Saray quedó en shock, ¿Unos nobles la quieren contratar? ¿Cómo era eso posible? Ella ni siquiera podía hablar por el asombro de esa repentina propuesta.
―Disculpa a mi esposo. ―La mujer sonrió al verla tan impresionada. ―Él jamás mide sus palabras y lo suelta todo sin previo aviso. ―Lo obligó a sentarse. ―¿Nos puede dar un momento de su ocupado tiempo? ―Saray volvió en sí.
―Por supuesto. ―Miró a su hija. ―Cielo, ve con papi Fer, por favor, yo iré pronto. ―La niña asintió y tras darle una mirada a los señores, se marchó sin despedirse. ―Lo lamento, no es de hablar mucho. ―Eso les hizo gracia a ambos.
―Bueno, debo decir que contamos con la suerte de sacarle muchísimas palabras. ―Bromeó el hombre. ―Retomando la conversación. ―Se puso serio. ―Realmente necesitamos a un chef en nuestro palacio. ―La miró a los ojos. ―Estamos dispuestos a pagar lo que haga falta. ―Saray no se lo podía creer, ¿Realmente unas personas tan importantes como ellos la quieren de chef?
―Debo aceptar que es una propuesta realmente buena. ―Dejó salir el aire por la boca. ―Pero no creo que pueda aceptarlo, mi restaurante abrió las puertas hace un año y no quiero abandonarlo. ―El hombre sonrió.
―Para tener un año ya está bastante establecido. ―Miró a su alrededor. ―Podría seguir adelante sin usted. ―El Lord estaba dispuesto a conseguir lo que deseaba. ―Mi chef se ha jubilado y no hemos podido encontrar otro chef que se le asemeje, pero hoy probando cada uno de sus platillos nos aclaró la mente, es usted quien puede ocupar ese puesto. ―Sonrió implorante. ―Pagaríamos el viaje a Luxemburgo, Diekirch. ―Saray se tensó por completo, ¿Volver a Luxemburgo después de años? ―Pagaríamos el mejor colegio para su hija, viviría en la casa que está dentro del terreno del castillo, le pagaríamos lo que usted pida. ―Saray lamió sus labios, la emoción se le fue del cuerpo. ―Trabajaría para los nobles de Diekirch, Piénselo. ―Sabiendo que esa oportunidad catapultará su vida profesional, asintió.
―Lo pensaré. ―La pareja se mostró aliviada.
―Aquí tiene mi número, por favor, no dude en llamarnos. ―Ambos se pusieron en pie. ―Estaremos aquí en Francia por dos días, espero una respuesta lo más pronto posible. ―Saray también se puso en pie.
―Los llamaré con una respuesta definitiva. ―Les aseguró. ―Por favor, no se retiren, el postre va por cortesía. ―Felizmente, aceptaron la invitación de la chef más mencionada del último tiempo.
Todos corrieron al verla acercarse a la cocina, nadie se perdió la conversación, Apple los puso sobre aviso y ellos deseaban saber de qué se trataba. Saray enarcó una ceja, se ven demasiado concentrados y ninguno de ellos se concentra tanto.
―Ay, ya. ―Fer se acercó a ella sin poder disimular más. ―Cuenta, ¿Qué sucedió? ¿Quiénes son esas personas? ―Quiso saber al igual que el resto.
―No sean cotillas. ―Bromeó riéndose de ellos. ―Hay que seguir trabajando, vamos, no se detengan.
―No nos puede hacer esto, chef. ―Una de las cocineras la miró suplicante. ―Hoy ha sido un día de locos, hemos visto aquí desde cantantes hasta empresarios de alta gama, ¿Quiénes eran esas personas? ―Saray agrandó la sonrisa, si no hubiera sido por ellos que confiaron en su visión y la apoyaron para hacer su sueño realidad nada de eso hubiera sido posible.
―Son nobles. ―Todos abrieron la boca con incredulidad. ―Me han pedido ser su chef personal, están dispuestos a pagarme lo que sea, pero no aceptaré.
―¿Qué? ―Preguntaron en coro con incredulidad. ―Es una oportunidad imperdible, ¿Sabes lo que le hará eso a tu experiencia? ―Fer estaba por enloquecer con esa mujer. ―No puedes negarte, no a eso.
―Debo viajar a Diekirch, Luxemburgo. ―Fer es el único que sabía lo que significaba eso. ―No voy a abandonarlos, no puedo permitirme bajar la guardia ahora que el restaurante está en la cumbre de su éxito. ―Se negó a ello.
―¡Pero es una oportunidad única! ―Chilló una de las chicas. ―Nosotros podremos sacar el restaurante adelante, por favor, confía en tu equipo. ―Saray los miró a cada uno, realmente confía en ellos, pero está dudosa.
―Sabes que yo cuidaré de este lugar como si fuera mío. ―Fer la relajó.
―¿Estás loco? ―Saray enarcó una ceja dejándolo confuso. ―¿Crees que podría hacer esto sin mi mano derecha? ―Fer agrandó la sonrisa. ―Si haré esto, lo haré contigo, nuestro equipo es bastante bueno y se la podrían arreglar solos, ¿Cierto? ―Las respuestas fueron todas positivas, todos estaban bien preparados, pues se graduaron con ella y son excelentes chefs.
