Una brisa ligera y fresca sopla suavemente contra nuestras caras sudorosas y cuerpos pegajosos y sobrecalentados, refrescándonos y brindándonos el alivio que tanto necesitamos, mientras que por encima de nuestras cabezas la luna tiene un color blanco fantasma pálido, un marcado contraste con el sol abrasador rojo anaranjado intenso en el oeste que es la dirección en la que nos dirigimos. Es una rareza... tener la luna y el sol en el cielo simultáneamente, pero es una rareza común si eso tiene algún sentido. — Jane, ¿estás bien? — pregunta suavemente detrás de mí. — Estoy bien— Miro por encima de mi hombro y le sonrío. Como la mayoría de las personas en el convoy, nos dejamos pasar para que podamos proteger la retaguardia, el y yo estamos montando un camello doble, Travis sentado detrás