POV AIDEN
—No aguanto un día más —exclamé en cuanto entré a la oficina de Noah.
—Mierda Aiden, toca la próxima vez —gruñó y me detuve de inmediato al ver lo sonrojado que estaba—. ¿Por qué me miras, así?
Había cerrado la laptop en cuanto llegué, su corbata no estaba y apostaba todo mi dinero que algo mas no estaba en su sitio, pero claro, no lo comprobaría.
—Video llamadas calientes en el trabajo, eh —canturreé, yendo a sentarme un poco alejado de su escritorio—. Jamás pensé que Alison y tu eran de esos, aunque es normal… supongo.
—Llevamos una relación a distancia y tenemos cinco meses sin vernos, claro que es normal —se encogió de hombros.
Cinco meses —pensé—. El mismo tiempo que tenía sin ver a la caliente de ojos azules.
—Pero ¿en el trabajo? —cuestioné con una sonrisa. Me encantaba joderlos.
—Vete a la mierda, ¿a qué venias?
—Ah sí, se me había olvidado… necesito descansar, un mini viaje de fin de semana, ¿Qué te parece?
—También lo necesito, por esa razón viajaré en la media noche, necesito ir a ver a mi prometida —sonrió, perdidamente enamorado—. Es sorpresa.
¿Y si viajaba con él?
Era la excusa perfecta para viajar y ver a Mia, tal vez con suerte me dejaría nuevamente explorar su boca y su delicioso coñ..
—Llevo años sin ir a Reino Unido, ¿sabías? —dije rápidamente, no dejando que mis pensamientos se fueran por ese rumbo—. Tal vez debería de aprovechar y viajar contigo, ¿no crees?
—¿Y Samanta?
—¿Qué pasa con Samanta? —fruncí mi ceño.
¿Qué tenía que ver ella en esta conversación?
—Viajaría con nosotros, ¿verdad? —negué de inmediato—. Es tu pareja.
—Es mi… —aún se me hacía difícil decirlo en voz alta—. Es mi novia, no mi prometida y mucho menos mi esposa, Noah —me encogí de hombros.
—Tendrás problemas, aun mas al ella saber que a donde iremos estará Mia. Aun no entiendo su obsesión con ella —comentó molesto—. Mia no ha hecho nada.
Solo me quede callado, no quería engañar a mi amigo, así que el guardar silencio era lo mejor… por ahora.
Samanta había revisado mi celular meses atrás cuando aún no éramos novio y encontró una conversación con Mia, de ahí venía su obsesión, claro que le dije que solo éramos amigos y lo éramos de alguna forma.
—No tendré problemas —me levanté con una sonrisa, tenía que empezar a empacar—. Si termina esta relación, sería un favor.
—¿No la quieres? —preguntó Noah, demasiado serio para mi gusto—. Si no lo haces, no entiendo porque seguir con ella, Aiden.
Era el tema de conversación con mi madre. Me conocía muy bien y no le agradaba para nada Samanta, así que estaba un poco cansado de lo mismo.
—La quiero, sí, pero no como una pareja —respondí sinceramente—. No quiero dar una mala imagen a nuestra empresa, que por mi manera de vivir perdamos contratos valiosos, además se siente bien tener alguien estable en tu vida.
—Oye, no lo hagas, nada tiene que ser más importante que tu felicidad… así que termina esa relación antes de que ella pueda terminar más lastimada —asentí—. Solo sé más discreto con tus salidas y líos de noche y la empresa estará bien.
—Sí, seguro —sonreí y me despedí—. Iré a preparar todo.
[…]
En cuanto llegué a casa fui rápidamente hacia la cocina, tenía mucha hambre y seguramente el amor de mi vida ya me había preparado algo.
¿Quién era ella?
La persona que lidio conmigo junto con mis padres, mi nana, amaba a esa mujer y era mi segunda madre, así que en cuanto supo que vivía solo, se ofreció en venir a preparar mis comidas, sabía lo quisquilloso que era a veces con ese tema y me conocía a la perfección, como también conocía mis estúpidas alergias.
La encontré refunfuñando mientras cortaba algunas verduras.
—Nana —la llamé, se volteó de inmediato y fruncí mi ceño al ver sus ojos vidriosos—. ¿Sucede algo?
—No hijo, nada. ¿Por qué llegaste tan temprano? —cambio drásticamente la conversación.
Me acerqué hasta ella y la abracé por detrás, mientras observaba lo que estaba cocinando.
¿Una ensalada?
