El viento que azotaba las ventanas de la oficina de Alessandro parecía reflejar la agitación interna de Nina. La revelación del poder que Alessandro ejercía sobre la ciudad y la complejidad de su mundo la habían dejado sin aliento. Sin embargo, lo que realmente la mantenía despierta por las noches era el conflicto en su interior. Derek la había herido profundamente, pero ahora volvía a reclamarla. Y Alessandro… él no era mucho mejor, aunque su protección y sus promesas parecían irresistibles. Desde el momento en que Alessandro le confesó su posición en el mundo del hampa y la extendió una oferta cargada de promesas y tensiones, Nina había sentido el peso de una elección imposible. Pero no había tenido mucho tiempo para reflexionar. Derek, a través de su emisario, había dejado claro que no