Estoy totalmente paralizada, mis ojos no se pueden apartar de Koga ni un segundo. Los latidos desenfrenados de mi corazón son tan fuertes que temo que los escuche. Su fragancia varonil se filtra por mis fosas nasales. Él me observa detenidamente, comprueba los rasgos de mi rostro. No sé qué hacer porque las palabras no salen de mis labios y me odio por eso. Pero más me odio por saber que él sigue ejerciendo algunas reacciones en mí, aún tiene poder sobre mi cuerpo y mis pensamientos, aunque en este momento todo este congelado dentro de mí. Siento una presión horrible en el pecho. Quiero huir, pero como no puedo hacer más que mirarlo, no lo hago. Quisiera decirle eso que siempre me levanté cuando se marchó engañándome, dejándome cuando más lo necesario. Quiero gritarle porque nunca me fue