Capítulo 1| Vida universitaria.

2159 Words
los reflectores alumbran el brilloso césped verde del campus, desde los vestidores podemos oír la multitud gritando enloquecida, eufórica, extasiada de adrenalina. Último partido de la temporada antes de las vacaciones: Columbia Lions VS Cornell Big Red. El súper clásico que enloquece a toda la comunidad estudiantil y a muchos más. Perdimos cuatro partidos está temporada, en el cuadro de posiciones estamos casi últimos así que hoy no hay espacio para perder, tenemos que ganar o quedaremos fuera del campeonato clasificatorio. Peter me observa desde el otro lado de los vestidores, esta tan nervioso y bajo presión como yo, como todos aquí. —Steven, te necesito más que concentrado esta noche. Hazme saber que elegí bien a mi Quarterback, no me decepciones —el entrenador me entrega el balón entre las manos. —¡Si entrenador! —respondo con firmeza. —Antes de iniciar con el partido más importante quiero que le dediques unas palabras a tu equipo ¡Y quiero que me hagas llorar de la emoción! El resto de los jugadores forman una ronda a mi alrededor, la ansiedad se siente en el aire, forma parte del oxígeno que respiramos en este momento. —Éste es el ultimo partido antes del torneo ¡No hay espacio para los errores! Si perdemos ésta oportunidad será el fin para los Leones ¿Entienden? ¡Salgamos al maldito césped para demostrar quienes serán los verdaderos campeones de la temporada! Dejen los malditos miedos atrás, corrijan esos errores cometidos, concéntrense en ser los malditos vencedores. —¡Vamos a por la puta victoria! —grita Peter junto a mi. Rápidamente nos apresuramos en salir directo al campus, esta noche no importa nada más que el fútbol. Una oleada de gritos alentadores nos recibe con calidez, las animadoras agitan sus pompones mientras dan por finalizado su acto de acrobacias y rutina gimnasta. Recuerdo que en West High la pasión era la insignia de cada partido local, pero aquí, aquí es increíble la energía que se transmite cuando toca defender nuestro honor en el césped. Antes de iniciar saludamos al equipo rival y rápidamente me posiciono en medio del campus para lanzar la moneda, tengo la suerte de que cae a nuestro favor. Cada quien toma su lugar en el juego para comenzar con la noche mas importante de Columbia. El silbato suena indicando el comienzo: a jugar. El balón sale despedido de mis manos en cuanto logro correr unos metros en dirección a Peter, su posición en el juego es de Fullback, corredor de poder. En cuanto recibe el lanzamiento perfecto sale despedido en dirección a la zona de puntos a toda marcha, antes de que pueda seguir corriendo noto como un contrincante viene a toda prisa hacía mi y me taclea; un fuerte dolor en mis costillas me retuerce en el suelo como un gusano. —¡Foul! ¡Es foul! —se queja el medio campista de mi equipo. —¡Steven levanta tu trasero Californiano del suelo o haré que te arrepientas de llorar como una niña! —el entrenador comienza a inquietarse. —¡Ni siquiera tenia el balón, es foul, maldita sea! Mientras el medio campista sigue discutiendo con el árbitro, Peter llega al rescate, me ayuda a ponerme en pie lo cuál me cuesta por el horrible dolor en mis costillas. El partido se atrasa unos minutos, finalmente no cobran la falta. Respiro profundo antes de volver a iniciar, escaneo mi alrededor y donde veo un hueco libre lanzo el balón; Preston logra tomarlo pero en cuanto se gira su cuerpo cae desparramado al suelo, el corner rival lo estampó contra su pecho. —¡Preston, de pie maldito perro. Debí dejarte en la banca! Comprendo de inmediato que los Cornell juegan rudo, su equipo apesta así que la única estrategia que tienen es el tacleo. —¡Shotgun formation! —grito posicionándome varios pasos detrás del centro. Momento de comenzar a jugar ofensivo. Ejecuto una jugada de carrera, lanzo pase largo el cuál logra tomar a tiempo Carter, linebacker. Con apoyo de Pit y los esquineros logran bloquear el avance del rival y anotan. —¡Si! —corro hasta mi mejor amigo que de un salto de sube a mi cintura. El