─Oh, Lauren, soy capaz de muchas cosas… no me conoces tanto como crees─ dejo mis ojos extasiados en ella, sintiendo cómo la temperatura en mi cuerpo va creciendo de forma desnivelada.
─Demuéstramelo.
Le miro perplejo. Esa simple palabra, hace que mi mundo se detenga.
─No juegues con el lobo, si no quieres salir herida─ susurro en sus labios, palpando con mi aliento caliente, los suyos.
Sus manos se posan en mi pecho, aferrándose. Sus labios se aprietan entre sí, demostrándome alguna frustración que se opone a ella.
De forma inesperada, me empuja en contra de ella. Alejándose de mí, se da la vuelta y se va. Dejándome con un remolino de pensamientos en la cabeza por ella, por sus labios tan sedientos y distantes, y con de seguro, una gran erección. Joder, soy demasiado romántico.
