Nozel se congeló al escuchar esa voz, él ni siquiera deseaba girar, pero se obligó a hacerlo. Ver a la rubia frente a él lo impresionó demasiado, ¿Qué hacía ella ahí? Lo único que tenía claro es que ella había logrado rastrearlo. ―Stefania. ―Dijo un poco descolocado por la presencia de la mujer. ―¿Qué haces aquí? ―Quiso saber un poco confundido. ―¿No podía venir a verte? ―Agrandando la sonrisa saltó a sus brazos. ―¡Amo dejarte sin palabras! ―Expresó antes de besarlo. ―Y yo amo romper huesos. ―Saray de un empujón la tiró por los tres escalones que daban al estacionamiento. ―Da un solo paso, Nozel Walter y conocerás un infierno peor al de la milicia. ―Nozel dejó el paso a medio dar, él ni siquiera se movió a pesar de que la mujer en el suelo los mira perpleja. ―Manzanita, no es lo que