Capitulo 1

2145 Words
Sentada, sobre una banca en la cafetería de su facultad, Camila reflexionaba sobre la incertidumbre de su futuro. Acaba de terminar de hablar con su madre por teléfono, su padre llevaba varios meses sin empleo debido al accidente automovilístico que había sufrido por culpa de un borracho que se había quedado dormido frente al volante y debido a este problema su padre no había podido pagar la hipoteca de la casa, sumándole a la tragedia los meses de colegiaturas que Camila ya debia a la universidad. El banco había llamado para notificar el próximo embargo de la casa de sus padres, ya no habría más prórroga y tampoco más paciencia para la deuda, sus padres se quedarían sin casa en dos semanas. La situación empeoraba al pensar en sus propios problemas, ella vivía en unos dormitorios para señoritas no muy lejos de la universidad, un gasto más a las deudas de sus padres, pues también debia la renta del dormitorio y sus desayunos en la cafetería. Camila no tenía trabajo y tampoco disponía de dinero que le ayudara, la había solicitado muchas veces, pero en ninguna de esas ocasiones había tenido oportunidad de ganar una beca universitaria que pudiera solventar sus gastos. Pensó en buscar un empleo, pero a esas alturas no lograría hacer nada por sus padres y posiblemente la darían de baja temporal al deber tanto dinero, por mucho que trabajara no lograría ayudar a sus padres ni ayudarse a sí misma. Estaba desesperada. Se quedó ahí un par de horas, llovía y no había nada mejor que hacer que pensar en su propia miseria, quizás podía pedir un préstamo, pero igual no le darían mucho al no tener un historial crediticio, ni siquiera tenía una cuenta bancaria y con el miedo que le daba entrar al banco ni siquiera había pensado en sacar una cuenta de ahorros o una tarjeta de crédito, estaba muy lejos de sus posibilidades. Sus amigas por supuesto tampoco serían de mucha ayuda, ya que en total tenía dos, Fernanda y Cinthia. Las había conocido en los dormitorios, estaba en el mismo piso y debían compartir la misma lavadora, así que su cercanía era mucha, pero no lo suficiente como para pedirles dinero, sabia que la madre de Cinthia era madre soltera y que trabaja doble turno para pagar su residencia en los dormitorios y las colegiaturas de la universidad, ella iba al día de lo que su madre trabajara y le diera. Mientras tanto, Fernanda tenía el apoyo de sus dos padres, pero sabia que su situación económica tampoco era muy buena y por esa razón Fernanda trabajaba medio tiempo en la cafetería de la universidad. No había solución por más que pensara, pero de igual manera se lo mencionaría a sus amigas esa noche, quizás ellas le darían otras opciones y ademas necesitaba sacar la frustración que sentía en ese momento. Al anochecer, en el dormitorio, cuando sus amigas llegaron, les invito a tomar un café, vacío el cochinito que guardaba debajo de su cama porque al final de la tarde había llegado a una conclusión, ella se daría de baja temporal antes de que la universidad le volviera a enviar un memorándum así que probablemente esa sería su última semana en la universidad y quería despedirse de sus amigas adecuadamente. No quería lágrimas, pero tampoco sabia si podría soportar la despedida, no era un hecho, pero ya había tomado la decisión. Una vez que les sirvieron el café en su mesa, Camila tuvo el valor de explicarles la razón del porqué debia irse y ayudar a su familia. —No puedes irte— le dijo Fernanda—porque no trabajas conmigo en la cafetería, tal vez te den un descuento de trabajador y puedas pagar tus deudas en la universidad. —No creo que acepten y aunque lo hicieran también debo pagar los meses que debo del dormitorio, ademas creo que la peor situación es que mi hogar lo venderán y mis padres quedaran en la calle, no puedo simplemente pensar en mí. —¿Lo has pensado bien?