Me coloco unos jeans, unos tenis y una blusa top corta color rosa pálido. Me arreglo el maquillaje y cuando terminó suena el timbre. Bajo corriendo los escalones y abro la puerta. Ayame y su hermosa sonrisa me reciben. —Ya me sentía abandonada—me saluda con un beso en la mejilla. —Sabes que han pasado muchas cosas—le respondo con una sonrisa. —¿Nos vamos?—asiento saliendo de la casa. En el camino le cuento todo lo que ha pasado mientras que Ayame solo llama poco hombre a Koga e imbécil a Inuyasha. Me gusta pasar tiempo con ella. Es la persona más elocuente que conozco. —¡Tenías que dejar sin hijos al imbécil de Koga!—chilla sin dejar de mirar la carretera. —Tranquila fiera—me río porque de verdad está loca. Mi celular vibra dentro de los bolsillos de mis jeans, lo busco y me doy cue
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