Justo cuando salí del coche, Harry había cerrado la puerta de su lado con un duro portazo. El hombre que nos conducía había sido ajeno a nuestra conversación todo el tiempo, lo cual agradezco, considerando que si alguien viera nuestra interacción, deduciría cosas que debían mantenerse en secreto. Sentí un viento cálido contra mi piel. La noche era más fresca que el mediodía. Había muchos vestidos, de diferentes colores sobre diferentes pieles. Me sentí extraña siendo una de las únicas de blanco. La mayoría vestía de n***o, los tonos más llamativos de rojo. Rosa, incluso amarillo. O un naranja melocotón que complementaba su piel bronceada. La gente de Sicilia era impresionante y única a su manera. Su estilo, su cultura en general, es fascinante. Harry caminaba detrás de mí, guiando mi cu