-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Francesco -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Dejé de pensar en Bruno y su cruzada para asegurarse mi futuro con Irene, y me enfoqué directamente en ella, que era un tema ciertamente mucho más interesante. Me giré para verla y sonreí, las luces navideñas que alumbraban detrás de ella iluminaban su perfil como si un halo de luz la envolviera. No había momento en que no pareciera una diosa, Irene era hermosamente perfecta por donde la detallara. – ¿Y qué tal fue el caso de Londres? – Preguntó al darse la vuelta – ¿Les hiciste morder el polvo? – No como hubiese querido – respondí con algo de pesar. Y tomé aire para empezar a contarle mi no tan exitosa semana cuando le vi fruncir el ceño. Durante un buen rato estuve hablando sobre lo caótico que fue