Capítulo 5: Encuentro Inesperado

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El fastidioso timbre del móvil la hizo gruñir, pero no tenía más opción que responder a la brevedad porque su niña se había pasado a su cama y no deseaba que despertara a esa hora tan temprana. ―¿Bueno? ―Escuchar la voz de recién levantada y puro agotamiento fue vida misma para quien estaba del otro lado de la línea. ―Quiero desayunar, te quiero aquí en cinco minutos. ―Saray cerró los ojos con fuerza. ―Son las cuatro de la mañana… ―No me interesa. ―Gruñó callándola. ―Debo salir a solucionar algunas cosas y quiero desayunar antes, si tardas solo un minuto más de los que te concedí te arrepentirás. ―Saray mordió sus labios para contener las lágrimas, es una odisea toda su vida. Quienes la contrataron se la pasan en su otro palacio y es Nozel su jefe, ese hombre la tortura cada vez que le da la gana y la hace trabajar hasta altas horas de la noche, para después despertarla lo más pronto posible. Es una pesadilla el saber que la tiene en sus manos, él le dejó en claro que de no hacer lo que pide ella lo perdería absolutamente todo. Sin más opción y sin ganas de darse una ducha o algo, se marchó en pijama, si él quiere desayuno tan temprano entonces tendrá que verla en esas fachas. La brisa fría le erizó la piel, la casa que le facilitaron está a tres minutos del castillo y eso sí camina un poco rápido. Al llegar Saray sacó el aire por la boca y miró a su alrededor, desde que pisa ese palacio ella se siente vigilada y eso es realmente incómoda. Ignorando la sensación se dirigió a la cocina para terminarlo todo rápido y volver con su hija antes de que despertara. Trabajar para Nozel no solo la agotaba al extremo, sino que le quita mucho tiempo con su hijita. ―Oh, ya llegaste. ―Saray se quedó de piedra al ver a la mujer con la camisa de Nozel. ―Quiero que me hagas dos tostadas con mermelada de fresa, por supuesto la mermelada tiene que estar recién hecha y que no contenga muchas calorías. ―La mujer la miró como si fuera algo desechable. ―Hazme un té verde y pon el café, Nozel bajará pronto. ―Saray enarcó una ceja. ―Buenos días, señorita. ―Sonrió como si fuera la persona más amable del mundo. ―¿Es usted la hermana de mi jefe? Porque solo así yo acataría órdenes de alguien que no sea él o sus padres. ―Se cruzó de brazos dejando totalmente indignada a la mujer quien se puso en pie y la miró con rabia. ―¿Quién te crees que eres para hablarme de esa manera? ―Saray alzó las cejas. ―Eres solo una sirvienta más, lo tuyo es acatar órdenes y hacerme feliz. ―La recorrió con la mirada y se rio de ella. ―Ni siquiera tienes pudor, ¿Cómo se te ocurre venir aquí vestida de esa manera tan asquerosa? ¡Haz lo que te pedí de una buena vez! ―La bofetada la dejó de piedra, la mujer miró a Saray con los ojos casi fuera de su lugar. ―Vuelve a hablarme como si fuera una esclava y te saco un diente de tu perfecta dentadura. ―La chica retrocedió. ―Si tengo este trabajo no es porque lo necesito, métete eso en la cabeza y dile al imbécil de tu folladero que si vuelve a llamarme para atender a sus zorras la diarrea explosiva que le dará será por una puta semana. ―Furiosa por el nuevo nivel al que había llegado Nozel salió de la cocina, no piensa soportar esas humillaciones, ya suficiente tiene con soportarlo a él y sus palabras hirientes. Nozel que lo había visto todo, la siguió hasta el recibidor donde la tomó por el brazo con fuerza y la acorraló contra el mueble. Saray lo miró a los ojos con gesto duro, el maldito hizo una mala reseña al restaurante y le demostró que la podía destruir, también le aseguró que si se le ocurría huir la hundiría hasta dejarla en nada. ―¿A dónde vas? ―El aliento pegándole en la cara la