—¡Me duele! —Miro molesta a Inuyasha. Suspiro mientras restriego mis ojos para luego mirarlo. Él me mira con cara enojada mientras acaricia su rostro. Sin quererlo lo lastimé, pero creo que él exagera mucho. O bueno, demasiado. —Vamos, te voy acostar — lo ayudo a subir las escaleras. ¿Ya mencioné que él es muy dramático? Sé que está un poco débil, pero su rostro fue el afectado. Lo acomodo en la cama mientras él me mira. Miro su habitación y me sorprende lo grande que es. Su casa o más bien mansión, es enorme para una sola persona. Su habitación es de un color azul oscuro que le sienta bien. Es muy armoniosa y el gris a combinación del azul me gusta bastante. Le doy el visto bueno. —¿Dejará de acosar mi habitación? —La voz de Inuyasha me sobresalta. —Solo que es muy bonita — comento