Cuando su pareja no respondió inmediatamente, Asher alejó un poco su cabeza, saliendo de su escondite y le observó. —No negarás lo obvio, ¿cierto? Y para demostrar su punto, movió un poco sus caderas, logrando con ello que el hinchado pene de Caden presionara más en su interior. Ambos gimieron con el movimiento. Las manos del hombre lobo inmediatamente viajaron hacia la cintura de su humano y le mantuvo firme. —Te lo contaré —anunció Caden—. Pero primero, hay algo que necesito saber. —¿Algo que necesitas saber? —repitió Asher y alzó una ceja—. ¿No es solo una excusa para conseguir tiempo? —Necesito tiempo para pensar la forma en que te explicaré esto —aceptó Caden. Después de todo, no tenía sentido negarlo y la opción de mentirle a Asher no estaba en sus planes. —No... No me dirás q