―Hoy es día de celebrar, debemos cerrar antes para cenar y bebernos algunas botellas de vino. ―Aplaudió un cocinero. ―Terminemos el día, ¡El éxito es inevitable y por ello hay que celebrarlo! ―Todos estuvieron de acuerdo.
Saray dejó escapar el aire por la boca, se siente realmente orgullosa por su equipo y emocionada por la nueva aventura que se le viene, ella será la chef personal de unos nobles y eso hará una locura en su carrera porque se convertirá en la mejor chef personal que existe y su restaurante ganará prestigió por eso.
Apple vio lo felices que estaban todos, ella no comprendía la magnitud de las cosas, pero estaba feliz por ir al país donde vive su primo y sus tíos, eso era lo único en lo que podía pensar. Al igual que todo el equipo ella se mostró feliz por su mami.
―Tienes que llamarlos ya mismo, con nosotros aquí presentes. ―La animó Fernando. ―Vamos, gordi, llámalos y ponlo en alta voz, quiero vivir la experiencia.
―Sí, no nos niegues eso. ―Apoyó otra de las chicas.
―Vamos, haz la llamada, queremos escuchar. ―Animó otro más.
―Vale… vale… lo haré. ―Saray sacó la tarjeta y se las mostró. ―¡Es de un lord! ―Se emocionó como si su mejor amiga no fuera una reina, ella estaba tan emocionada como si fuera la primera vez que estaba tratando con la realeza. ―Aquí vamos. ―Marcó el móvil y lo colocó en manos libres.
Todos estaban a la expectativa, el móvil estaba sonando y no abrían la llamada, todos estaban realmente nerviosos, ¿Acaso no escucharían la conversación? Saray sabía lo importante que era eso para su equipo, así que sin importar la hora volvió a llamar.
―¿Bueno? ―La voz amable de la mujer llegó repentinamente.
―Hola, sí, soy la chef con la que hablaron hace unas horas, lamento llamar tan tarde. ―Se disculpó.
―Oh, cielo, no te preocupes. ―Le restó importancia. ―La verdad dudo mucho que pudiera dormir hoy con la expectativa de lo que podía pasar. ―Sonrió. ―Además, no respondí antes porque mi amado esposo dejó el aparato este por ahí. ―Bromeó haciéndolos reír a todos. ―Y dime, querida, ¿Ya tienes una respuesta? ―Saray miró a su equipo con una enorme sonrisa en los labios.
―De hecho, la respuesta es sí. ―Los chillidos de la mujer la espantaron.
―¡Gracias! ―Se emocionó. ―No sabes lo tanto que estaba rogando para finalmente tener a una buena chef, ¿Te parece si nos encontramos mañana para hablarlo a más detalles?
―Por supuesto, descanse. ―Al cerrar la llamada todo parecieron volverse locos, era real, uno de ellos estaba a punto de evolucionar en su vida profesional.
―¡Felicidades! ―Todos corrieron a abrazarla. ―Es lo mejor que pudiste hacer. ―Fer la miró orgulloso. ―¡Y más por tomar la decisión de llevarme! ―Bromeó riendo a carcajada y jactándose con sus amigos para provocarles envidia.
La celebración terminó pronto, Apple ya tenía sueño y Saray no quería que su niña estuviera más tarde despierta, era viernes, por lo que no tocaba ir al colegio, pero tampoco le gustaba desvelar a su manzanita.
Fer tomó la decisión de acompañarlas, era normal verlo quedarse en el piso de Saray y acompañarla por días. Ambos hacían un buen equipo y eso nadie lo podía negar, además a la niña le fascinaba tenerlos a ambos cerca, era lo mejor cuando eso pasaba.
―Mami, ¿Luxemburgo es hermoso? ―Saray sonrió.
―Sí, lo es, amor. ―Acarició su cabello, pensó que estaba dormida. ―¿Te hiciste la dormida para que papi Fer te llevara en brazos? ―La niña sonrió.
―No quería caminar, mami… además papi Fer es fuerte, solo mira esos músculos. ―Fernando quien es un hombre alto, musculoso y bastante masculino a pesar de ser gay, rio.
―Eres tremenda, mi niña. ―Besó su cabeza. ―Bien, ya estamos aquí. ―Abrió la puerta. ―Una ducha y a la cama, vamos. ―Apple una vez tocó el piso corrió para asearse y meterse a la cama, está realmente cansada. ―Ven aquí y siéntate, te veo muy pensativa. ―Saray arrastrando los pies obedeció y se tiró de culo al sofá. ―¿Qué pasa? ¿A qué le temes? ―Saray bajó la mirada, él no debería preguntar eso cuando sabe la respuesta.
―Jamás le hablé a detalle de su padre. ―Suspiró. ―¿Qué sucede si se cruza en nuestro camino? ¿Qué pasa si rechaza a mi hija y la lastima tal cual hizo conmigo? ―Fer alzó las cejas.
―Pero me contaste que él permanencia en Luxemburgo porque no se llevaba con sus padres. ―Saray asintió.
―Tienes razón, estoy paranoica, es solo que volver después de tantos años es extraño.
―Pero me tienes a mí, gordi… deja de pensar esas cosas y alégrate, esto será toda una aventura. ―La animó. ―Podrás mostrarle a la niña lo extraordinaria que eres y lo mucho que vales. ―Saray escuchó a su amigo y se relajó, él tiene razón, es una oportunidad que piensa aprovechar.