Aventuras Problemáticas.

2069 Words
ALAI El viaje a Los Ángeles fue bastante estresante, no por el vuelo y el echo de tener que acarrear con tantas maletas, sino porque cada vez que pongo un pie en esta ciudad mi corazón se achica. Pasaron demasiadas cosas desde la primera vez que mi padre me trajo obligada aquí, recuerdo que apenas tenía diecisiete (casi dieciocho) y estaba completamente negada a comenzar una nueva vida, dejar Nueva York fue un golpe duro; pero con el pasar de los días mi pensamiento fue cambiando al respecto, hasta el momento en que toda la locura del maldito libro misterioso y el psicópata de Theo me dieron una bofetada de realidad muy dura, pasar por acoso, mentiras, secuestros y el asesinato de mi padre fue demasiado terrible inclusive para mi que solía pensar que me podía comer el mundo sin que me imprtara tres carajos nada en la vida. —¿Vamos? Mi hermana abre la puerta del taxi para que pueda bajar ya que al llegar a nuestra vieja casa de las pesadillas mi corazón se encogió. Siempre es la misma sensación, un revoltijo de emociones negativas y escalofríos que me hielan la sangre. La observo detenidamente unos segundos antes de asentir y bajar del auto, Peter ya había acomodado todas nuestras maletas en la entrada principal de la casa, estaba esperando a que lleguemos hasta la puerta para abrirla con las llaves. Britney paga el taxi mientras yo solo puedo observar aquella estructura tan elegante y lujosa que se alza enfrente nuestro. —¿Te sientes bien? —pregunta con sus cejas elevadas. —Si, sólo estoy un poco cansada por el vuelo. —Fueron menos de tres horas —ríe burlona —, vamos tenemos que entrar nuestras cosas y a demás, muero de hambre. —¿Crees que habrá algo de comida? También estoy hambriento —comenta mi cuñado cuando llegamos hasta él. —Si cariño, le pedí a nuestra casera que por favor abasteciera todo en la casa para llegar y sólo descansar un poco. Mi hermana fue quién se encargó de organizar todo aquí unos días antes de volver, desde que ambas estamos en la universidad decidimos contratar a una cuidadora para que se quede en casa mientras nosotras no estamos. Es una mujer muy agradable, siempre que venimos a vacacionar la casa se encuentra impecable. —Huele a flores de jazmín —olfatea mi hermana sonriendo —, mis favoritas. Aún se pueden ver algunos retratos de mi padre en los estantes de la sala principal, Britney quiso conservarlos para honrar la memoria de Mateo, la verdad si fuera por mis los hubiera quemado. Tenemos en la sala fotografías de un maldito cínico, mentiroso y psicópata que nos mintió toda la vida. Desde que mi padre fue asesinado solo he ido al cementerio tres veces, con el pasar del tiempo comprendí que jamás podría perdonarle tantas mentiras macabras que terminaron en un desenlace de muerte y sufrimiento. —Bienvenidas preciosas y por supuesto, bienvenido a usted también señor Harrison —saluda Amanda al llegar desde la cocina. —Aman, ya te dije que no debes llamarme señor Harrison, puedes decirme Pit o Peter —el novio de mi hermana la saluda con un apretón de manos. —La casa se ve igual de hermosa que siempre, haces un excelente trabajo —felicita Brit. —Muchísimas gracias, Britney. ¿Cómo estuvo el viaje? Mientras ellos se dedican a charlar yo aprovecho para escabullirme a mi vieja habitación, subo las escaleras en silencio y tras recorrer aquel pasillo llego a la puerta de la recámara, antes de entrar espero unos segundos suspirando profundamente. Todo se mantiene igual que en mi adolescencia, las paredes pintadas en el tono azul marino, mis pósters de Green Day, System Of a Dawn, Slipknot, Metallica, y muchas otras de mis bandas favoritas siguen pegados decorando el lugar, aún están mis fotografías con esos viejos amigos que tenía Nueva