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1709 Words
Malia Me encontraba en el centro comercial junto a Karla, había decido ir por unos helados aprovechando nuestro día libre de universidad, yo había permanecido sumida en mis pensamientos, no podía sacarme al chico de sonrisa arrogante de la cabeza, como si se me hubiese tallado la cara en la cabeza y como me fastidiaba, era como esa canción que odias, pero que no te puedes sacar de la cabeza, no habíamos tenido el mejor comienzo y puede que eso de alguna manera influya en este lío de cabeza, pero sin duda sentía que había algo más, como si le conociera de antes, como sí... - ¿Cuándo me vas a decir que te estás pasando?, te conozco y hay algo que no deja de darte vuelta en la cabecita Malia, habla de una vez. - No, es nada, solo que tenemos examen, la próxima semana y aún no consigo acabar con los resúmenes. -que acababa de hacer, mentir a Karla de alguna manera, algo en mí prefería mantener todo este tema en secreto, no es lo correcto, quizás deba...no, no se podrá histérica con todo esto y es lo que menos necesito, no conoceré paz alguna si se llegara a entera, obviamente le diré, no podría dejarla fuera, pero en un momento más razonable, no cuando yo misma quiere arrancarle la cara de arrogante al bastardo. -Qué carajo... -dijo sin querer en voz alta, ante lo que acababa de pensar. - Malia, seguro que estás bien?, fingiré que te creo, porque no sería la primera vez que amaneces despierta salvando el semestre, sin duda diría que te encanta ese tipo de adrenalina, pero estoy casi segura que hay algo más, seré paciente esta vez y esperaré que me cuentes, después de todo para eso estamos las amigas para apoyarnos mutuamente. - Lo sé. -dije con calma. - ¿Volviste con el cretino ese? -cuestiono rápidamente a lo cual reaccione atragantándome con el helado. - Por Dios, puedes parar. -digo fulminándola con la mirada ante su intensidad. - Tenía que intentarlo. -confeso para soltar un bufido de alivio, a lo cual reaccionó voltean los ojos. - En serio creíste? -dije asombrada por lo que acababa de decir. - Es tu primer amor, se podría decir amabas y quizás ama a ese chico como una loca. - No quiero hablar de ello ahora -dije sin poder evitar afligirme ante los recuerdos que golpean con fuerza mi cabeza. - A donde vamos. -dice al observarme ponerme de pie. - Quiero ir a casa, necesito descansar y quizás deba adelantar algunas cosas, seguir tu ejemplo. - En serio, amiga doy asco con mis calificaciones. - Deberíamos ir a estudiar, siendo así Karla. -Mientras caminábamos por los pasillos. - Como odio, cuando te cargas ese mal humor encima, arruinas cualquier posibilidad de un momento divertido. - Siento arruinarlo. - Igual quería volver a casa a terminar una serie y ver si me digno a doblar aquella ropa que ha permanecido por semana en aquella silla. -bufo como si la simple idea de imaginar hacerlo la agotara. - Te has convertido en toda una holgazana, donde se fue esa chica que necesitaba tener el control de todo. - Esa chica, ya es historia. -Río, a lo cual yo también reí. Aidan Me encontraba organizando mis cosas, había conseguido violar mi antiguo departamento y coger algunas de mis cosas, de seguro me esperaba una denuncia en la comisaria, así eran las personas como él, carente de valor para solucionar las cosas por sus propias manos. - ¿Qué haces aquí? - Tengo que confesar que estoy realmente sorprendido, no sé, siquiera si puedo llamarlo así.. -le interrumpí esta vez. - ¿Que es lo que quieres? - ¿Es indignante tu pregunta, resulta que pasaba por aquí y pensé seguro estará bien, donde quedo todo eso de odiar los humanos y mantenerte lejos de ellos? - ¿Cuándo te di permiso deliberado de opinar en mis asuntos, que te tenga sin cuidado lo que hago y dejo de hacer con mi vida, sí. - Vida... sonó hasta poética, ya empiezas a aprenderte los diálogos humanos, debería estar orgulloso de ti. - ¿Ve al grano y dime a que has venido? -dije ya fastidiado por su molesta presencia. - Tengo un mensaje para ti. -dijo mientras se ponía serio. - No sabía qué hacías de correspondencia. - dije con ironía. - Quieres verte - Le ahorraré el viaje, no vaya a maltratar el plumaje, no me interesa meterme en sus negocios sucios, solo estoy de paso por aquí y no me interesa en lo absoluto pertenecer a ningún bando. - De paso, hace cuanto me dijiste eso, ¿50 años?, te han cortado las alas tu padre, después de tanto servicio y obediencia, estás seguro de que no quieres vengarte, ni siquiera de tus hermanos que te dieron la espalda y voltean la cara porque le das asco. - Yo hice lo correcto y no me arrepiento de nada en lo absoluto y si el padre ha decidido que esto es lo que merezco, quien soy yo para cuestionarlo, después de todo no soy nada más que pobre diablillo. - Tú más