Los ojos de Elizabeth se cristalizaron a la par que su corazón se encogió de manera dolorosa en su pecho. ¿Cómo puede él ser tan frío? —Einar... —¿Qué? —La cortó. —Ya he cumplido con el trato. —El dolor de la mujer se volvió más agudo al recordar porque estaban juntos. —Pero sabes que yo... —No. —La cortó. —Nuestros padres nos obligaron a casarnos, yo te he dado todo lo que tienes y te has alimentado de mi apellido tal cual era el plan. Todo está hecho, ahora quiero el divorcio. —La joven mujer se llevó las manos a la boca, han sido diez años. —No puedes hacerme esto. —Lo miró a los ojos. —Einar, he sido tu esposa por diez años y aunque todo fue arreglado sabes que me enamoré de ti, siempre estuve enamorada de ti, ¡Te fui fiel todo el tiempo! —Einar descompuso el gesto, 0dia los