—¿Qué pasa? —pregunté, al no obtener respuesta de su parte agarré sus manos, le quité el cuchilllo y la volteé lentamente—. ¿Por qué tus ojos están vidriosos?, por favor cuéntame.
—Samanta está aquí —asentí lentamente—. Estaba ocupada haciendo tu cena y… me exigió hacerle algo de comer, me rehusé porque debía de terminar tu comida y empezó a tratarme mal y… me despidió.
—Ja, ¿te despidió? —pregunté totalmente incrédulo, me sorprendía el que fuera tan estúpida como para hacerle algo como eso a mí nana, sabía desde el momento uno que ella no era mi empleada y que era importante para mí.
—No importa, solo déjame termino con su ensalada —negué rápidamente.
—No harás nada, deja todo ahí. Tu y yo vamos a salir a cenar, pero antes debo arreglar esto —besé su frente y salí rápidamente de la cocina.
Sabía que estaba en mi habitación, así que me dirigí hacia allá, sorprendiéndome al encontrarla con una lencería muy sexy, era nueva.
—Hola amor —sonrió, sonrisa que se fue apagando al verme—. ¿ Qué pasa?
Fui hasta mi armario y agarré la poca ropa que había permitido que trajera aquí, una pequeña maleta y lo tiré al lado de ella.
—Agarra tus cosas y lárgate, Samanta —ordené.
—¿Qué te pasa?, ¿Por qué me estas tratando de esa manera, amor?
—Estoy haciendo un esfuerzo en no tratarte como te mereces, así que, por favor, no hagas que mi paciencia se agote y lárgate.
—No, claro que no —lagrimas empezaron a caer de sus ojos y se levantó de la cama para venir hasta mi—. ¿Qué hice?, ¿qué está sucediendo, Aiden?
—Mi nana —susurré—. Ella no es alguien a quien puedas tratar como quieres, ¡No es una maldita empleada! ¡es mi madre! —me alejé de ella y empecé aguardar su ropa, pero lo impedía.
—No sé qué te pudo decir, pero no le hice nada, Aiden… amor, créeme —cuando estaba por agarrar mi rostro me aparté.
—¿Exigirle?, ¿Imponer una autoridad que no tienes?, ¿Despedirla? —empecé a preguntar.
—Tal vez cometí un error al despedirla y…
—¡Lo hiciste! —bramé—. Ella no trabaja para mí, no es una empleada y si lo fuera, tú no tienes que tomarte atribuciones que no te conciernen. Solo eres mi novia, no eres mi esposa y mucho menos la señora de esta casa, ¡¿entendiste?!
—Sí amor, lo entendí —murmuró—. Pero por favor, no te enojes.
—Vete, no te quiero ver más —confesé.
—¿M-Me estas… terminando? —ahora sí que estaba llorando con ganas.
—Lo estoy haciendo, Samanta… ahora, tengo una cena a la que ir —se interpuso en mi camino, mirándome incrédula—. Hazte a un lado.
—¿Tienes una cena con Mia? —quiso saber—. ¿Me dejaras por esa perra?
Inhalé hondo, mi paciencia se había agotado por completo.
—No te interesa saber con quién tengo una cena —aclaré, señalándola—. Y por favor, deja de referirte de esa manera a Mia, olvídala, deja esa obsesión por ella.
—¿Entonces con quien vas? —gritó, demasiado alterada—. ¡No me puedes dejar!
La hice a un lado y entre al baño para bañarme, ya cuando llegara haría las maletas, el hacerlas ahora haría que preguntara y se volviera loca.
Sonreí inevitablemente, en pocas horas vería a Mia... maldita sea quería besarla, pero me conformaría con solo verla si tal vez no quiera besarme, pero tenía mis malditos trucos y conocía a Mia.
Cuando salí del baño me sorprendí al verla. Estaba sentada en la orilla de la cama.
—¿Por qué aun no te vas, Samanta? —averigüé.
—No podemos terminar, no por un error que cometí, prometo que no volverá a suceder, pero no me castigues así… no lo hagas, Aiden.
Sentí un pinchazo en mi pecho y las palabras de Noah me golpearon abruptamente.
—Es lo mejor, no solo es lo que pasó… es todo, debemos de…
—No —me interrumpió—. Me iré solo para que lo pienses mejor, ¿está bien?, pero aun no tomes una decisión, amor… aun no —se acercó a mí y me besó, pero al ver que no correspondía se separó.
No dije nada, simplemente esperé a que se fuera para arreglarme e irme a cenar con mi nana. Sabía que mañana volvería y se llevaría una gran sorpresa al saber que no estaré.
Noah tenía razón, era momento de dejarla y volver a ser el Aiden de siempre.