Perdón, arrepentimiento y la rehén

1567 Words

Unos días después, la desahuciada ha sido dada de alta para ir a encontrarse con su decretado destino. En el hospital, estaba siempre sedada, mas ahora que ya han pasado varias horas desde su retorno a casa, la señora Martínez comienza a recuperar la consciencia. Entonces en su despertar le nace una primera inquietud. —¿Por qué tengo la vista oscurecida? —clama Estela asustada, al borde de la desesperación. —Tranquila, hija. Es sólo un efecto secundario temporal del medicamento que estás tomando —se acerca el señor Mireles a suministrarle la dosis acordada de mentiras piadosas. —¿Tan terrible es el mal que tengo que han tenido que darme semejante fármaco? —intuye fatal peligro. —No pienses en eso ahora. El doctor dijo que no hay mejor medicina que te concentres en tu recuperación; inc

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