Enith intentó ocultar sus manos desviando la mirada hacia el suelo, de alguna manera ella sentía que había sido descuidada, le daba un poco de vergüenza que Elio se diera cuenta de que era torpe en algunas cosas, hasta cierto punto era un orgullo tonto y herido.
— Enith —el tono de voz del muchacho era serio, se notaba que reprimía su furia— ¿esas heridas fueron causadas por el trabajo de ayer en mi casa? —La muchacha asintió.
— Tenía que terminar rápido de impermeabilizar tu techo, lijar la pintura para poder retocar los bancos y tener tiempo de terminar mis diseños, fui descuidada pero… —Elio le puso un dedo en sus labios para que callara.
— Nunca más lo hagas, nunca dejes que alguien más te hiera de ninguna manera —la vió a los ojos desviando la mirada hacia las manos de la solter