York, algunas con Parker, mi hermana y mis cuatro mejores amigos del cuál, hoy en día, soy novia de uno. —Estúpidos recuerdo —sonrió al ver cada retrato. Mi fotografía favorita es en la que estamos Noah y yo besándonos, aquella tarde habíamos ido a la playa unos días después de nuestra graduación, fuimos a pasar la tarde con nuestro grupo. Brintey logró capturar la foto perfecta y más casual que nos habían sacado hasta el momento, a la orilla del mar Noah y yo de espaldas nos besabamos, ambos sonreímos muy felices, puede notarse el amor inmenso con el que nos mirábamos. Sacudo mi cabeza dejando de lado aquellos recuerdos que azotan mi pensamiento causandome cierta nostalgia, una vez más estoy aquí, en mi refugio adolescente...aunque hoy ya soy una mujer adulta. —¿Se puede? —la puerta se abre lentamente después de ser golpeada. Parker me sonríe cerrando detrás de él, al verlo no puedo evitar dejar salir un grito de emoción, extrañaba tanto a mi mejor amigo, a mi hermano de otra madre. Corro en dirección a él y me cuelgo de su cintura cuando me alza para darme un fuerte abrazo. —¡Parker! —grito antes de encajarle un sonoro beso en su mejilla —¡Mi idiota favorito! —Te extrañé maldita perra universitaria, ya deja la vida de adulto responsable un segundo, extraño a mi Alaia —oigo como ríe. —Ugh, ni lo digas. Ser adulto apesta. —Si, pero más cuándo tu estas lejos otra vez. Me alejo de él bajando de nuevo al suelo con cuidado, noto que a pesar de tener veintiséis años, mi mejor amigo sigue luciendo joven y apuesto, la única diferencia que hay en su rostro es aquella barba casi invisible que le favorece demasiado a decir verdad. —¿Cuándo llegaste? —ambos nos sentamos en la cama. —En realidad estoy aquí desde temprano, Britney bombardeo mi celular de mensajes amenazadores —niega entonando sus ojos —, tu hermana sigue igual de insoportable cuando se lo propone. —Ya sabes, jamás dejará de ser Britney Elizabeth Dalleris. Ambos reímos, en sus ojos puedo notar cierta melancolía cuando me mira, supongo que es la misma mirada que él nota en mi cuando nos reencontramos. Crecimos juntos desde pequeños, hoy ya somos adultos de veinticinco y veintiséis años. Es increíble como pasa el tiempo sin que nos demos cuenta. —Te extrañé —confiesa acariciando mi mejilla. —Y yo a ti, Stanford no está nada mal tengo algunos amigos, pero no es lo mismo. —Claro que no es lo mismo, nadie se compara a mi. Soy único e inigualable en tu vida. —Tú si que no pierdes la humildad —me burlo. —Oye, sé que acabas de llagar y que venir a éste lugar tampoco es el mejor plan de vacaciones para ti —se acomoda mejor en la cama junto a mi rascando su nuca —, pero tengo algo que contarte. Te interesará...quizá. —Te escucho. —Hace un tiempo me mudé a San Diego, tengo un depa allá donde vivo sólo además de trabajar. —¿Y qué con eso? —estoy confundida la verdad. —Días después de mudarme me encontré con la sorpresa de que una mujer había dejado un paquete para mi —comenta buscando algún tipo de reacción en mi. —¿Una mujer misteriosa dejó un paquete para ti? ¿No pudo ser simplemente una empleada del correo? —Eso creí y no le di importancia, hasta que vi lo que contenía. Parker saca su teléfono, comienza a buscar algo en el y cuando lo encuentra me lo enseña; es una fotografía con el contenido del paquete abierto previamente. Reconozco al instante los objetos que están posados sobre la mesa: mis zapatillas de ballet que usaba a los ocho años, una medalla con mi nombre tallado en oro y lo que más me causa escalofríos de ver, la pequeña muñeca de trapo que utilizaba para dormir cuando aún era una niña. —¿Quién carajos te dio eso? —arrebato el celular de sus manos. —Le pregunté al portero de mi edificio y dijo que la mujer la cuál dejó el recado era