que nadie sabes, que un ángel pierde su gracia al mezclarse con humano, el pecado te hace humano y una vez humano la oscuridad te reclamara, solo estás postergando lo inevitable. - No me hagas perder más tiempo, y déjame disfrutar lo poco que me queda. -le dije con una sonrisa ladina, borrando la suya de un golpe. - Empiezas a colmar mi paciencia. -dice tronándose los dedos - Aquí es donde empiezan las amenazas, ya empezaban a aburrirme las amistosas charlas, encantaría ver que es lo que tienes. -dije de manera amenazante cortado el espacio entre él y yo. - Estaré de regreso cuando menos lo piense, pero que lo consideres esta entonces. -dice mientras me miraba fijamente. - Ya empiezas a hartarme. -Escupí al ver como se esfumaba, empezaba a colmarme la paciencia. -No sé de qué manera debo explicarle que no, me interesa ser parte de esto. -Gruñí molesto ante la situación. Los humanos podía volverse ángeles, según el resultado de su trayecto en la tierra, los ángeles podían volverse humanos a causa del pecado o la desobediencia, como también podía volverse demonio, porque una vez humanos la oscuridad lo reclamaba como suyo, no había nacidos para ser humano, habían nacido con el propósito de servir aún bando. Malia - Necesito pasar al baño. -dijo Karla mientras sostenía su parte baja dando brinquiños. - Estoy seguro de que puedes aguantar a tu casa, está a solo dos esquinas, Karla. -dije intentando persuadirla. - Estás loca, se me saldrá el pis antes de que llegue a la esquina más cercana, por Dios malia. -suplico mientras intentaba arrebatarme el llavero para entrar a la casa, lo cual esquive. - Ni siquiera he lavado el baño esta semana, esta hecho una asquerosidad, no te recomiendo entrar. -digo haciendo cara de asco. - Me importa, no lo quiero para fotos, necesito orinar yaaaaaaaaaa. -grito con desesperación. - Juro que había una cucaracha esta mañana, ni siquiera he podido bañarme bien. - Ese no es roby. -dijo para en un ágil movimiento arrebatarme la llave y abrir rápidamente la puerta. - Kar... - ya se habia desaparecido de mi campo de visión, entre despacio como ladrón al asecho, rogándole a todos los santos que no estuviera ahí. - ¿Qué estás haciendo? Dice el individuo al verme esconder debajo de la almohada del sofá su chaqueta. - Te la guardaba. -digo rápidamente. - ¿Me la guardaba? -dice arqueando las cejas. -debajo del sofá, me pareció más bien que la escondía. - No, no, bueno si, siii me descubrirte, sabes que la delincuencia está terrible, dije esta chaqueta parece cara, y no quería que fueras a pensar que yo la habia robado, si alguien se la llevara. - ¿Me puedes explicar, como sería posible eso con la puerta cerrada con llave? -dice embozando una media sonrisa, como si aquella situación le resultaba divertida u entretenida. - Te sorprendería lo que pueden hacer hoy en día.-indignada ante su poca credibilidad a mi palabra. -Maliaaa, no puedo creer que me hayas metido de esa manera, espero que haya sido solo una broma que juro que tu vas a hacer la causante de que tuviera que ponerme una vejiga de plástico, en sé.... -se detuvo a mientras me observaba detenidamente, yo permanecía delante de este individuo tapándolo. - He? -digo rompiendo el silencio. - Eres consciente de que es más grande que tu por casi dos cabezas? -dice con obviedad e indignación ante lo que yo intentaba hacer. - No puedo creer esto. -dice aún perpleja. - No, es lo que piensas, es mi compañero de piso. - ¿compañero?, por qué razón me ocultarías tu compañero de piso, Malia, ¿te gusta y no quería que se fijara en mí o yo en él? -dice llevando sus manos a su boca con asombro, suspire profundo intentando darle una clase de sentido a todo lo que estaba pasando, pero no encontraba el pie y mucho menos la cabeza de esto. - Soy Aidan. -se presentó, mientras extendía su mano y sentía su respiración justo en mi nuca, junto a su aliento, erizando cada poro de mi piel. - Mi nombre es Karla, por cierto soy su mejor amiga. -mientras me fulminaba con la mirada, pasarían semanas en las que tendría que darle mucho capuchino en la mañana para que me perdonara esto. - ¿Quieres sentarte? -dice rompiendo el silencio nuevamente. - Sí, no.- dice ladeado su cabeza ante su estupidez. - Debo hacer unas cosas. - Tengo que explicarte. -dije en un hilo de voz, a ver como se acercaba a la puerta para marcharse, iba a matarme y venderme por pedazo por esa cruel traición. - Eso espero. -sentencio, para salir. - por cierto, la chaqueta vale 10 dólares. -dice para dejarme parada como una estúpida y desaparecer de mi campo de visión, gruñí en serio como lo odiaba, era despreciable y molesto, camine hasta mi cuarto y cerré con un portazo, para luego tirarme a la cama y ahogar un grito en mi almohada.
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