde después de haber recibido la llamada. -Dice que llegó sola-Dijo Karla al oficial. -¿No lograron ver a nadie irse cuando llegó?-Preguntó él tomando notas del caso. Deon negó.-¿Qué hay de la maleta? ¿La revisaron?-Ambos negaron. El otro policía se fue a abrirla para ver su contenido. -¿Les dijo el motivo de su aparición? -Dice que soy su padre. -¿Y su madre? -Muerta. -¿Cuál era su nombre? -Rebecca Heartliff pero ella me había dicho que se llamaba Kenna, no Rebecca-Dijo Deon con nerviosismo intentando hacer ver a la policía que él no era el padre pero esa era información que a ellos no les interesaba. El policía escribió en su libreta antes de girarse a mirar a su compañero que estaba metido en la maletita rosa de Fizzy. -¿Hallaste algo? -Sólo ropa y una bolsa con lo que al parecer era comida-Respondió su compañero con algunas cosas en las manos. -Muy bien, haremos una investigación para averiguar qué pasa con la niña y los llamaremos en cuanto sepamos algo. -Un momento, ¿No piensan llevársela?-Preguntó Deon desconcertado. Los policías intercambiaron una mirada pareciendo querer reírse del pobre tipo que no tenía ni idea de lo que pasaba. Sintió que le cayó un litro de agua fría encima al verlos negar. -Ese es trabajo para el departamento de protección infantil. -Pues llámelos. -No podemos hacer eso. Es fin de semana, todos saben que no trabajan los fines de semana. Además, no pueden hacer nada sin comprobar que esta niña esté efectivamente pérdida y/o huérfana. -Ustedes son la policía, no pueden dejarla con unos extraños. -Usted es supuestamente el padre, hágase cargo de ella por un par de días hasta que llamemos. -No pueden hacer eso-Alegó Deon levantando la voz. Obviamente estaba alterado. No quería quedarse con Fizzy, quería deshacerse de ella, por algo habían llamado a la policía. -¿Acaso cree que somos una guardería? -No, pero— -Si se va con nosotros, la niña va a pasar todo el fin de semana en una celda-Dijo con obviedad el oficial a cargo. Deon cerró su boca al instante al sentir la mano de Karla tomarlo del antebrazo para que se callara porque podía ser que ninguno quisiera hacerse cargo de la niña pero obviamente la mujer no estaba dispuesta a hacerla pasar la noche en una comisaría totalmente sola. -Es sólo una niña y ustedes son dos. No les será difícil hacerse cargo por un par de días. Deon jamás había sentido que la ley le había fallado tanto como en esos momentos. Los policías se fueron dejándolos a ellos tres solos otra vez. El hombre suspiró al ver a Karla subir las escaleras para irse a su habitación. Deon miró a la niña parada a su lado, hizo una mueca antes de ignorarla y seguir a su novia hasta el cuarto dejando a la pequeña atrás. -¿Qué haces?-Le preguntó él temeroso y detenido a un lado de la puerta no sabiendo si entrar o no. -Vete de aquí, Deon. Por favor, yo… Quiero estar sola un rato-Susurró ella recostada en la cama. Él la miró unos cuantos segundos antes de asentir para cerrar la puerta y darle privacidad. Suspiró abatido. Cada vez que peleaban Karla se encerraba y le pedía dejarla sola. Detestaba que eso pasara, pero no había mucho que pudiera hacer. Al menos ya estaba acostumbrado. Dio un salto del susto al ver a Fizzy asomada desde las escaleras mirándolo atentamente. Por un segundo pensó que era un espectro. -¿Qué pasa?-Le preguntó él tomando aire nuevamente y recordar que no era un fantasma sino una niña. Corrección: su hija. Santo Dios, prefería al fantasma. -¿La reina se siente mal?-Preguntó con inocencia ella. -¿Quién? ¿Karla? No, ella… Sólo está cansada. -¿Es por mi culpa? -No, no, no. Sólo no durmió bien anoche. ¿Ya te cansaste de los legos?-La niña asintió. Él hizo una mueca la cual la pequeña imitó. Deon la miró no tardó en guiarla de vuelta al primer piso para sentarla nuevamente en el sofá y encender el televisor para mantenerla ocupada y lejos de su novia quien claramente no quería verla. -Tú escoge qué ver, buena suerte. -Gracias, papá. Él se detuvo. -Mejor dime Deon.

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