—¡Te dije que no quiero fiestas!—dije con desesperación.—¿Es que no te importa nada de lo que pasa? —¡Que los Joyce vayan a absorber la empresa no lo veo como un impedimento para que celebremos unas normales fiestas de navidad!—gritó Ivy sin compasión. Le daba igual como me sintiera yo o mi madre. —¡¿Una cena con cien invitados es una normal fiesta de navidad?! ¡Ya invita a la ciudad! Sé que para ti esto es motivo de fiesta, ya que fue eso lo que siempre quisiste. ¡Maldita sea, Ivanna! ¡Jamás me diste tu apoyo! Siempre quisiste que cediera ante los Joyce. ¿Por qué?—caminé hace ella, toqué su hombro para que se diera la vuelta.—¿Por qué nunca me diste tu apoyo?—pregunté con dolor.—Era una gran oportunidad para todos. —No eran nuestros planes, Travis. Me sentí feliz por ti, pero seamos