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2045 Words
Un postre que es comido cuando no es debido resulta ser mas placentero. Manolo era un hombre que era un placer culposo verlo trabajar como pastelero, era ¡MUY BUENO! No pensé que lo fuese tanto pues andaba siempre bromeando mientras yo lavaba platos. —Manolo debes enseñarme todo—le dirigía la mirada mientras hacía unas flores en crema de mantequilla dejándola en un papel especial para que no se pegara. —Tu eres mejor que yo Leanette, tienes un don que no todos nacen con eso —Manolo terminaba su última flor colocándola en aquel pastel de tres capas el cual sería para una fiesta de cumpleaños. Le sonreí levemente pues sinceramente esas palabras tan lindas solo me lo había dicho mi abuela cuando le ayudaba a hacer sus galletas. Mientras estuvimos trabajando aprendí varios trucos que me servirían para el glaseado de mis pasteles. Tenía la técnica pero la experiencia se notaba que a veces era mejor que ser una simple prodigio. —Leanette, para la próxima toma esta boquilla —Manolo me retiraba la manga donde tenía mi glaseado cambiándole la boquilla—Te quedaran más bonitas— Agradecí con la cabeza mientras con un tono muy alegre por estar emocionada —Te voy a secuestrar, necesito un par de lecciones extras en eso. —Por ti si me dejaría hacerlo—Manolo me sonrió de manera juguetonamente y coqueta mientras me tocaba el hombro levemente. Aquel día al ser nueva en la cocina solo me dejaron encargada de dos pasteles. Uno era muy simple el cual termine sin darme cuenta. El ultimo no era tan complicado, pero requería más tiempo. —Leanette, mira toma esta flor azucarada que hice, creo que le quedara bien— me la pasaba. Mientras terminaba de decorar el ultimo pastel que me colocándolo en la barra para mostrar afuera sentí una incómoda mirada. Yo levante mis ojos azules notando los ojos grises de Nickolas mirándome a través de la ventana de cristal de la oficina de Brandon como si en sus ojos hubiera una tormenta cerca de mi. Corte la mirada con aquel hombre ignorando su mirada mordaz intentando concentrarme en mi pastel. —Ya veo que termino con ese pastel, es decir que ya puede irse. - Nickolas me hablaba al lado de mi con una manera brusca y mordaz llegando a mi lado tan rápido que debió competir con Usain Bolt. Al escuchar aquel comentario lo que meno quería pensar era que me estuviera despidiendo por como lo dijo. Levante suavemente la mirada notando como una mirada cazadora, como si fuese un insecto me observaba—Si ya terminé, pero sinceramente… No terminaba de decir ni una palabra cuando el me tomo por la mano derecha sacándome de la pastelería. Este caminaba como si no quisiera que tuviera tiempo para pensar, como si viera al mismo demonio detrás y no quisiera verlo. Caminamos varias cuadras de manera acelerada, el era demasiado alto lo cual me obliga a volar detrás del pues este me sacaba al menos quince pulgadas. Notaba que estábamos cerca de su auto entrando a una parte media subterránea donde se guardaban los autos. La seguridad nos miró, pero no dijo nada mientras yo seguía siendo casi arrastrada por Nickolas hasta la parte más solitaria de aquel parqueo. Nos acercábamos a su auto mientras yo forcejeaba con mi mano. —Nickolas que diablo te pasa maldita sea—chille con fuerza obligándole a soltarme cuando forceje mas mi mano —Eso me duele deja de hacerlo—le grite con algo de rabia. —Te dije que no me importa tu vida amorosa, pero no quiero ser el hombre que le fueron infiel—Un irritable hombre con un muy entonado acento francés se escuchaba. M pegaba de golpe a la puerta del auto aprisionándome —Por qué haces eso— pregunto con sus ojos estaban tan tormentoso que parecían listo para devorarme en el huracán de su mirada con el más mínimo descuido. —¿Hacer que?