La maestra Sánchez y Martina unen fuerzas

1134 Words
Capítulo 8 La maestra Sánchez y Martina unen fuerzas En un callejón de Nueva York, se encontraba ya exhausta de tanto correr la maestra Sánchez, pensando que hacer, decidió no ir a su casa porque seguramente ese era el primer sitio donde la buscaría la policía, así que pensó ‘si voy a la mansión Zuloaga y hablo con los patrones, les cuento mi versión de la historia quizás ellos me crean y decidan culpar al chofer, si despiden al chofer, ya no tendrá como pagar la matrícula del colegio y puedo convencerlos de que hablen con la directora para que retire la denuncia’ tras sus astutos pensamientos, saco su celular de su bolsillo, y busco en internet la ubicación de la mansión Zuloaga, tenia que caminar unas 30 cuadras desde donde estaba porque no tenia dinero ni identificación, ya que todo se quedó en el colegio. Ella, resignada comenzó a caminar y un par de horas después llego muy cansada y con los pies doloridos a la entrada de la mansión Zuloaga, se despeino un poco y practicó su expresión mas lamentable… al llegar a la puerta fue recibida por el mayordomo, viendo la tranquilidad que había en la mansión se convenció aún más de que esa niña si es hija del chofer, de lo contrario, de ser la señorita de la casa, todos estuvieran alborotados por lo ocurrido hoy, más aún por el estado en el que ese chofer se llevó a esa pequeña. Antes de que el mayordomo llamara a seguridad por tener una mujer de mal aspecto delante de él, ella habló “buenas tardes, yo soy la maestra Sánchez del colegio internacional, me gustaría conversar con alguno de los señores de la casa” el mayordomo frunció el ceño, la escaneo de pies a cabeza y dudo un poco, ¿Cómo es posible que un maestro de tan buen colegio se vea tan sucio y desarreglado? Con curiosidad pregunto “¿se trata de Fiorella?” sí, una de las ordenes que dio la nueva esposa de Carlos al tomar posesión de la casa fue despojar a Fiorella de cualquier título, los sirvientes solo podían llamarla por su nombre o niña. La maestra al escuchar la pregunta del mayordomo suspiro aliviada, sabia que en esta situación si decía que esa niña es una alborotadora, es seguro que era a ella a quien le creerían, así que respondió sin dudar, “sí, pero esta vez el asunto es un poco grave, así que necesito hablar con el jefe del chofer” El mayordomo asintió solemnemente recordando que ese par aún no había llegado y la invito a pasar, pero antes de que logrará entrevistarse con la señora, el hombre intentando ser amable le recordó que era menester asearse un poco en el sanitario, ya que a ella le desagrada la gente con mal aspecto. Así que la escolto hasta el tocador y procedió a subir las escaleras para buscar a la señora que se encontraba midiéndose vestidos para el próximo banquete que se celebraría el próximo fin de semana en la mansión Zuloaga, con la esperanza de que su amado esposo regrese y decida en algún momento consumar su matrimonio. Al bajar las escaleras, la señora Martina de Zuloaga frunció el ceño al ver a una dama de unos 25 años, vistiendo unos jeans azules de tono claro, algo sucios en la parte delantera al nivel de las rodillas y una franela que en algún momento pudo haber sido blanca, pero ahora está un poco marrón difuminado, una cara hermosa, cabello castaño, un poco mojado, al parecer recién arreglado en un moño… Lo mas impresionante es que esta mujer que obviamente es pobre, esta sentada sobre sus muebles italianos que tanto le costó traer desde Italia y tuvo que esperar más de un mes para la entrega, ya que Carlos no quería redecorar la casa y tuvo que hacer el pedido ella misma… Casi se cae de un infarto al verla sentada allí, pero pronto acomodo sus ideas y sus prioridades, si esta mujer es la maestra de la mocosa esa, puede comprarla para que la meta en problemas, así su papá se cansara de ella y la enviará lejos a un internado... ella definitivamente ya no soporta más a esa niña llorona, solo verla le recuerda que es por ella que Carlos no viene a casa y eso la hace odiarla mucho más. “Buenas tardes maestra Sánchez” saludo Martina a la maestra que tiene frente a ella y continuo conversando “es un honor recibirla en nuestro hogar, me dijo el mayordomo que necesitaba hablar conmigo respecto a Fiorella” la maestra Sánchez, conmovida por este recibimiento, ajusta sus retorcidas emociones, al ver a esta dama que a kilómetros de distancia se puede notar que es de muy alta sociedad, “si, buenas tardes Señora de Zuloaga, disculpe que la moleste con estas cosas, pero para mí es urgente conversar con un adulto que no sea su chofer… yo comprendo que uno debe cuidar y mimar a los niños, pero el excesivo cuidado de ese señor por su hija, la esta convirtiendo en una alborotadora, todos los días Fiorella acosa a alguno de sus compañeros, hoy intento quemar a una de sus compañeras con el contenido caliente de un termo y por su culpa el joven Ethan Domínguez salió perjudicado, al involucrar a la familia Domínguez en esto, me temo que solo podría contar con usted para hablar con la directora, ya que todo fue culpa de Fiorella, pero realmente no puedo detenerla, ¿cómo podría golpear a un niño tan alborotador como ella? ese es el tipo de educación que se aprende en casa.” Al escuchar las palabras de la maestra, Martina casi brinca de la emoción, puede matar dos pájaros con una sola bala, puede enviar bien lejos a la mocosa y además si Ethan Domínguez está molesto con ella, puede empujarla para retirarle la protección de la familia Domínguez, aunque ella no entiende bien porque, pero siempre Helbert asiste a los banquetes solo para ver a esa mocosa, ¿Cómo podría ella permitir eso?, ¡definitivamente no! Ella volvió a ajustar sus emociones, dejo de pensar en estas cosas por el momento y continuo hablando con la maestra “entiendo muy bien lo que me quiere decir maestra, tiene toda la razón, Fiorella siempre ha sido mimada por su padre y eso no es bueno para ningún niño, por ahora no sé cómo podría ayudarla, pero estoy segura de que mi esposo definitivamente está interesado en escucharla y podríamos llegar a buen fin con este asunto de esa pequeña, por el chofer no se preocupe, no lo volverá a ver por el colegio, espéreme un momento para llamar a mi marido”.
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