partido continua bajo mucha presión, en el primer tiempo estuvimos seis puntos arriba gracias a dos goles de campo que logramos con Peter pero en el tercer cuarto de tiempo nos sobrepasaron por cuatro puntos arriba, en el entretiempo tuvimos que volver a coordinar las jugadas entre nervios y los gritos desesperados del entrenador, al rever las posibilidades logramos iniciar el cuarto y último tiempo del juego, últimos quince minutos para definir la temporada, quince minutos para conquistar las clasificatorias. Es ahora o nunca. Los pases comienzan a salir más que perfectos, hemos cambiado a un esquinero para poder tomar ventaja, Peter se ve agotado pero aún con la suficiente fuerza para pelear nuestro puesto. Corro por el lateral buscando un hueco que me de paso a conseguir la jugada final que busco, no les daré tiempo a siquiera poder pensar; en cuanto Pit me ubica en el campus patea el balón hasta mi, logro atajarlo volviendo los siguientes segundos los más terroríficos del partido: comienzo la carrera hasta la zona de anotación, a pocos centímetros logro sentir como vienen a taclearme nuevamente pero con mucha agilidad logro saltarlos y lanzo el balón al césped. —¡Touchdown para Los Leones de Columbia! —se oye por todo el alta voz —¡Esta maravillosa jugada del quarterback y el Fullback le otorga a nuestro equipo seis puntos posicionándolo en la puntuación más alta! ¡Es una realidad, Columbia clasifica para el torneo de intercolegiales! La multitud estalla desquiciada, por poco perdemos el partido pero gracias al equipo y a mi mejor amigo hemos logrado la victoria. —¡¿Que demonios fue esa basura, California?! —el entrenador corre hasta el equipo que festeja satisfecho el resultado. —¡Estamos clasificados entrenador Bruney! —lo anima Charls. —Quítate encuencle, Steven, explícame porque demonios tomaste el riesgo de un maldito touchdown. ¡¿A caso estas demente, hijo?! —Vi la oportunidad y me arriesgué, vamos Bruney, cambia esa cara. Quita mi mano de su hombro con molestia, el equipo se ríe ante su reacción ya que estamos acostumbrados a su disgusto general por cualquier cosa que hagamos, en el fondo sabemos que solo es una reacción involuntaria de su cuerpo. —Esta vez te salvas, pero la próxima que cometas semejante locura te pateare tanto el trasero que no necesitaras sacar boletos de avión para ir a ver a tu madre. Durante los próximos minutos post partido festejamos con las animadoras en el campus, algunos de nuestros compañeros de clases, la emoción es enorme pero tengo alguien mejor y más importante con quien celebrar. Coloco el brazo por dentro del casco para sostenerlo a medida que corro en dirección a las gradas, en primera fila ella me recibe con una sonrisa enorme y sus ojos húmedos por las lágrimas. —¡Felicidades León! —grita Britney junto a ella. Le sonrío en agradecimiento pero me encamino derecho a Alai quien espera paciente por mi llegada, le indico que salte la valla que protege a los fanáticos de no caer desde la platea alta al suelo, ella obedece y cuando salta logro atajarla en mis brazos. —Mi novio el mariscal de campo —sonríe divertida—, felicitaciones bebé, mereces el triunfo y mucho más. —Mi triunfo mas grande es estar contigo, te amo princesa. La bajo con cuidado de mis brazos para empezar a besarla con todo el amor que emana de mi alma, llevo cuatro meses sin ver a mi novia dado que ella estudia en Stanford junto con Britney. Alai tomó la decisión de rendir antes de fecha sus exámenes para poder estar presente hoy aquí, no quería perderse por nada el partido más importante de mi carrera universitaria. —Te amo —responde al terminar de besarnos. Camino con ella de la mano hasta los vestuarios, los chicos del equipo seguro vayan a la fraternidad de los Columbia Lions, mi actual hogar en el predio de la universidad, yo por mi parte pienso ir a cenar con Alai y aprovechar nuestro tiempo juntos al máximo. —¡Aplaudan al puto rey del fútbol americano California Steven! —alienta Terrence al verme entrar. El equipo vuelve a enloquecer con mi llegada a los