— cuestionó Cinthia, de entre sus dos amigas Cinthia era la más racional, era una de esas personas a las que les puedes pedir un consejo y que te darán el mejor para resolver tus problema, pero Cinthia no había abierto la boca mientras Camila hablaba hasta ese momento. —Si ya lo pensé, no creo que pueda hacer algo por ahora para salvar mi casa ni mi semestre. —Si ya lo has decidido, entonces nosotras te apoyaremos y estaremos aquí cuando decidas volver. Escuchar esas palabras de los labios de Cinthia había acabado con las esperanza de Camila, su ánimo decayó y permaneció en silencio mientras sus amigas le daban consejos para cuando decidiera volver a la universidad, pero Camila se mantuvo callada mientras tomaba su café, pensó que no debia tomarlo con azúcar, ya que tenía la boca seca y amarga y eso era lo que necesitaba algo amargo que le recordara su situación y le pusiera los pies en la tierra. —Quizás podría pedirle un préstamos a Sofía, ella tiene mucho dinero—sugirió Fernanda en broma. Sofía era una chica de último año que vivía en el último piso de los dormitorios, pero ademas de ser el más grande, era el más caro y rara vez alguien rentaba un dormitorio en los últimos pisos debido a su alto costo, excepto Sofía que aparentemente disponía del presupuesto. Lo extraño en esa chica no solo era su belleza y su personalidad, sino el origen de su dinero. Por lo que las chicas sabían de Sofía, gracias a la administradora de los dormitorios, era que era huérfana de padres y solo tenía a un tío que vivía en el norte del país, pero que no se hacía cargo de Sofía ni de sus gastos, pero quizás el dato que perturbaba a las chicas era el hecho de que Sofía trabaja de noche, supuestamente en un café que habría las 24 horas del día y Sofía tenía siempre el turno nocturno, supuestamente por la universidad. Todas las residentes de los dormitorios especulaban acerca de la vida nocturna de Sofía, ciertamente la había visto con un uniforme, un pantalón y camisa azul y un mandil verde que aparentemente tenía el logo de aquella cafetería, pero lo extraño estaba en que Sofía gastaba como si fuera la hija rica de algún millonario, tenía joyas auténticas que algunas chicas le había visto y en su dormitorio disponía de la mejor tecnología para hacer de su residencia algo más cómodo, no entendían como una camarera podía ganar tanto dinero para darse ese tipo de lujos y entonces por ese misterio, se decía que Sofía era una prostituta. Por esa razón Sofía no tenía ninguna amiga en el dormitorio y extrañamente asistía a una universidad diferente y al ser los dormitorios un negocio independiente de la universidad, cualquier mujer podía rentar una habitación mientras demostrara que estudiaba y que realmente necesitaba el lugar. —Seguramente Sofía no me revelaría su secreto—expresó Camila sin ánimo, pero sus amigas entendieron que sus palabras eran una broma, puesto que todas tenían conocimiento de los rumores. —Porque no lo intentas, quizás tengas suerte—se mofó Fernanda volviendo a reírse junto con Cinthia, pero mientras para ellas el asunto no era más que una broma, para Camila tenía mucho sentido o al menos en sus desesperación parecía tenerlo. Cuando volvieron a los dormitorios, Cinthia y Fernanda no se quedaron a charlar como siempre, era temporada proyectos así que tenían muchas tareas pendientes por terminar para la calificación de sus parciales así que no tenía tiempo que perder en chismes. Camila tuvo el placer de cerrar sus libros y libretas, ya que se daría de baja, no tenía caso seguir estudiando, pero en su cabeza siguió rondando lo que sus amigas habían dicho, quizás aquella chica podía ayudarla y no lo sabría hasta que hablara con ella. Eran las once de la noche cuando Camila decidió salir a hurtadillas de su dormitorio, sus amigas vivían al lado de ella así que debia ser cuidadosa para poder ir al siguiente piso sin ser descubierta. Subió por las escaleras hasta llegar al último piso, ahí solo vivía Sofía o la prostituta como le decían a sus espaldas. Cuando