Saray miró a su alrededor y no podía dejar de sonreír, el recordar que cuando fue a la clínica de salud mental todo lo veía tan oscuro y triste, se le hacía impresionante como ahora todo estaba lleno de color y más emocionante que nunca. ―¿A dónde me llevas? ―Lo miró con la ceja enarcada. ―¿No puedo robarme a mi mujer por un rato? ―Acarició su pierna. ―Solo daremos un par de vueltas, muero por pasar tiempo contigo. ―Nuestra hija te matará por secuestrar a su mami. ―Bromeó riéndose. ―Me dio permiso y lo tengo por escrito. ―Nozel sacó un papel de la guantera y se lo dio. ―Puedes leerlo si gustas, eres mía hasta las diecinueve horas. ―Saray rápidamente desdobló el papel. ―Tienes el permiso de llevarte a mami hasta las diecinueve horas, ni un segundo más. ―Saray carcajeó al ver la fir