vestuarios, me alejan de Alai subiéndome a sus hombros y pasándome el trofeo de ésta victoria. —¡Estás endemoniado, cabron! —¡Te mereces una noche a solas en el club con las porristas! —¡Eres sexo, California! Me río divertido de las estupideces que gritan por la felicidad que cargan, logro que me bajen al suelo de nuevo y le entrego el trofeo a nuestro entrenador que me mira con una mezcla de orgullo y repulsión. —Me haz hecho presenciar los partidos más asquerosos y mediocres que he visto en mis cuarenta años como profesor —niega con desaprobación —, te aborrezco por la temporada tan patética que me diste este año. —Brunie, yo... —Pero a pesar de ser la causa de mis peores pesadillas...California, hoy me haces el hombre más feliz del mundo —lloriquea escondiendo su rostro en el hombro de Peter. —¿Se encuentra bien? —pregunto desorientado. —Si, sólo dame cinco minutos —suspira buscando recomponerse —. Muchacho, mañana partes camino a Los Ángeles; recarga energías, aprovecha estas semanas de vacaciones para relajarte. —Claro lo haré. —¡Por supuesto que lo harás! Porque en cuanto pongas tu desviado pie derecho de vuelta en Columbia serás mi maldito esclavo deportivo. Ahora vete, no quiero seguir viéndote la cara. Le tiendo mi mano saludando con respeto al mejor entrenador que he tenido en la vida, me despido de Peter quién me informa que él sí irá a la fiesta en el club con Britney. Me apresuro en tomar mis cosas y sacar a Alai lo más pronto posible de éste pozo con olor a macho. —¿Con que una noche a solas en el club con las porristas? —me sonríe apoyada sobre la entrada de los vestidores. —En mi defensa jamás he pisado ese club de la lujuria. —Claro —ríe. —¿A caso esto es una escena de celos? —me burlo robando de sus labios un corto beso. —Para nada, sólo me preguntaba como sabes que es un club lujurioso si jamás lo haz pisado. —Me lo comentó Pit —me defiendo. —A mi hermana le encantará saberlo —su rostro se mantiene serio pero sus ojos brillan con una genuina diversión por meterme en aprietos, al ver mi cara suelta una carcajada —, tranquilo, solo bromeo. ¿Vamos? Muero de hambre. —Pues, que desperdicio que no me comas. La subo a mi cintura con una gran agilidad, voy caminando con ella encima de mi y besándonos, espero no caerme porque estoy seguro de que en vez de cenar pastas en un restaurante terminaremos ingiriendo suero en alguna sala de hospital. Con cuidado logro salir de las instalaciones del campus, en el camino nos cruzamos con algunos fanáticos del equipo que me saludan de lejos o se acercan emocionados a pedirme fotos. —Me siento como Jessica Olson cuándo se confirmó que sí salía con Christopher Wilde —comenta viéndome firmar un autógrafo. —Tu novio es una super estrella —le sonrio. A decir verdad no me costó mucho adaptarme a la exposición pública que generó el fútbol en mi, hace tres años, junto con el equipo, logramos tres campeonatos invictos a parte de posicionar a Los Leones en los primeros dos puestos de la tabla clasificatoria en los torneos durante tres veranos consecutivos. Al principio se me hizo extraño que me pidan selfies o que firme algunos cuadernos de clases, pero con el tiempo se me hizo una costumbre; admito que hasta me divierte bastante. —¿Cómo haré para lidiar con tanta presión de tener un novio famoso? —bromea. —Famoso e increíblemente lindo, no quisiera estar en tus zapatos. Mi novia entorna sus ojos ante mi comentario tan humilde, me apresuro en firmar el cuaderno, sacarme una selfie con la chica que nos abordó, le agradezco por su buena onda y junto con Alai nos vamos rumbo al restaurante tomados de la mano. Necesitaba tanto tenerla aquí conmigo, es increíble la sensación de gratitud y grandeza que siento cuando ella camina a mi lado, me siento el chico con más suerte en el mundo. Amar a Alai es sanador, es de cierta manera reconfortante, verla es sentir que no importa donde estemos, con ella estoy en casa, estoy en mi lugar seguro. Ella es, para mi, la vida en su máxima representación.
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