Capítulo 20

1494 Words
—¿Quieres cenar esta noche en mi casa?—le pregunto a Sango mientras cierro la laptop al terminar de copiar el diseño que guarde hace un momento en la carpeta correspondiente. —Claro, aunque creo que alguien más quiere cenar contigo—dice divertida viendo como Koga, nuevo socio, no deja de mirarme. Lleva todo un mes en querer llevarme cenar, un café o algo que se asemeje a salir con él, por lo cual, cordialmente lo rechazo. Él se da cuenta de que lo observo y me regala una sonrisa, se la devuelvo para no parecer una mala educada y vuelvo mi vista a Sango quien nos observa divertida. —Pero eso no va a pasar—le digo. —¿Enserio que no te gusta ni un poco?—pregunta Sango mordiendo la punta de un bolígrafo. —No, ya deja de hablarme de lo mismo por favor ¿si?—ella respira resignada y asiente. —Higurashi, mi suegra Izayoi quiere hablar contigo—tengo ganas de decirle que es Ex suegra ya que ella e Inuyasha no están juntos. Pero como valoro mi trabajo solo asiento y veo que Sango tiene ganas de soltarle las mañanitas. Esa mujer volvió luego de un tiempo desaparecida y está más insoportable que nunca. Aquí algunos se han dado cuenta que su problema es conmigo y no entiendo el por qué. Yo no le he hecho nada para que ella me desprecie con toda esa pasión que lo hace. Trato de ser amable con ella, pero ella puede sacar lo peor de mí. Cree que es el centro del mundo y la verdad me canso, siempre tiene algo que criticarme. —Voy enseguida señorita—me regala una sonrisa falsa que quisiera devolverle de regreso. Me pongo de pie y suspiro, estas semanas son un caos por el desfile que será en dos días. Hace cinco meses que Naraku e Inuyasha se marcharon y la verdad, aunque Naraku esté lejos no puedo estar de todo en paz. Me envía mensajes amenazantes sobre cómo se enojará si estoy haciendo algo mal, lo que se traduce a que todo lo hago mal y está enojado conmigo por el simple hecho de no estar para lo que él quiere. Toco la puerta y me gritan que pase. Entro e Izayoi se encuentra con la señorita Te odio solo porque así lo quiero. —Kagome, pasa y toma asiento—hago lo que ella me dice y estoy sentada al lado de Midoriko. —¿Sucede algo?—pregunto al ver la mirada de odio que me envía Midoriko. —Este vestido será el último en presentarse—miro cuál es y ese fue el que más me gustó—es un diseño increíble el que hiciste e Inuyasha supo cómo moldearlo a la moda—asiento en comprensión—pero no quiero que cualquier persona lo modele, quiero que lo hagas tú. ¿Qué me dices? ¿aceptas?—abro los ojos con sorpresa mientras siento que mi corazón bombardea más rápido de lo normal. —Pero yo no soy modelo—murmuro lamiendo de manera nerviosa mis labios para luego morderlos. —Lo sé, pero creo que ese vestido lleva tu nombre, es increíble—cierro los ojos y respiro hondo—entiendo si no lo quieres hacer, pero creo que te serviría para confiar más en ti—asiento despacio. Ella se preocupa por mí. —Creo que si ella no quiere no debe hacerlo, yo soy la más indicada para llevarlo—me mira y hace una muesca de asco—ese vestido fue confeccionado con telas muy caras para alguien que acostumbra a usar esas cosas—señala mi falsa y mi camisa ancha—no creo que sea lo mejor Izayoi—me siento intimidada. Midoriko es hermosa, confiada y sabe que tiene un cuerpo esplendido, creo que ella sería la mejor opción para modelar el vestido. Además, el vestido es muy ceñido al cuerpo y todavía no tengo la confianza suficiente en mi misma para ponerme un vestido así. —Quiero que lo pienses y mañana me des una respuesta Kagome, piénsalo ¿sí?—asiento y me pongo de pie. —Mañana doy una respuesta, con permiso—salgo tan rápido como puedo y me topo con Koga. Al principio no me gustaba estar a su alrededor ya que la primera impresión que tuve de él no me gustó, pero a medida que hablamos ya no creo que sea tan mala persona, creo que es agradable hablar con él. Además de que es divertido, solo que es un poco coqueto para mí. —Kagome, voy de camino a almorzar ¿quieres venir?—me pregunta. —Claro—la sorpresa es evidente en su rostro—deja que vaya por mi bolso—le regalo una sonrisa y camino hasta mi oficina donde Sango está en una llamada telefónica que la tiene sonriendo como boba. No hay que ser un genio para saber que se trata de Miroku. —Espera un momento amor—ella me mira—¿vas a almorzar?—asiento—¿quieres que te acompañe?