estremeció. ―Te dije que deseaba desayunar antes de salir, ¿Qué parte no entendiste? ¿Acaso quieres que esté repitiendo las cosas como si fueras una retrasada? ―Saray lo empujó, pero él no se movió ni un centímetro, al contrario, se pegó más ella. ―Dile a la asquerosa mujer con la que pasaste la noche que te haga el desayuno ella, yo no vine aquí de sirvienta, te lo he dejado en claro. ―Su respiración estaba agitada, ella está dolida y furiosa. ―Así que es mejor que te comportes o de lo contrario me harás perder la puta paciencia. ―¿Segura que es así como quieres hablarle a tu Lord? ―Ladeó la sonrisa y el corazón de Saray se detuvo en el acto. ―Que yo sepa tienes mucho que perder, ¿Acaso te has olvidado de tu hija? ―Río. ―Pobre niña, no sabe la terrible madre que tiene. ―La bofetada fue tan repentina que ni uno de los dos la esperaba, la mirada de Nozel asustó a Saray, pero a ella no le importó. ―¡No vuelvas a hablar de mi hija! ―Exclamó realmente dolida. ―No vuelvas a mencionarla, no para decir esas cosas que sabes que no son reales. ―Las lágrimas saltaron de sus ojos sin permiso. ―Si yo te lastimé tú lo hiciste mucho más, no lo olvides Nozel… tú me destruiste un poco más. ―Nozel quedó tan descolocado por la fuerza con la que late su corazón que la dejó marcharse sin poner resistencia. ¿Por qué sintió esa punzada en su corazón? ¡Él no debería sentir culpa, es ella quien rehizo su vida y ahora tiene una hija con ese imbécil por el que la dejó! ―¿Nozel? ―La mujer fue con él, escuchó los gritos. ―¿Estás bien? ―Vete. ―Le dijo sin darle la cara. ―Y no vuelvas más y por tu bien no le cuentes a tu familia de esta noche. ―Le advirtió. ―No pienso casarme contigo, no eres lo que busco. ―Fue hiriente. ―Fuiste demasiado fácil. ―La mujer lo miró con ojos grandes, la ha ofendido cruelmente. Saray regresó a la casa y se metió directo al baño para darse una ducha mientras llora, se pudo escapar de él, pero sabe que se lo hará pagar y para soportarlo debe retomar fuerzas, en el estado que está ella se mostrará vulnerable y no puede permitírselo. Apple quien ya estaba despierta, pudo ver el estado de su madre, desde que llegaron a ese lugar su madre llora todo el tiempo, está muy cansada y no pasa el tiempo que antes pasaba con ella. Aprovechando que su madre está en el baño, se colocó su bata de Valiente la cual lleva las imágenes de Mérida con su arco, se calzó las pantuflas y con sumo cuidado salió de la habitación. Caminando a pasos lentos y sin hacer ruido, pasó la habitación de su papi Fer y bajó las escaleras lo más rápido que pudo, al ser incapaz de abrir la puerta se metió por la entrada del perro que por supuesto no tienen y se escapó, ella debe ayudar a su mami, hablará con el señor malo para que no la haga llorar ni trabajar tanto. ―Hola. ―Ingrid, el ama de llaves sonrió al ver a la niña frente a la puerta. ―¿Quién eres tú, preciosa? ―Apple la miró por unos segundos, ella no quería hablar, así que no respondió. ―Bueno, supongo que si vas vestida así y has llegado hasta aquí es porque alguien te espera. ―Ella abrió la puerta y la invitó a pasar, ese pelo rojo sabe que es de la nueva chef, además esa carita parece que la conoce de algún lado que ahora mismo no puede recordar. ―Nos vemos. ―Se despidió de ella dejándola sola para que pudiera estar más cómoda. Apple miró a su alrededor, jamás había estado en un lugar tan grande como ese, su madre le dejó en claro que el castillo de sus tíos es mucho más enorme, pero nunca lo ha visitado así que está realmente impresionada. Sin darse cuenta se vio en la segunda planta, ella estaba bastante perdida y ya el miedo se estaba apoderando de ella. ―¡Ay! ―Chilló al chocar y caer al piso.
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