El amanecer filtraba su luz tenue a través de las cortinas de su pequeño apartamento. Nina estaba despierta, sin haber pegado ojo en toda la noche. Había demasiados pensamientos dando vueltas en su cabeza, cada uno más complicado que el anterior. El conflicto que ardía en su pecho la mantenía inquieta, atrapada entre dos realidades opuestas. Desde que Alessandro le confesó la verdad sobre su posición y la oferta de protección, sus emociones habían estado en constante conflicto. Por un lado, estaba la seguridad que él le ofrecía, ese instinto primario que le decía que Alessandro era un Alfa digno de su lealtad. Pero, por otro lado, estaba el deber que sentía hacia su clan, hacia los lazos que, por mucho que intentara ignorar, no podían ser cortados con facilidad. El clan al que había pert