—pregunta y lamo mis labios. —Iré con Koga—sus ojos se abren ligeramente y una de sus cejas se eleva con magisterio mientras me sonríe. —Disfruta de tu almuerzo—asiento tomando mi bolso. —Saluda a Miroku de mi parte—salgo y veo a Koga esperarme. Camino con él hasta el elevador. En todo momento me sonríe de manera amigable y me habla de cosas triviales hasta que llegamos a un pequeño restaurante y tomamos asiento. Hacemos los pedidos y agito mi mano. —No puedo evitarlo, pero me sorprende que aceptaras venir conmigo—me dice y sonrío en modo de disculpa. —No veo mal salir a almorzar con un amigo—recalco la palabra. —Ya veo—sonríe con suficiencia, como si mis palabras anteriores no le importaran—y dime Kagome ¿tienes novio?—muerdo mis labios negando—oh, una mujer soltera—sus ojos brillan de emoción. —Casada, soy casada—no menciono que estoy en trámites de divorcio. Su sonrisa se borra y mira mi mano. —No hay anillo—asiento. —No quiero que me asalten—es todo lo que digo y traen nuestra comida. —Disfruten—nos disponemos a comer con tranquilidad. Aunque luego de un momento incómodo él retoma la conversación y me hace reír bastante con sus ocurrencias. Inuyasha No le he mencionado nada a Naraku, sin embargo, estoy distante con él, aún no puedo creer que él este con Midoriko. Él me vio ahogar mis penas en alcohol sufriendo cuando ella me abandonó, él me vio hundirme en mi mismo y buscar refugio en las piernas de cuanta mujer quisiera abrirlas para mí, me vio cambiar totalmente. Me vio ser un miserable. Esto lo veo como una traición muy dolorosa de su parte, no porque ella me importe, se trata de que ella me hizo mucho daño, me marcó, aunque odie admitirlo. Luego de su traición me fue imposible amar, mis sentimientos se negaron a jugar las barajas en la mesa y solo quedo una frialdad que antes no existía. Hundo mi cabeza en la almohada, yo me estaba torturando mentalmente por sentir todos estos sentimientos por Kagome mientras él se follaba a la persona que más detesto en el mundo. Yo me estaba sintiendo como la mierda por haber probado un poco de esos labios que son mi maldita tentación, esos labios con los que fantaseado y por los cuales daría por tan solo volver a probar, mientras él no solo besa los labios de Midoriko, estoy seguro que jugó muchos con ambos labios de ella. Me siento frustrado, bastante frustrado. Él entra por la puerta con naturalidad me pregunto. ¿Cómo puede hablarme con tanta normalidad cuando me traiciona? Desconozco a la persona frente a mí, no sé quién demonios es Naraku en este momento, solo lo veo como alguien a quien no conozco. —El vuelo sale en dos horas ¿tienes todo listo?—pregunta son una sonrisa sentándose en la cama. —Sí, ya todo está listo—me quedo mirándolo un rato. —¿Pasa algo hermano?—pregunta y muerdo mi lengua. —Nada—respondo incorporándome. Los hombres también tenemos sentimientos y es doloroso ver como a quien consideras un gran amigo de apuñala de esta manera. Es bastante doloroso. **** —Extrañaré a las brasileñas—dice Naraku y asiento. —Claro—le regalo una sonrisa falsa por primera vez en toda nuestra amistad, tan falsa que me siento mal conmigo mismo. Dejo a Naraku en su hogar y por un momento siento la tentación de subir con él para ver a Kagome, pero recuerdo que a estas horas debe estar en la empresa, por lo cual descarto la idea. Al llegar a mi casa me doy una ducha y me cambio para ir a la empresa, tengo ganas de ver a la azabache que en todos estos meses no ha salido de mis pensamientos. Necesito verla. Tomo las llaves de mi auto y conduzco, al entrar varias personas me saludan y me ven con sorpresa, voy directo a la oficina de mi madre y entro. La veo en una llamada, pero al verme abre sus ojos y dice algo colgando y corriendo hacia mí, una sonrisa se extiende por mi cara. Ella me abraza en un modo que siento todos mis huesos romperse, mierda. Veo las lágrimas en sus ojos, mi madre es tan dramática a veces. Le devuelvo el abrazo. —No sabía que habías vuelto—me dice con una sonrisa cálida en los labios. —Quería que sea sorpresa—ella besa mi mejilla. —Te extrañé tanto—me dice llenando mi rostro de besos. —Yo también—dejo un beso en su frente—me lavaré las manos, no sé dónde las puse, pero están negras—me alejo para lavar mis manos en su baño. Cuando ya están limpias y yo a punto de salir escucho esa voz, una dulce y delicada y de la que sé quién es la dueña de esa voz, es Kagome.

Read on the App

Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD