Según aterrizamos, mi mente solo pensaba en las llamadas que Jos le realizó a Hina. ¿Por qué no contestó? ¿Por qué no respondió a los mensajes? De haber sido así, Jos no hubiera pasado por tanto, ni siquiera hubiera tenido que ser forzada a ir a casa de sus padres, menos a escuchar que le iban a quitar a su bebé nada más nacer. Me dolía la cabeza. Tantas condiciones que puso Jos, hubiera sido más fácil decir que al llegar a Corea cada quien tomaría su propio camino, me daba cuenta que gracias a mí y mis malditos sentimientos ya no había siquiera una buena relación de amistad. —Señor Parker, bienvenido.—como cada vez que viajaba, Hinata me recogía en el aeropuerto con el chofer, sé que a lo mejor no tuvo mucho tiempo pero le dije que ordenara la casa para que fuera cómoda para una muje