KATRINA Llegue a casa de los abuelos, sé que no son mis abuelos de sangre; sin embargo, ellos me consideran como una integrante más de su familia y por mi parte ocurre lo mismo. No sabía que se convertirían en el pilar más fuerte, dentro de algunos meses. Ahora, solo espero que Lina se encuentre en casa, ¿y si no está?, no sé qué mierda haré entonces, quizá… esperarla. Le pagué al taxista y en cuanto baje toque con un poco de nerviosismo el timbre, pero quien me recibió con una hermosa sonrisa fue nada más y nada menos que Lina. —Kat, pero que sorpresa —la abracé y ella me regreso el abrazo— pero pasa mi niña, anda —sonreí levemente y entre, en cuanto lo hice, mi rostro cambio a uno más decaído, Lina de inmediato se dio cuenta y pregunto— ¿te sucede algo Kat? —solo asentí, llegamos a la