21.

640 Words
21. Luego de una larga hora de aburrimiento puro y silencio, en medio de la sala que hay dentro de la pirámide, para mi suerte, el hombre, comienza a recobrar algo de consciencia. —Esos glifos, son seres dormidos —balbucea tan bajo que me dificulta escucharle—, ellos despertarán para el final de los tiempos… como lo hicieron hace cinco siglos antes… Yo que estoy a unos pasos de él, me giro y le miro a la cara que parece la de un tipo de no más de veinticinco años. —Así que eres un anciano —le digo para que no se vaya a olvidar que estoy ahí, haciéndole de nana y salga una vez más prácticamente volando a hacer una de sus travesuras. —No pienses moverte, tengo la pierna dormida… —le advierto y muevo la dichosa pierna para recobrar la circulación, pero es inevitable que de mi linda boquita no salga algo muy propio de mí— ¿Es que tenías que darte una buena siesta, ahora mismo? Me lleva la chucha, estoy de malas, y él, por más que sea un ser celestial, por su bien será mejor que vaya acostumbrándose. El hombre recoge la ropa de un costado, lo ha dejado caer cuando se vino a bajo, y ahora está polvorienta. —No vayas a… —trato de evitar que lo haga, pero es tarde, sacude del polvo, primero la remera que parece ser una talla menos, y luego los pantalones vaqueros, que sospecho que le quedarán demasiado justos. ¡Maldición! Estornudo sin parar, mientras él se viste abiertamente y sin proteger su intimidad, así que voy estornudando sin perderme ni un solo detalle de sus movimientos. —No es así como debía pasar… —musita nuevamente él. Los rumores dicen que una vampiresa poderosa, a la que llaman Isharys es la responsable de la masacre, que a invocado a los seres carroñeros, y que estos, como ratas se fueron devorando todo el que tuviera vida. —Tengo que verlo por mí mismo —dice y se pone en pie. Le sigo por detrás. Salimos de la pirámide. Ahora sus ojos se fijan en las calles, y ve los restos cadavéricos de los nativos humanos que al igual que sus ancestros, han sigo masacrado por la vampiresa. —He llegado tarde… —musita con tono fúnebre en la voz. —¿Tarde para qué? —Para evitar que Isharys despierte. Veo que tiene idea de lo que ha pasado en este lugar. —El jefe dice que Isharys anduvo operando al menos en los últimos dos siglos, así que no lo tomes personal, pero sí. Llegaste un par de siglos tarde... Aún siente el polvo del terror arremolinándose en el aire. Todo el mundo ha muerto, y los muertos malditos se desplazan con libertad. —He llegado tarde. En su voz hay cierta incredulidad, como cuando sabes que te ha pasado todo lo malo a ti, pero que no lo asumes, y tu mente lucha y prefiere vivir en negación, algo así es lo que siente ahora mismo, pobre, me da pena verle en ese estado. Quisiera saber al menos su nombre para dirigirme a él. —Tranquilo, si hay algo bueno que ha salido de toda esta mierda es que aquellos que han participado en esta masacre han caído en una maldición: “Tu sangre será perpetua, incluso en el infierno y los fuegos eternos” —repito como si fuera una oración. El rostro del hombre, del que aún no he tenido la oportunidad para preguntarle si cuenta con un nombre, me dice que todo esta mierda es una pesadilla para él. Sus ojos se entristecen y las comisuras de sus amplios labios se curvan hacia abajo… Maldición, puedo sentir su dolor…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD