-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Irene -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Seguía pensando en la espalda de Francesco y en si debía creerle que no le molestaba, y por el contrario le gustaba lo de los arañazos, cuando le oí aclarar su garganta. – Hablando de experiencia Irene… Y realmente no pretendo ser imprudente, pero… ¿Anoche fue tu primera vez? – me preguntó con seriedad, y algo en su tono me puso alerta. – No ¿Acaso parecía que fuese mi primera vez? – pregunté alarmada, siendo testigo del nacimiento de un nuevo temor en mí. Había quedado tan maravillada por el habilidoso desempeño de Francesco, que jamás me detuve a pensar que quizás él estuviese acostumbrado a cosas diferente. Siendo un hombre experimentado quizás yo terminé pareciendo una torpe virgen sin ideas ni dest