Capítulo 7: El Alfa Oculto

1287 Words
Nina salió de la imponente torre de cristal con el contrato de trabajo en la mano, pero la sensación de triunfo que debería acompañar ese momento no la alcanzó. Había conseguido el trabajo, sí, pero la interacción con Alessandro Moretti había dejado una sombra en su mente. Desde el momento en que sus ojos grises se habían posado en ella, había sentido algo inexplicable, algo que la inquietaba y la hacía cuestionar todo. Era una atracción extraña, pero no de la manera habitual. Era algo más profundo, más oscuro. Había un poder bajo la superficie de aquel hombre, algo que la hizo sentir vulnerable, como si en cualquier momento pudiera ser consumida por él sin que siquiera lo notara. Mientras caminaba por las bulliciosas calles de la ciudad, una parte de ella no podía evitar preguntarse si era buena idea haber aceptado el trabajo. Sabía que no podía retroceder. Alessandro Moretti no parecía ser alguien que tomara bien los cambios de opinión, pero había algo en él, algo en su presencia que la empujaba a investigar más allá de lo evidente. —¿Qué estoy haciendo? —murmuró para sí misma mientras el ruido de la ciudad la envolvía. Cuando llegó a su pequeño hotel, se dejó caer sobre la cama, mirando el techo. Intentó convencerse de que sus inquietudes eran solo eso: nervios ante un nuevo trabajo y la impresión de estar frente a alguien tan poderoso como Moretti. Pero no podía ignorar esa sensación en su interior, el instinto que había desarrollado a lo largo de los años, siendo parte de una manada de hombres lobo. Aquel instinto le decía que Alessandro Moretti no era un hombre común. A la mañana siguiente, Nina llegó a la oficina con anticipación, lista para su primer día. Vestida con el mismo conjunto profesional que había utilizado en la entrevista, trató de mantener la calma mientras cruzaba el vestíbulo, saludando brevemente a la recepcionista antes de subir a la planta más alta. Cuando llegó, Olivia ya estaba esperando. —El señor Moretti la verá en unos minutos. —La asistente la miró de arriba a abajo, evaluando su apariencia, como si cada detalle importara—. Hoy aprenderá sus responsabilidades diarias y cómo coordinar el día del señor Moretti. Espero que esté preparada para una rutina intensa. Nina asintió, aunque en su interior sentía que las palabras de Olivia apenas tocaban la superficie de lo que realmente significaba trabajar para alguien como Alessandro Moretti. Mientras esperaba ser llamada, observó cómo los empleados pasaban a su alrededor, todos trabajando en silencio, concentrados en sus tareas. Había una atmósfera de tensión que flotaba en el aire, algo que no había notado la primera vez. Era como si todos supieran algo que ella no. Finalmente, Olivia la guió a la oficina de Alessandro. La puerta se abrió con un leve chirrido, revelando la gran sala que ya conocía. Esta vez, Alessandro estaba de pie junto a la ventana, con las manos en los bolsillos de su traje perfectamente entallado, mirando la ciudad que se extendía ante él. —Señorita Del Valle, bienvenida a su primer día —dijo sin mirarla, su tono formal pero cargado con una calma imponente—. Tome asiento. Nina obedeció, sentándose en la misma silla que el día anterior. Su mirada seguía fija en él, estudiando cada uno de sus movimientos. Había algo en la forma en que Alessandro Moretti ocupaba el espacio, una seguridad y un control absoluto que resultaban casi sobrenaturales. Finalmente, él se dio la vuelta y la observó con esos ojos grises que parecían atravesarla. —Antes de que empecemos, quiero dejar algo claro —dijo, caminando lentamente hacia su escritorio y sentándose frente a ella—. Este trabajo no es sencillo, y mucho menos para alguien sin experiencia. Pero algo me dice que usted no es una persona común. Hay una fuerza en usted, una determinación que no he visto en mucho tiempo. Nina parpadeó, sorprendida por sus palabras. No estaba segura de si era un cumplido o una advertencia. —Gracias, señor Moretti. Haré mi mejor esfuerzo para estar a la altura de sus expectativas —respondió, aunque el ambiente en la sala se sentía cada vez más denso. —Eso espero —replicó él, inclinándose ligeramente hacia adelante—. En este mundo, el fracaso no es una opción. Esas palabras resonaron en su mente. No había duda de que Moretti no era un hombre que tolerara la mediocridad. Pero, más allá de eso, había algo en la forma en que lo dijo, en la frialdad calculada de su tono, que la hizo estremecerse. No era solo un hombre de negocios; era un depredador, en toda la extensión de la palabra. Las siguientes horas transcurrieron en una sucesión de instrucciones precisas. Olivia le mostró a Nina cómo gestionar el calendario de Alessandro, cómo organizar las reuniones y tratar con los diferentes socios y ejecutivos que trabajaban con la empresa. Pero mientras aprendía las tareas prácticas, una parte de Nina no podía dejar de sentir que algo más estaba sucediendo. Las miradas furtivas de algunos empleados, las conversaciones que cesaban abruptamente cuando ella se acercaba... Era como si todos supieran algo sobre Alessandro Moretti que ella aún no había descubierto. Alrededor del mediodía, Alessandro salió para una reunión y Olivia le asignó algunas tareas de archivo. Nina aprovechó la oportunidad para explorar un poco más, aunque sabía que no debía. En su búsqueda, terminó en una pequeña sala adjunta a la oficina de Alessandro, un lugar que claramente estaba reservado para asuntos privados. En una de las paredes colgaban varias fotos de eventos de negocios, pero había una en particular que capturó su atención. Era una foto en blanco y n***o de un grupo de hombres, todos ellos con semblantes serios, de pie en una especie de ceremonia. En el centro estaba Alessandro, más joven, pero con la misma mirada penetrante. Sin embargo, lo que más llamó su atención fue el símbolo que todos llevaban en el pecho: una marca que Nina reconoció inmediatamente. Era el símbolo de una manada de lobos. El corazón de Nina dio un vuelco. ¿Qué significaba eso? No podía ser una coincidencia. Su mente comenzó a procesar rápidamente las posibilidades. Alessandro Moretti no solo era un CEO poderoso, sino que también podría estar vinculado al mundo de los hombres lobo. Y no de cualquier manera, sino como parte de una manada antigua y posiblemente peligrosa. Antes de que pudiera reflexionar más sobre lo que había descubierto, la puerta se abrió de golpe, y Alessandro apareció en el umbral. Sus ojos grises estaban fijos en ella, más oscuros de lo habitual. Por un momento, el aire en la sala pareció cambiar, como si la temperatura bajara varios grados. —¿Algo que le interese, señorita Del Valle? —preguntó con suavidad, aunque su tono contenía una clara advertencia. Nina sintió cómo el pánico la envolvía, pero hizo un esfuerzo por mantener la compostura. —Solo estaba revisando los archivos como me indicó Olivia —dijo, señalando los documentos en su mano, intentando parecer casual. Alessandro no apartó su mirada de ella durante lo que pareció una eternidad. Finalmente, dio un paso hacia atrás y la invitó a salir de la sala con un gesto de la mano. —Acompáñeme. Tenemos más que discutir. Mientras caminaba tras él, Nina no podía dejar de pensar en lo que acababa de descubrir. Moretti no era solo un hombre poderoso. Había algo más, algo profundamente oculto bajo su fachada de control absoluto. Quizás, de alguna manera, Alessandro Moretti estaba más conectado a su pasado de lo que ella jamás habría imaginado. Y eso la asustaba tanto como la intrigaba.
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