alta, delgada, rubia y tenía un peculiar lunar en su cuello. Si mi memoria no falla... —Es mi madre. No hay otra opción, cuando ella se fue de casa dejándome sola y a la buena de Dios también llevo consigo algunas de mis pertenencias, quizá como recuerdos. La descripción física que le dieron a Parker también encaja con ella, específicamente por el lunar en el cuello. —¿Parker, es una maldita broma verdad? ¡No veo a mi madre desde los puntos ocho años, creí que esa mujer estaba muerta! —Aparentemente no —se encoje de hombros —, dejó también esta nota. Mi mejor amigo me tiende un papel doblado a la mitad, lo abro para poder leerlo. "Miércoles 5 de junio. Madeleine North. Vestido azul. Rosas rojas. 15:30pm. Labial rojo. Cumpleaños dieciocho. Dalleris Mateo, manzana tres parcerla #34, Theo. Anillo de compromiso. " —Esta mierda no tiene sentido —frunzo mi ceño. —Creo que son indicaciones de algún lugar en San Diego. —No puede ser que otra vez empiecen los misterios, que porquería. La verdad ya estoy agotada de toda esta basura, si la idiota de mi madre quiere verme ¡Que consiga mi maldito número y me llame! ¿Que es eso de dejar paquetes misteriosos con pistas? —¿De qué crees que se trate?—mi mejor amigo me observa extrañado. —La verdad no lo sé, ni me interesa. —Da vuelta el papel, no haz terminado de leer la nota. Lo giro suspirando para continuar. Hay información desconocida para ustedes, importante para armar el rompe cabezas. Es su decisión si continuar la historia o morir en la incertidumbre. -X. —¿Qué haremos? —consulta con dudas Parker. —Nada, no quiero más problemas. —Oye, entiendo que la última vez que jugamos a ser Sherlock Holms salió muy mal, ¿Pero si de veras hay cosas que necesitas saber? —¿Cosas cómo cuales? —Porque tu madre se fue dejándote sola, el anillo de compromiso que encontramos en las cajas del sótano que le pertenecía a ella, la historia de tu padre...—divaga. —¿Y cómo para qué quiero saber eso? —¿Nobte has puesto a pensar que quizá hayan más hijos bastardos de Mateo dando vueltas por allí? Quizá sea necesario seguir con esto para terminarlo de raíz, para que no aparezcan más Theos ni psicópatas seriales. —Parker, la última vez terminamos secuestradas Britney y yo, en una cabaña en el medio de un puto bsoque macabro, mi padre asesinado, mi hermana herida por una puñalada...otra vez no. —Hagamos esto si estas de acuerdo, viajemos a San Diego y tratemos de descifrar alguna pista, si la cosa se pone fea volveremos a Los Ángeles e iremos directo con la policía ¿Qué dices? —Leighi, yo... —Piénsalo, podrás estar lejos de esta casa que tanto te atormenta, estaremos juntos y también podremos aprovechar para pasar más tiempo de calidad entre nosotros —me sonríe tratando de convencerme —, intentemos, al menos una semana en San Diego si todo se pone difícil volveremos. Lo pienso unos minutos, no me agrada en absoluto la idea de volver a meterme en problemas como lo hacía en mi adolescencia, pues hoy ya soy una adulta con responsabilidades y un novio que puede llegar a morirse si algo malo me sucede; pero por otro lado es cierto que no me enloquece la idea de estar aquí. —Tres días, si en tres días no encontramos nada o la cosa se pone fea volveremos aquí ¿De acuerdo? —De acuerdo —sonríe triunfante mi mejor amigo. —Condición, ni una palabra de esto a nadie y mucho menos a Noah. —No te preocupes, le diremos a todos que te llevaré a conocer mi depa nuevo y haremos algunos planes para divertirnos. —De acuerdo, vamonos ahora —suspiro pensando que quizá sea la decisión más estúpida que tomé en la vida. —¡Si señora! Parker y Alai juntos de nuevo en aventuras problemáticas —feste Leighi junto a mi. Sólo espero que esta vez no sucedan más tragedias.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD