LILA
Ignoré las palabras de Logan y me bajé en la parte trasera de la casa. Apenas crucé la puerta, Sophie ya me estaba arrastrando hacia dentro.
—¿Qué pasó? Dímelo rápido. ¿Lila? ¿Por qué esa cara larga? O… espera… ¿Se casaron?
—No, Sophie, no están casados. Me voy a dar una ducha y luego te prometo que te lo contaré todo.
—Vale, cariño, dúchate. Aunque no puedo creer que siempre estés tan alterada cuando estás embarazada.
Entré al baño y abrí el grifo. Dejé que el agua caliente llenara la tina. Me deshice de la ropa, sintiendo cómo los pesos que llevaba encima caían al suelo junto con ella, y me metí bajo el agua caliente.
Quería que mis lágrimas fluyeran junto con el agua, que mi amor por Logan desapareciera, que mi compasión también se fuera para que no pudiera perdonarlo. Quería que mi odio reviviera, que el agua se llevara todo lo que me ataba a él y que, de alguna manera, él sufriera lo que yo había sufrido.
Mientras sollozaba en silencio, perdida en mis pensamientos, escuché el ruido de la puerta.
—¿Lila? Lila, habla. No me asustes. ¿Por qué lloras?
Cerré el grifo y me puse el albornoz apresuradamente. Abrí la puerta y ahí estaba Sophie, con los ojos llenos de lágrimas.
—Lila…
Me abrazó con una fuerza que me saturó de amor en un instante. Sophie, la persona a la que llamaba hermana, me dio el amor que buscaba desesperadamente en otra persona. Pero… ¿Por qué me dolía tanto el corazón?
—Estaba tan asustada, Lila. Pensé que… pensé que te estabas haciendo algo. No me dejes nunca, jamás.
Sus palabras eran como un susurro desgarrador. Para ella, yo era su madre. Por supuesto, entendía su miedo, pero jamás me haría daño. Nunca podría hacerle daño a mi bebé.
—No temas, Sophie. ¿Por qué debería hacerme algo? Oh, llorona, ahora me hiciste llorar a mí. Déjame vestirme.
Sophie me dio una sonrisa forzada, pero sentí el alivio en sus ojos. Cerré los míos por un momento, tratando de calmarme. Sin embargo, los abrí cuando escuché la puerta abrirse de nuevo. Sophie entró con una bandeja en la mano.
—Hora del cotilleo —dijo mientras ponía café y algunos aperitivos al lado de la cama.
Aunque no estaba de humor para hablar, sabía que si no lo hacía, me derrumbaría por completo. Tomé un sorbo de mi café y comencé a contarle todo.
Le narré cómo irrumpí en la boda, cómo Yesenia se marchó indignada, las palabras de Logan en el salón de bodas y cómo esas mismas palabras me hicieron desmayarme. Luego le conté cómo salí del hospital y lo hice llevarme a la pastelería.
No omití nada, ni siquiera cómo la chica rubia miraba a Logan. Intenté mantener la calma mientras le relataba los detalles, pero mi voz comenzó a quebrarse cuando llegué a los últimos momentos. Sophie me miraba con expectación mientras yo tragaba saliva para poder continuar.
—Y… él… dijo que adoptaría a mi bebé. Que la llamaba “mi hija”
Mi voz finalmente se apagó, y Sophie, con los ojos abiertos como platos, dejó caer la taza de café que tenía en la mano.
—¿Qué… dijiste que hizo?
LOGAN
Cuando Lila me dijo que estaba embarazada, no supe qué hacer. Ya me dolía. Había estado con una virgen por primera vez, y me dolió más darme cuenta de que era inocente. Pero luego pensé: si era inocente, ¿acaso se acostaría con un hombre que conoció en un bar? ¿Y si no era yo, sino otro? Aunque, siendo sincero, yo tampoco era una buena persona.
Cuando Lila vino y me dijo: "Estoy embarazada", las cosas que me pasaban por la cabeza no tenían sentido. Le dije cosas horribles, cosas crueles, por pura confusión. Para cuando me arrepentí, ya era demasiado tarde. Ella se había ido a otra ciudad. Podía buscarla si quería, pero, ¿qué iba a decirle cuando la encontrara? Me atormentaba pensar en ello todos los días. ¿Y si el niño era mío?
Mientras tanto, alguien llamada Yesenia apareció en mi vida. Pero, después de una semana, Yesenia me confesó que amaba a otro hombre y que no quería casarse conmigo. Estábamos en situaciones parecidas: ella no quería casarse con alguien a quien no amaba, y yo tampoco. Bueno, claro, en mi caso no era porque amara a otra persona, sino porque nunca había querido casarme.
Entonces, Ethan fue a Manchester, y poco después llegó la noticia de que se quedaría a vivir allí. Me quedé muy sorprendido. Mandé seguirlo, y descubrí que vivía con Lila. Fue como si me cayera agua hirviendo en la cabeza. Mientras yo me atormentaba aquí, él estaba allí con mi primo…
Estaba furioso. Con el plan que había ideado, fui a Manchester fingiendo que mi padre me había enviado. Mientras pensaba en la boda, planeaba usar a Lila para lograr lo que quería. Pasaron unos días, y luego Yesenia me llamó.
—Ella accedió, Logan, pero no la hagas enojar. Lo hará porque te quiere, puedo verlo en sus ojos. Y sé que tú también lo ves —me dijo.
—¿Qué más? —pregunté, confundido.
—Vas a tener una niña.
En cuanto escuché esas palabras, sentí un dolor en el pecho. Fue entonces cuando, de verdad, quise ser padre. Quise ser una familia. Quería ser el primer amor de mi hija.
Llegó el día de la boda. Estaba esperando a Lila. No sé por qué, pero deseaba que entrara por esa puerta con nuestra hija en su vientre y que me tomara del brazo. Cada vez que la puerta se abría, levantaba la mirada, pero sólo eran los invitados. Yesenia, que estaba a mi lado, notó mi frustración.
—No vendrá, Yesenia —dije con amargura.
—Si te quiere, vendrá —respondió ella.
Cuando ya había perdido toda esperanza, la puerta se abrió bruscamente. Lila entró con su vestido blanco, atrayendo todas las miradas. Parecía la novia de verdad. Yo seguía repitiendo "hija" en mi mente porque creía en ella. Por muy enfadada que estuviera conmigo, iba a hacerme la prueba aquí y ahora. Pero entonces algo me hizo confiar ciegamente en Lila. Ni siquiera necesitaba pruebas. Pero, ¿por qué? ¿Cuál era la razón?
Nunca me había enamorado en mi vida porque siempre pensé que era innecesario. Miraba a mi alrededor y el amor sólo me parecía sufrimiento. ¿Por qué iba a sufrir a propósito? Prefería vivir mi vida con una mujer distinta cada noche. Lila debía haber sido solo una aventura más. Pero ella nunca sería sólo eso.
Sin embargo, como hombre, nunca abandonaría a mi hija. El único problema era que no podía casarme con una mujer a la que no amaba. Después de dejar a Lila en casa, volví al trabajo.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta. Levanté la mirada para ver quién entraba. Era Nisha, la única hija de nuestros socios más importantes. Era una mujer muy atractiva, como una versión femenina de mí. Difícil no sentirse impresionado.
—Bienvenida, Señora Nisha.
—Oh, Logan, sabes que no me gustan las formalidades.
Me levanté para estrecharle la mano.
—Entonces, Nisha, ¿qué te apetece tomar? —pregunté.
—Un café solo, cariño.
Llamé a la secretaria, pedí dos cafés y me giré hacia Nisha.
—¿Qué te trae por aquí? —le pregunté.
—No te preocupes, no es por trabajo. Pensé en darte la bienvenida a Manchester. Sabes, la última vez que nos vimos fue hace cinco meses, en Estados Unidos.
Sonreí.
—Hay demasiada distancia entre nosotros, así que acortémosla —respondí.
Me puse la chaqueta, pero Nisha me tomó del brazo. Me sentí realmente atraído por ella. Habíamos estado juntos una vez antes, y otra vez no estaría mal.
Fuimos al bar. Después de unas copas, Nisha hizo el movimiento que estaba esperando. Se inclinó y dejó un beso en mis labios.
—¿Vamos a algún lugar más acogedor? —dijo, coqueta y visiblemente ebria.
La llevé al coche, pero al arrancar y detenerme en un semáforo, algo me golpeó. Vi a una mujer joven cruzar la calle con una niña pequeña. Entonces pensé: ¿qué estaba haciendo? Iba a tener una hija y, cuando naciera, ¿qué iba a decirle? "Mientras tu madre estaba embarazada de ti, me acosté con otra mujer". No podía ser una persona tan despreciable.
Pasé la mano por mi cabeza mientras Nisha me gritaba:
—¡Logan, conduce! ¿Qué esperas?
—Nisha, será mejor que te lleve a casa —respondí.
—¿Perdón?
—Lo siento, no puedo. Voy a ser padre. Voy a tener una hija y no puedo hacerle esto.
—¡Nadie me rechaza, Logan! ¡Pagarás por esto!
La dejé allí y conduje hacia mi casa. Lo único que quería era irme a dormir.