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Terminamos de comer y paseamos algunas zonas de Grecia, quedamos en que íbamos a dejar que fluyeran las cosas. Caminando por el Templo de Zeus y la Escuela de Aristóteles, agarrado de manos como si fuéramos una pareja, no se sintió mal me divertí mucho, pero a veces no podía dejar de sentirme culpable por no decirle quien soy en realidad, que soy más que una piloto. Eso es frustrante, porque una parte de mí quiere decirle salir de ese estrés y que sea lo que él decida, pero la otra no puede decirle por miedo a como va a reaccionar, ha perder esto bonito que estamos teniendo mientras que no sea trabajar juntos. - Estás muy pensativa aún no me crees lo de Barraz. - No, es decir, si te creo no es eso. Solamente que me gusta que hayas venido y aclarado todo el inconveniente. No muchos lo