Me mantengo callada, luego de cómo me habló no quiero nuevamente un regaño. El silencio es quien nos acompaña en todo momento, lo que me hace preguntarme, ¿por qué Inuyasha va conmigo? Se supone que teníamos una junta en media hora. Al parecer nadie lo entiende. Las puertas se abren y los ojos de todas estas personas chismosas se posan en nosotros. Ruedo los ojos, ya deben estar acostumbrados, aunque la que no termina de acostumbrarse soy yo. Sigo sus movimientos con cautela. Inuyasha avanza hasta su auto, abre la puerta del copiloto y me mira. —Entre - me muerdo la lengua para no soltarle una de las mías y entro. El cierra la puerta y camina hasta estar en el asiento del piloto. Pone en marcha el coche y yo me distraigo mirando la ventana. La cuidad pasa ante mis ojos y solo me quedo mi