De un dulce que me hacía suspirar a un dulce que me hace llorar. Mi mirada de rabia contenida a aquel hombre de ojos azules. Este se acercaba a mi mientras tanto mi cuerpo como mi mente se alejaban, querían distancia. Aquel hombre me daba asco, sumamente pensaba que era despreciable que intentara solamente acercarse a mí. —¿Qué quieres? —hablaba entre diente con mi voz era llenada de tanta rabia. —Hija, te necesito —su voz era implorante mientras se acercaba más a mí. El tiempo pareció haber pasado para aquel hombre el que legalmente era considerado mi padre. Diferentes reflejos de canas en su pelo dejaban ver que a pesar de que paso poco tiempo el estrés de su vida debió hacer que envejeciera rápido. —¿Me necesitas? —grite con colera mirando a aquel hombre — ¡Acaso te has vuelto loco