Capítulo 6
Somos vecinos
Debo admitir, que en este preciso instante este maldito bastardo me dejó perplejo… no puedo hablar, no sé si emocionarme y dejar salir toda la euforia que me invade o quedarme tranquilo y desconfiar de sus palabras…
“¿tú… me estás jodiendo verdad?”
Fue lo único que pude preguntar sin que ninguno de los dos note mi voz entrecortada, necesito a mi princesa, la extraño demasiado…
“jefe, ¿en cuantos pedazos me cortarías si me atrevo a jugar con cualquier cosa que tenga que ver con la jefa Samantha?... creo que estamos perdiendo tiempo, me puedes agradecer otro día… no creas que solo compré esta finca para que puedas estar cerca de tu esposa, tampoco me puedo dividir en dos y si no veo personalmente tu progreso voy a seguir incómodo.
Aprovecha la hora que te queda mientras Juan arregla todo el asunto con el personal para ir a recoger tus cosas, tienen que salir en el momento que vean el helicóptero que los llevará directo a la rampa donde los espera el jet.
Es solo una medida preventiva para que no se filtre tu estado de salud; además, Ramiro está paranoico al extremo con todo y todos a su alrededor, esta noche un grupo de pequeños detractores hará un gran movimiento en uno de sus almacenes para obligarlo a salir de su cueva, así ustedes podrán llegar sin despertar sospechas.”
Escuchar sus palabras me hizo sonreír
“Has aprendido mucho Reginaldo”
Le dije casi que instintivamente, él sonrió y siguió hablando
“en realidad no, ese asunto en estos casos es como un procedimiento de rutina… y de verdad necesito que te vengas, no solo porque teniéndola cerca vas a acelerar tu proceso de recuperación, también me parece que te has estado esforzando demasiado últimamente y necesito examinarte personalmente…”
Se que le sigue a esa frase, así que lo interrumpí
“no tienes que preocuparte por mi salud, yo conozco mi cuerpo mejor que nadie ya estoy perfectamente, podemos ejercitarnos juntos cuando llegue si no estas seguro”
Reginaldo me puso los ojos en blanco, pero no me refutó, en su lugar
“es bueno saber que te sientes bien; eso me tranquiliza, entonces los espero esta noche… la finca tiene pista de aterrizaje, no necesitas disfrazarte y no traigan muchas cosas… Nana tráeme, Ron Venezolano, por favor”
Nana se puso eufórica, aunque no le gusta que ninguno de nosotros beba, le encanta que le pidan cosas, por lo que dijo con cara sonriente
“no debería llevarte nada, beber le hará daño a tu salud”
Quería reírme, pero se supone que nosotros nunca hemos notado la transparencia de esa mujer para decir las cosas, preferí guardarme mis comentarios y mirar a otro lado; pero asentí dándole mi apoyo, en realidad yo la apoyo en cualquier cosa siempre y cuando no me convierta de nuevo en su objetivo de tortura…
Hicimos un par de comentarios muy superficiales de la manera en la que se están manejando los asuntos con los jefes de las diferentes zonas en Colombia y nos despedimos.
Después de colgar no pude seguir ocultando mis emociones; pero antes, le pedí a nana que me preparara un poco de ropa en una maleta para poder sentarme en la silla detrás del escritorio, en realidad, no se trata solo de mi esposa… creo que llegó el momento en el que comience a aparecer el verdadero capo, hay que limpiar el camino para el regreso triunfal de mi familia… Samantha, espérame un poco más, pronto estaremos juntos…
…
Anoche Nana, el pequeño Juan y yo llegamos a Cali, el gran movimiento que hicieron los pequeños detractores como los llamó Reginaldo durante nuestra conversación, arrasó con más de diez galpones de la zona; pues, estúpidamente colocaron grandes cargas de explosivos en una zona industrial esperando que no expandiera mucho la explosión…
Cuando me enteré de que hubo alguien capaz de hacer semejante idiotez negué con la cabeza, ¿Cómo esta gente de mierda pone juguetes tan pesados en manos tan irresponsables? Ya había tomado mi decisión, pero… esto me hizo recordar la explosión del buque y, comencé a dudar de nuevo, aunque se encontró la identidad del responsable de la lluvia de balas que casi me mata, aún no sabemos quién colocó los explosivos en el buque…
Como dijo Reginaldo, la explosión de anoche nos permitió aterrizar directamente en la finca sin llamar la atención… aunque somos vecinos de Ramiro, eso solo significa que nuestros terrenos están juntos, separados por una pequeña división hecha con palos y alambre; pero, no esta tan cerca como para ir a pedir una taza de café… si quisiera ir a ver a mi princesa, debería ir en un vehículo todoterreno y tardaría quizá media hora en llegar al primer control de seguridad terrestre de Ramiro…
En este momento, ella se está recuperando y yo no estoy apurado por traerla de vuelta y que se arme una guerra con su protector.
Me levanté a ejercitarme de madrugada, como de costumbre después de soñar con ella, aunque estaba totalmente obscuro cuando trotaba podía mirar los árboles con claridad y se me ocurrió una idea…
Cuando regresé a la casa, ya eran las siete de la mañana y apenas venia llegando Reginaldo; pues; tuvo que pasar toda la noche brindándole apoyo a Ramiro para encargarse de esos imbéciles que volaron la mitad de la zona industrial… en realidad, ¡ha aprendido muchísimo!
Al verme, sonrió ampliamente y quiso venir a abrazarme; cuando notó que permanecía de pie y venia de correr sus ojos cansados se iluminaron… y es que, hace unos días cuando tuvo que salir de la casa a regañadientes para comenzar a encargarse de los asuntos urgentes aquí en Cali, yo apenas podía dar un par de pasos apoyándome en las muletas, supongo que nunca se imaginó que me vería de pie tan rápido.
Pero, definitivamente nunca hemos sido personas sensibles, así que omitimos la parte sentimental e inmediatamente fuimos al despacho.
“me puedes explicar ¿Por qué permitiste que se te fuera de las manos semejante ataque terrorista?”
Le pregunté sintiéndome molesto por esa falla tan insignificante; pero como es su costumbre, Reginaldo ni se inmutó, se encogió de hombros.