—¿Es cierto que usted se metió en la relación de Lady Bellavel y el señor Dankworth? —Engla permaneció congelada toda la distancia tratando de procesar esas preguntas. —¿Acaso es usted una masoquista que permite ver a su prometido con otras mujeres? —Leviatán con un gesto de mano dio la orden para que los retiraran del lugar y los dejaran en paz. —No se muevan de aquí. —Nancy abrazó a Engla y miró a Leviatán internándose en el sitio. —¿Quién ha dejado entrar a la prensa? —Preguntó en cuanto cruzó la puerta que separa la cocina con el local. —Disculpe señor, usted no puede estar aquí. —Una mujer rubia se paró frente a él. —Soy la supervisora a cargo, ya sabemos cómo es la prensa en estos días, invaden todos los lugares sin importar que sean privados. —Leviatán la miró a los ojos y supo