— comente desorientada y descolocada en aquel momento. Mi cuerpo aprisionado contra el auto me ponía ligeramente nerviosa. —Te vi riendo a ese maldito cretino de Manolo— hablaba entre diente como si estuviera mordiéndose la lengua para no decir más cosas —él te miraba como algo más y tu le correspondiste la mirada, se supone que eres mi esposa no puedes mirar a alguien más—atajo con una rabia absoluta lo cual era notable por su fuerte acento. Tras escuchar eso simplemente alce una ceja, estábamos bajo un contrato, pero eso no significaba que era su objeto. —Que diablo dices, yo no te pertenezco así que deja de decir tontería—dispare de manera violenta —compraste mi compañía por un año no soy tu objeto, o acaso necesitas que yo lo sea para sentirte más grande —comente satíricamente mirándolo de manera desafiante. —Deja de decir eso, por este año eres mía—Tras aquello Nickolas comenzaba a besarme con una intensidad abrazadora. El usaba su cuerpo para aprisionarme contra su auto, su lengua buscaba, necesitaban, exigían todo lo que tenía. Aquel beso posesivo, demandante era demasiado. Comenzaba a sentirse acalorado mientras con su mano derecha me sujetaba del cabello para obligarme a pegarme más en aquel beso. No quería conceptuar aquel beso, pero era tan demandante que yo termine cayendo ante el. Era como las drogas que sabias que eran peligrosas, que debías alejarte, pero la curiosidad podía más que ella. Su jugueteo experto de lengua me hizo dejar escapar un leve jadeo mientras sentía que aquel aprisionaba su cuerpo contra el mío haciéndole presión a mi trasero con la puerta del auto. Continuaba el beso hasta que sentía un leve protuberancia entre mis entrepiernas a lo cual empuje con fuerza a Nickolas totalmente roja. —Recuerda, mientras estemos bajo contrato me perteneces—hablaba con una voz tan terciopelada que parecía otra persona totalmente diferente al enojado hombre de hace unos momentos. —No lo hago, yo me pertenezco a mí misma—solté con enojo. En mi vida siempre me había pertenecido pues las personas que debían tenerme no valían la pena. Mis padres, eran una mierda. Mis parejas anteriores ni siquiera me llegaban a los talones. Tenia una personalidad que sabía lo que quería y como lo quería que a muchos hombres de mi edad parecía que lo asustaba. —On verra ça très bientôt mon ange (eso lo veremos muy pronto mi ángel)—este suavemente se acercaba a mis labios con delicadeza— No estas obligada a esto, pero siento que debo poseerte o me volveré loco —con una voz ronca con un ligero francés hablaba pegando su m*****o ya erecto entre mis piernas— quiero enredar esas piernas que vi el primer dia que nos conocimos en mi cuello, y si me dejas hacerlo, te juro que te dejare ver el cielo—Una ronca voz profunda salió de aquel hombre. La necesidad del cuerpo es algo sorprendente, puede hacer que caigas en los impulsos sin siquiera sentir cariño ¡Claro que si! ¿Lo amaba? Claro que no, solo lo necesitaba económicamente ¿Cuándo fue la ultima vez que lo hice con alguien? Creo que hace siete meses con Greg, un chico que termine haciendo match en Tinder, regular en la cama, pero muy malo para mi salud mental pues estaba casado. Pero antes de eso solo tenía sexo casual con otros hombres más mis juguetitos sexuales, así que sinceramente si tenía ganas de algo carnal. El aroma s****l que deprendía era lo suficiente para embriagarme —¿Tu crees que estoy aquí para satisfacerte sexualmente? ¿tu crees que yo soy tu objeto s****l?—dispare con mi lengua llena de veneno lista para mandarlo al diablo Una sonrisa tan perversa y lujuriosa provino desde los labios de aquel hombre el cual parecía divertido—No, al contrario, mon chéri, yo seré tu juguete que no te vas a cansar de usar—comento de manera libidosa mientras tomaba mis manos para que acariciara su entrepierna. Me daba igual ser considerada una pervertida, pero le agarre levemente el paquete sintiendo el tamaño de su m*****o, era demasiado grande. Mi visión bajo directamente hacia aquella parte escuchando una leve sonrisa de aquel hombre. —Si me dejas, todo eso será tuyo, solo dime que si— presiono más su cuerpo hacia el mío haciéndome jadear levemente —Vamos mon chéri, tu cuerpo me lo esta pidiendo a grito, solo mira como se te hace agua la boca—Este llevo su boca cerca de mi oído derecho susurrándome con suavidad—te prometo que tendrás problemas para metértelo en la boca—mordió suavemente el borde de mi oreja derecha. —Demonios, sabes como tentar a una mujer en sequia—mordía con fuerza mi labio mientras aquel hombre sonrió de manera muy perversa. —¿Alguna ves lo has hecho con miedo de que te descubran?— disparo aquel hombre de manera hilarante mientras abría solo la puerta del copiloto solo para recostarme la mitad del cuerpo allí. Este bajo mi pantalón junto a mi ropa interior con tanta fuerza que parecía una bestía enjaulada. - Bon Appétit. Bajo a mi entrepierna comenzando a devorarme, disfrutarme, empalagarse conmigo. Había tenido mamadas, pero el utilizaba su lengua de manera magistral. Me arque suavemente mientras estaba sintiendo como me poseía con su boca y sus dedos presionaban mi clítoris. Un ardor volcánico recorría mi entrepierna dejándome arrastrar por el placer ¿Acaso ese hombre estaba torciendo su lengua dentro de mi? —j***r—grite levemente mientras me arqueaba respirando agitadamente. ¿Cuánto tiempo paso? No lo recuerdo, tuve una explosión tan grande en un orgasmo que apena podía respirar. Ni siquiera recordaba el ultimo orgasmo que tuve…oh si….con mi vibrador. —Mon chéri que te vas a divertir ahora, créeme, este juguetito te va a gustar— levanto mis piernas colocándola en su hombro mientras comenzaba a hacer suaves movimientos para que su m*****o se abriera camino—Mmm—Una fuerte estocada me fue lanzada la cual me hizo voltear los ojos de placer. —Mierda… Aquello se sentía de otro mundo, había tenido varios p***s, si, pero ninguno me había llenado como aquel hombre. Sentía que todo el miembr0 de este hombre era demasiado más cuando este comenzó a moverse intentando acomodarme a mí. —Andas algo apretada, no te preocupes, te abriré para mí—Comento tras unos minutos girando su m*****o dentro de mi comenzó a abatirme con varias estocadas. Cada una llegaba cada ves mas profundo, mas firme, mas intenso. Cada estocada me llevaba cada vez mas a un punto de no retorno sintiéndome en el borde del abismo. Jadeaba con fuerza mientras me perdía en mi propia nube de placer sin notar que saco su teléfono en el mismo momento que me arquee llegando a mi punto de liberación dejándome sentir completamente plena mientras este sacaba su pene noto que fotografiaba mi rostro. —Esto lo dejare para mi recuerdo, cuando te corres tienes un rostro muy bonito. Comento aquel francés que me ayudo a levantarme para colocarme a salir de aquel auto usando la puerta abierta para cubrirme. —Ahora, abre la boca y chúpala— hablaba con una sombra en sus ojos que sera demasiada perversa. Me acerque a su pene erecto totalmente roja e impactada por aquel enorme tamaño ¡Eso no me cabria en la boca! Cerré los ojos lamiendo, chupando y mordisqueando su glande mientras mis manos lo masturbaban. —Mmm muy bien, pero será mejor que entres—con algo de fuerza me sujeto de la cabeza follando mi boca. Varias estocadas hacia mi garganta fueron dadas hasta que por fin se corrió en mi boca sacando su m*****o de allí acomodándose lo pantalones. Yo trague su semen sintiendo que no era para nada fuerte o asqueroso, al contrario, era suave. Con el dorso de mi mano limpie el resto de aquella prueba del delito mientras este volvía a tomarme una foto. —Que haces. —Documento tu hermoso rostro después del sexo—comentaba aquel hombre mientras lanzaba una muy ardiente y fogosa mirada.
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