“—No... por favor... ya no me golpees. —Rogó tras recibir otro fuerte latigazo en la espalda. —Jamás se ruega, cuando algo te duele se soporta y se busca la manera de poner la situación a tu favor. —Otro latigazo abrió la delicada piel. —Por favor, papá... ya no me golpees más. —El niño lloró muerto de dolor tanto emocional como físico. —¡Tengo que hacerlo, eres débil y me das vergüenza! —Otro golpe lo hizo chillar y casi desmayarse. —Lo siento... no vuelvo a hacerlo, juro que nunca más volveré a ser bueno con una mujer. —El hombre se paró frente a su hijo y lo miró con odi0 y repulsión. —Las mujeres no son más que piezas en nuestro juego, ellas no merecen más que humillaciones y de ellas solo debes desear su veneración. —Lo tomó por el cabello con fuerza para alzar su mirada. —L