finalmente llego a la puerta de la habitación de Sofía se quedó helada, su cuerpo le traiciono dejándola sin palabras frente a la puerta, realmente no sabia que hacer o que decirle a esa chica para que la ayudara, después de todo seguramente ella debia saber lo que decían de ella en el edificio y por ese motivo no le ayudaría. Estaba a punto de darse la vuelta cuando la puerta del dormitorio 15-A se abrió repentinamente, ahí estaba Sofía con el uniforme que había dicho se ponía al ir a trabajar, tenía un hermoso maquillaje y una bolsa colgaba de su brazo, ya se iba al trabajo. —¿Quién eres?— le cuestiono de forma altiva a Camila. Ella le sonrió apenada e inclino un poco la cabeza como si se disculpara—te pregunte algo. ¿Acaso no me escuchaste sorda? —Lo siento, soy Camila Olivares y vivo aquí en el edificio, en unos pisos más abajo. —¿Y qué es lo que quieres aquí? —Yo...—camila se quedó en silencio reflexionando lo que debia decir. —¿Tú qué? —Yo necesito un trabajo y quería saber si tú podrías ayudarme— le respondió Camila al ver la frustración de Sofía, parecía molesta de tener que tratar con ella —¿Trabajo?— se burló Sofía—¿Por qué le ayudaría a una completa extraña a conseguir trabajo? —Bueno, sé que no me conoces, pero realmente estoy desesperada. De verdad, haré lo que sea, soy muy trabajadora y puedo hacer fuerza si se requiere, pero de verdad necesito un empleo. —¿Dijiste que harías lo que sea?—cuestionó Sofía realzando las palabras de Camila. —Sí, realmente necesito un empleo. Ella la miro de arriba abajo, tenía puesto unos jeans ajustados y una linda camisa floral blanca, Camila tenía un buen cuerpo, pero Sofía se preguntó si la chica frente a ella realmente podría soportar el desgaste físico y mental que se requería en su trabajo, pero lo averiguaría en ese instante. —Pasa— le dijo Sofía y le abrió paso a Camila, quien nerviosa entro con la cabeza baja y musito un gracias que no fue audible para Sofía quien estaba a escasos dos metros de ella. —¿Por qué viniste aquí?— le cuestiono Sofía una vez que cerro la puerta. —Yo... me dijeron que tu ganas mucho dinero y en estos momentos necesito ganar mas de lo que se gana en un empleo comun. —¿Y acaso creiste que yo te daria un empleo asi como asi, sin conocerte? —Lo sé, es extraño pero crei que podrias ayudarme. —¿Ayudarte? Claro que puedo ayudarte ¿Cuánto necesitas? Camila penso en el total de las deudas por pagar, el numero rondaba en mas de un millon de pesos y eso sin contar sus deudas de la universidad, pero no podia aspirar a tanto, asi que decidio decirle solo las deudas universitarias. —40 mil— musito Camila avergonzada. —¿Los quieres en efectivo o por transferencia?—contesto Sofia soberbia para probar el valor de Camila. —¿Me los daras asi como asi? —Te los dare, pero a cambio tendras que trabajar para mi y hacer todo lo que yo te pida. Si te portas bien y me obedeces, ganaras más que solo 40 mil miseros pesos ¿Aceptas? —¿Que tendria que hacer? —No mucho, te lo dire mañana, ahora tengo que ir al trabajo, pero te buscare. Sofia entro a lo que parecia ser mas bien un departamento que un simple dormitorio, se escucho el sonido de una puerta y luego nada, pasaron al rededor de tres minutos cuando Sofia volvio con una bolsa negra de plastico en las manos y se la entrego a Camila. —Aqui tienes lo que me pediste, 40 mil pesos. Ahora trabajas para mi y si te niegas no querras ver mi lado malo ¿Verdad? —Hare lo que quieras—respondio Camila asustada y agachando la cabeza. La desesperacion la habia llevado hasta ese lugar tan lejano de su dormitorio, habia conseguido algo mas que empleo y eso era dinero, dinero que podia emplear para ayudar a su familia, el problema era que no sabia que haria y como trabajaria para Aquella mujer de la que solo conocia el nombre, pero si tenia 40 mil pesos y se los entragaba como si nada seguramente el empleo debia ser algo malo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD